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Fotografía de archivo (Madrid, 16/06/1977), del entonces presidente del Gobierno Adolfo Suárez, junto a su esposa Amaparo Illana, y sus hijos (de izda a dcha) Javier, Marian, Sonsoles, Laura y Adolfo, en el Palacio de la Moncloa. / Efe
Los Suárez-Illana, una familia marcada por la tragedia
ADOLFO SUÁREZ

Los Suárez-Illana, una familia marcada por la tragedia

El cáncer se cebó en la familia del expresidente, que en tres años perdió a su esposa y a su primogénita

EL NORTE

Domingo, 23 de marzo 2014, 17:04

Tan claro había tenido desde muy joven Adolfo Suárez su destino como hombre de Estado, que para cumplir todas sus aspiraciones políticas, a las que se entregó en cuerpo y alma, sacrificó durante décadas su papel de marido y de padre.

En sus tiempos en la Presidencia del Gobierno, entre 1976 y 1981, Suárez puso en un segundo plano su ámbito familiar. Eran tiempos de idas y venidas, de incesantes reuniones con el Rey y de angustiosos trasiegos en el Palacio de la Moncloa, de la que fue junto a su mujer, Amparo, y sus cinco hijos (Marian, Adolfo, Laura, Sonsoles y Javier), la primera familia que la habitó en democracia.

En 1981, Adolfo Suárez anunció su dimisión como presidente del Gobierno. Un hecho al que sus más allegados sacaron el lado positivo: por fin recuperaría la tranquilidad perdida y todo ese tiempo que le hbía robado a su mujer y a sus hijos. Sin embargo, esta dimisión fue el inicio del duro camino que le quedaba por recorrer.

En las elecciones generales de 1982 su nuevo partido, el CDS, que fundó tras su traumática salida de una UCD exhausta por las guerras intestinas apenas recogió unas migajas en las urnas ante la apoteosis del PSOE, y aunque cuatro años después mejoró sus resultados hasta situarse como tercera fuerza política; su respaldo popular fue decreciendo. En 1991, cansado y desencantado, Suárez dimitió y abandonó la política, la que había sido su auténtica razón de ser durante toda su vida.

Sólo un año más tarde, Suárez recibió la noticia de que su hija primogénita, Mariam, padecía cáncer. La familia hipotecó su residencia en Ávila para hacer frente a los gastos del tratamiento de Mariam, embarazada de su segundo hijo. Un año más tarde, a su esposa Amparo Illana, le diagnosticaron la misma enfermedad.

El verdadero varapalo llegó siete años después. En mayo de 2001, la mujer de Suárez fallecía de cáncer en su domicilio a los 66 años. «Adolfo se quedó desamparado», según describen desde su entorno cercano. En ese momento, su hija mayor, Marian, parecía superar la enfermedad, pero que terminaría también con su vida tres años después. Antes, en plena lucha contra su dolencia, publica Diagnóstico: cáncer. Mi lucha por la vida', un libro donde narraba su dramática situación

Su ojito derecho

Suárez se sentía muy unido a Marian. Era su ojo derecho, con la que más confianza tenía, por lo que la recaída que acabó con su vida sumió al expresidente en una profunda depresión: «La muerte de su hija le dejó derrotado», indican sus allegados. «Es una época en la que también comienza a perder facultades, hasta que le diagnostican Alzheimer».

El cáncer, una enfermedad maldita que se cebó con las mujeres de la familia Suárez, alcanzando también a Sonsoles. La hija rebelde como muchos medios la bautizaron por su matrimonio con Pocholo Martínez Bordiú un fracaso, tal y como habían augurado todos los que conocían a uno y otro, tuvo que abandonar su trabajo en televisión para poder someterse al tratamiento en 2003. Consiguió superar la enfermedad que ya se había llevado a su madre y a su hermana.

Su tercera hija, Laura, conocida como 'la hija bohemia', decide no hacerse chequeos para no saber, como medida de defensa. En los últimos años se convierte en el mayor apoyo de su padre.

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