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Javier Sotomayor, ayer en las pistas del Helmántico junto a la placa conmemorativa que recuerda sus dos récords del mundo logrados en Salamanca.ALMEIDA
El regreso nostálgico del campeón cubano a Salamanca
ATLETISMO

El regreso nostálgico del campeón cubano a Salamanca

Visita relámpago de Javier Sotomayor a las pistas del Helmántico, lugar en el que batió en 1993 el récord del mundo de altura que todavía sigue vigente casi 21 años después

JUANJO GONZÁLEZ

Miércoles, 26 de marzo 2014, 14:01

Llegó con puntualidad cubana. Es decir, una hora más tarde de lo previsto, en un gran Mercedes de la embajada de su país en Madrid. Pero desde que salió del coche, una mezcla de sonrisa y melancolía no se apartaron de su cara. El viernes participó en un foro deportivo en Mallorca y antes de regresar a su país quiso pasar por su ciudad talismán. Bajó las escaleras de las pistas del Helmántico con parsimonia, sacó su móvil y comenzó a grabar toda la instalación hasta que se detuvo en un lugar mágico para él y para el atletismo. Javier Sotomayor (Cuba, 13 de octubre de 1967) batió dos veces el récord de salto de altura en Salamanca en el tristemente desaparecido Gran Premio Diputación cuando visitaban la capital charra lo mejor de lo mejor del atletismo mundial. La primera vez fue el 8 de septiembre de 1988 y subió hasta los 2.43. Pero lo mejor estaba por llegar. Cinco años después, el 27 de julio de 1993, voló hasta los 2.45 que a día de hoy, casi 21 años después siguen siendo el actual récord del mundo de esta especialidad atlética. Poco después, recibiría por ello el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes sucediendo a Miguel Indurain. En la actualidad hay varios atletas (el qatarí Barshim, el ucraniano Bondarenko y el ruso Ukhov) que están rondando los 2.40 en sus saltos de forma regular y es posible, quién sabe, que su récord -y el de Salamanca por tanto-, deje de estar en los primeros registros de los libros del deporte. El 4 de marzo celebró los 25 años de su otro récord mundial vigente: el de pista cubierta con 2.43. En toda su carrera destacan el oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona o la plata de Sidney, los dos oros mundiales al aire libre o los cuatro 'cubiertos' y cinco récords del mundo en sus interminables piernas.

Las pistas del Helmántico se bautizaron con su nombre en 1994 colocando una placa a su entrada, pero en 2002 el Ayuntamiento la retiró después de que el cubano diera positivo en dos controles. Él siempre lo negó. «Se dio a conocer al mundo una sustancia (cocaína) y una cantidad que, de haberla consumido, no sólo me habría impedido totalmente saltar, sino incluso seguir con vida», ha declarado recientemente. Después su sanción se redujo a un año y pudo competir en los Juegos de Sidney de 2000. Tras su retiro, aparecieron nuevas acusaciones de dopaje y una sanción de por vida. Pero eso es otra historia muy larga y sin un final claro. Ahora es el vicepresidente de la Federación de Cuba y trata de devolver al atletismo de su país a los grandes momentos que brindaron él, Iván Pedroso o Ana Fidelia Quirot, entre otros.

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