CÉSAR BLANCO
Domingo, 19 de enero 2014, 19:59
Han pasado tres años y diecinueve días desde que el tabaco desapareciera y se desvaneciera de los bares, cafeterías, discotecas y restaurantes. Una hostelería sin humos que no contentó a todos. El endurecimiento de la ley de prevención y venta del tabaquismo que sacó adelante, no sin polémica y oposiciones, el anterior gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, sigue vigente y quizás ya pocos se acuerden de aquel primer día enero de 2011 (que en realidad fue le 2 por la tregua de las fiestas de Nochevieja) con la novedad del cartel de 'prohibido fumar'. Los ceniceros colocados en las puertas y los clientes apurando el cigarro en la calle. Son estampas que entonces chocaron pero que ya se han hecho habituales.
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Pero los que no se olvidan tan fácilmente de la norma y la tienen muy presente cada vez que han de ponerse a cuadrar las cuentas y márgenes son los negocios directamente vinculados la sector del tabaco. Expenderías, estancos... incluso los propios bares. Algunos añoran esos beneficios cuando las vacas han adelgazado tanto para la hostelería.
Es cuestión de coger la calculadora, escudriñar en los números y hacer esas cuentas. Y para ayudar a ello están los datos que periódicamente publica el Comisionado para el Mercado de Tabacos, órgano dependiente del Ministerio de Hacienda. Si albergaban alguna duda sobre la repercusión de aquella vuelta de tuerca legal que prohibió el consumo de tabaco en establecimientos hosteleros, los cálculos las despejan. Sí, cada vez se compran menos cajetillas. El formato tradicional y mayoritario entre los fumadores del típico paquete de veinte cigarrillos ha sufrido un desplome superior al 31% en los que respecta a las unidades vendidas en la provincia segoviana solo en los tres años que ya se alarga el veto legal a los humos en los bares. Son resultados a 30 de noviembre de 2013. Dicho de otro modo, son 3.754.843 cajetillas menos desde la instauración de la normativa más férrea.
Objetivo legal cumplido
En dinero contante y sonante, esa caída se traduce en una reducción de 8,8 millones de euros en el gasto efectuado por los segovianos solo en cajetillas. A falta de conocer los datos correspondientes a diciembre, el año pasado la facturación alcanzaba los 31,1 millones de euros por paquetes, cuando tres años atrás, justo antes de la entrada en vigor de la prohibición que afecta al consumo en la hostelería, esas ventas habían generado un negocio superior a los 40 millones a la misma altura del ejercicio.
El propósito de la ley antitabaco impulsada por el anterior gobierno socialista está cumplido. Los números dan fe de esa del reducción del consumo, que se remonta ya a los primeros pasos de la lucha emprendida por el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, cuando en 2006 entró en vigor el primer texto que restringía los nocivos humos en los lugares de trabajo y espacios públicos. Con el retrovisor enfocado en aquel momento, la caída de las ventas es todavía más pronunciada. Aquel año del estreno se habían consumido en la provincia segoviana, entre los meses de enero y noviembre incluidos, 13.171.386 cajetillas. Ahora estas ventas han bajado a 7.266.398. El descenso de casi el 45% en las unidades vendidas en la provincia es esclarecedor de que el efecto que buscaba la normativa ha calado.
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El precio también influye
Junto a las restricciones y el cerco legal cada vez más estrechado sobre los fumadores, también han ayudado a la disminución del consumo las subidas de los precios en una época en la que las economías domésticas han de privarse de ciertos vicios y caprichos. Baste el ejemplo de 2009, cuando el Gobierno elevó el impuesto que grava el tabaco y eso hizo mella en las ventas, que bajaron de la barrera de los 14 millones de cajetillas anuales en Segovia por primera en cinco años.
Muchos de los que a pesar de las restricciones y del precio deciden no dejar el nocivo hábito se han mudado a otros formatos que resultan más rentables. Es el caso del tabaco de liar, cuyas ventas se han disparado desde el primer texto regulador de 2006. Mientras tanto, la picadura de pipa pierde algo de fuelle en los últimos tiempos, si se atiende a las estadísticas del Comisionado dependiente del ministerio.
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Esos encarecimientos que aplica la industria cada cierto tiempo maquillan las facturaciones. Es decir, que el gasto en tabaco baja, pero en menor proporción que lo hace el consumo. Entre todos los tipos de tabaco (cajetillas de 20 cigarros, puros, de liar y picadura de pipa) , el descenso del gasto efectuado por los fumadores segovianos es algo superior al 15% desde que se vetaron los humos en los bares.
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