Hermanos de carga con la imagen del Cristo de los Doctrinos. / Almeida
LAS PROCESIONES EN CIFRAS

La Soledad encabeza el censo de cofrades de la capital, donde hay registrados 9.370 penitentes

Hermandades como la Vera Cruz fomentan la inscripción de nuevos cofrades cediendo hábitos antiguos

C. H.

Martes, 15 de abril 2014, 18:47

«Parecemos muchos, pero en realidad la Semana Santa de Salamanca es un monstruco con los pies de barro». Así define Antonio Santos, hermano mayor de la Vera Cruz la situación de las hermandades salmantinas en cuanto a número de cofrades. Tras la fuerte crisis de los años 70, tocó vivir el lado contrario de la moneda en los 80, cuando un fuerte resurgir de las inscripciones revivió a muchas hermandades que estuvieron a punto de desaparecer, como pudo ser la Seráfica Hermandad de Nazarenos del Cristo de la Agonía. En la actualidad la situación no es mala, pues se ronda, como desde hace años, los 10.000 penitentes, pero tanto Antonio Santos como otros hermanos mayores, expresan su preocupación por un futuro que se intuye complicado. Hasta ahora, en términos generales, las altas de cada año han compensado las bajas en todas las cofradías, a un ritmo de entre 30 y 50 nuevos cofrades cada temporada. La Soledad se mantiene a la cabeza de las hermandades salmantinas, con sus 2.800 devotos de la imagen que creara Mariano Benlliure en los años 40. Le sigue la otra gran cofradía de la Semana Santa de Salamanca -y tradicional rival de la Soledad-, la Dominicana, con 1.200 hermanos. A partir de ahí las cifras bajan ya del millar de cofrades, desde los 850 en los que se sitúa Amor y Paz, hasta los 200 de la Universitaria, pasando por los 720 del Jesús Rescatado o los 500 de la Vera Cruz, por citar algunos ejemplos.

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Crisis económica

Al hablar de las cofradías, no se puede dejar pasar tampoco la crisis económica, que ha hecho mella en la mayoría.

Es este un fenómeno, el de la crisis económica en las hermandades, que conviene mirar desde varios puntos de vista. En primer lugar, desde aquellos hermanos que dejan de pagar las cuotas, bien por no poder permitírselo, o bien porque deciden dejar de participar en la vida de la cofradía, desapareciendo sin más. Si hablamos de la primera de las situaciones, las hermandades suelen ser comprensivas, y, en muchos casos, incluyen a sus propios hermanos en sus actividades sociales. En el caso de la cofradía del Silencio, en el barrio de Pizarrales, que se ha caracterizado siempre por trabajar muy de cerca con la parroquia de Jesús Obrero para atender las necesidades de los vecinos, muchos de ellos cofrades.

Por otro lado, la crisis también puede afectar a la hora de decidir si hacerse o no hermano. El coste del hábito no baja de los 150 o 200 euros, un desembolso importante en estos tiempos. Por ello, la hermandad de la Vera Cruz se propuso este año facilitar hábitos antiguos a aquellos que quisieran formar parte de su nómina de hermanos. «Queremos dar todas las facilidades posibles para incluir nuevos cofrades, porque es cierto que somos muchos pero hay que empezar a prever el cambio generaciona», comenta Antonio Santos.

En este sentido, los grupos jóvenes de las hermandades y las secciones infantiles o de monaguillos son imprescindibles para el mantenimiento de la vida en las cofradías. Es conocida en la ciudad la actividad constante que mantiene, por ejemplo, el grupo de jóvenes del Jesús Despojado, la asociación San Benito, que organiza desde hace tres años el pregón joven de la Semana Santa de Salamanca. También tiene mucha fuerza el grupo de jóvenes San Juan Evangelista de la archicofradía del Rosario, hermandad de gloria pero con relevancia ya dentro del panorama de la Semana Santa salmantina, como demuestra la organización de la exposición de pasos en miniatura que se puede contemplar en Vialia.

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