Borrar
El joven Michele Alboreto CON Ken Tyrrell.
FÓRMULA 1: COCHES, PILOTOS E HISTORIAS

El envite del Tío Ken

El Gran Premio de Estados Unidos de 1982 se desarrolló en un circuito montado en el aparcamiento de un casino de Las Vegas. Solo Ken Tyrrel apostó por su piloto

SANTIAGO DE GARNICA

Sábado, 5 de abril 2014, 14:26

Había pasado aquel tiempo en que los coches azules con las tres letras de la petrolera ELF brillaban de la mano de Jackie Stewart y François Cevert a principios de los años setenta. Ken Tyrrell, el Tío Ken, el hombre que hizo fortuna con negocios de madera y se convirtió en constructor de Fórmula 1, era el único que una década después aún creía en la histórica escudería de Oakham, sostenida con los escasos recursos de sus recuerdos.

La aventura se mantiene con pilotos que aportan dinero para ponerse al volante de los Tyrrell. Al principio de la temporada europea de 1981, el conde Zanon se pone en contacto con Ken. Este aristócrata era un verdadero mecenas que había llevado a Ronnie Peterson a March en 1972, y luego a Tyrrell, en la época del P34 de seis ruedas.

Zanon aportaría dinero a cambio de que Tyrrell sentara en uno de sus coches a un joven milanés de carácter íntegro y bien educado llamado Michele Alboreto. El asunto le gustó al Tío Ken, pues el italiano era el flamante campeón de Europa de Fórmula 3 y llegaba con dinero.

El viejo patrón no se imagina que el talento de Alboreto le devolverá a los días de gloria ya olvidados. La resurrección no llega hasta año y medio después y en el aparcamiento de un casino de Las Vegas, donde se ha montado un circuito delimitado con peligrosos muros como marco del Gran Premio de EE UU, última prueba del Mundial de 1982. Allí, Ken Tyrrell descubre con inmensa sorpresa que su piloto número uno está 20 a 1 en las apuestas de los corredores del lugar.

Convencido de que Michele podía hacer un buen papel en un trazado donde la potencia importaba menos que el pilotaje, Ken lleva a sus mecánicos a las ventanillas de apuestas para gastar su dinero en Alboreto. Cuando la tarde de los entrenamientos de clasificación el piloto italiano sitúa su Tyrrell con motor atmosférico Cosworth en tercera posición, por detrás de los potentes Renault Turbo de Prost y Arnoux, los bookies se dan cuenta de su error: la cotización del piloto pasa a 3 contra 1

La carrera ha de servir para decidir el título de campeón entre Keke Rosberg (el padre de Nico), con Williams, y John Watson, que pilota para Mclaren. El resto busca solo ganar ese día. Alboreto sabe que puede jugar su baza. Sale mal, y es absorbido por el pelotón. Fuerza el adelantamiento y se roza suavemente con el Ligier de Cheever.

El Tyrrell, ya en solitario y con la huella de la rueda del Ligier marcada en su flanco, se lanza a la caza de los Renault, que van en cabeza. En la vuelta nº 20 Arnoux rompe el turbo y veintisiete vueltas más tarde Michele supera a Prost.

Ya va primero el Tyrrel nº 3, como en los viejos tiempos. Michele sabe que su primer triunfo está al alcance de la mano, pero aún quedan 28 vueltas. En el boa el Tío Ken contiene la respiración, pues desde el año 1973 (su última gran temporada) solo ha logrado cinco victorias.

Llega la vuelta 75 y baja la bandera a cuadros con Alboreto primero. Las gentes del equipo no pueden contener la emoción. Michele sube al podio con Rosberg, al que un quinto puesto le convierte en campeón del mundo, y recibe el trofeo de manos de la cantante Diana Ross. Mientras el viejo Ken, famoso por su tacañería, enseña a todo el mundo el recibo de su apuesta: 100 dólares en 20 contra 1: «Ya os dije que había que apostar por Michele este fin de semana».

Tyrrell solo ganará un Gran Premio más, al año siguiente en Detroit y con Alboreto. Luego vendrá un largo desierto hasta la venta del equipo, en 1998. Alboreto se va a Ferrari en 1984, pero si bien gana tres grandes premios, la falta de fiabilidad de los monoplazas rojos le aparta del título. Pero ama las carreras y tras correr varios años en F1, hasta con un modesto Minardi, se va al equipo Audi de Sports, con el que gana en Le Mans en 1997. El 25 de abril del año 2001 prueba un R8 LMP en el circuito de Lausitzring. Un neumático falla y Michele muere en el impacto contra un muro. Cuatro meses después, Ken Tyrrell pierde la batalla contra el cáncer en su casa de Surrey, rodeado de sus recuerdos, entre ellos las fotos de sus dos últimas victorias, las de Alboreto.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla El envite del Tío Ken

El envite del Tío Ken
logo

Debido a un error no hemos podido dar de alta tu suscripción.

Por favor, ponte en contacto con Atención al Cliente.

logo

¡Bienvenido a ELNORTEDECASTILLA!

logo

Tu suscripción con Google se ha realizado correctamente, pero ya tenías otra suscripción activa en ELNORTEDECASTILLA.

Déjanos tus datos y nos pondremos en contacto contigo para analizar tu caso

logo

¡Tu suscripción con Google se ha realizado correctamente!

La compra se ha asociado al siguiente email