Secciones
Servicios
Destacamos
CÉSAR BLANCO
Martes, 31 de diciembre 2013, 09:41
«Cuando muere tu mujer o fallece tu marido te quedas viudo, pero si se te muere un hijo... no hay ninguna palabra para cuando pierdes a un hijo». Javier García Municio busca y no encuentra en las palabras ni consuelo ni calificativos al «calvario de pulmón» que sufre su familia desde el pasado 24 de julio. Esa fecha está grabada a fuego, nunca se borrará de su cabeza. Su hijo Francisco Javier Curro como le conocían todos iba aquel día en el Alvia Madrid-Ferrol que descarriló en la curva de Angrois a 190 kilómetros por hora cuando la velocidad máxima permitida era de 80. Los destinos trágicos que visten de luto la historia le habían reservado un billete en ese tren a este joven veterinario segoviano que encontró la muerte a los 27 años. «Tenía toda una vida por explotar», recuerda este trabajador prejubilado de Caja Segovia. Ninguno de los viajeros que le acompañaban en el vagón sobrevivió a la mayor catástrofe ferroviaria de España desde hacía setenta años, recuerda el padre.
La familia García-Liras no quiere que su duelo caiga en el olvido ni que quede impune. Exigen responsabilidades, dimisiones, ceses. Algo que hasta hoy no se ha producido. «No me voy a quedar parado» y para ello cuenta con el apoyo de su mujer y de su otro hijo, Marcos, dice. «Estamos muy unidos y eso es lo que nos salva». En esos momentos, la mente se convierte de repente en un álbum de fotos: «era un chico muy querido, un hijo maravilloso», evoca el padre de Curro en las que están siendo las Navidades más tristes. «Ya nadie nos va a devolver a nuestro hijo, por lo que la única esperanza que nos queda a las víctimas es la justicia».
Su único alivio está en Galicia en manos del juez Luis Aláez, encargado de instruir el accidente y que «desde el principio tuvo claro que había más responsables; pretendió nuevas imputaciones, pero Renfe y Adif le han toreado». Javier deposita su confianza y alaba «la tenacidad» exhibida hasta el momento por el juez en su búsqueda de respuestas a preguntas que la vía administrativa ha dejado en el aire. El padre segoviano elogia ese afán por esclarecer lo ocurrido y sobre todo por llegar hasta el final para depurar esas responsabilidades incluso políticas que reclaman decenas de afectados.
En el desconcierto
Dicen que la unión hace la fuerza, y en trances tan crudos y en tragos tan amargos de lágrimas y desaliento hay que sacarlas de donde sea. Eso pretenden las asociaciones de damnificados que se constituyeron tras el accidente. Es el caso de la Plataforma Víctimas Alvia 04155, que el pasado día 17 se concentró en Madrid para insistir en reclamar la instauración de una comisión de investigación parlamentaria sobre el accidente. A esa petición se adhirió la familia de Curro. O también de la Asociación de Perjudicados por el Accidente de Alvia Santiago (Apafas), que se ha personado en la causa judicial, al igual que lo ha hecho la familia segoviana.
Javier se felicita de esta lucha, aunque cree la movilización llegó con cierto retraso, cuando «ya se habían acelerado los trámites para enterrar las cosas». A su juicio, la conmoción que sacudió la tragedia fue tal que «al principio hubo un desconcierto total y hubo una lamentable pérdida de tiempo».
«Aunque se lo están poniendo difícil», el segoviano se aferra al juez Aláez para confiar en que responsables políticos y ejecutivos asuman su parte de culpabilidad en el accidente que le costó la vida a su hijo. Y es que ninguno de los 27 altos cargos del ente público Adif imputados por el accidente de tren de Santiago deberá responder ante la justicia por la seguridad de la curva en la que se produjo el accidente. Apenas un día después de eliminar los cargos que pesaban contra los cinco encargados del área de Seguridad del Noroeste, la sección sexta de la Audiencia Provincial de La Coruña decidió levantar la imputación a los 22 miembros del Consejo de Administración del ente de infraestructuras ferroviarias encausados por el juez a finales de septiembre.
No solo el maquinista
El único encausado será el maquinista del tren, Francisco José Garzón Amo. Javier García Municio se rebela ante esta versión de los hechos. «Es inconcebible que el único culpable sea él. Mi hijo viajaba en un tren de alta seguridad que luego no la tenía. Alguien hizo mal las cosas y tiene que responder». Arremete contra Renfe, Adif y carga contra la clase política. Les acusa de querer «enterrar» la tragedia. Recuerda los accidentes del metro de Valencia o del Spainair que se estrelló en el aeropuerto Barajas y asegura que «hay que hacer algo». «No puede ser que estos señores continúen en sus poltronas de Adif y de Renfe cuando han cumplido mal con su trabajo. Tenían que haber puesto los medios o haber dimitido o haber sido cesados, pero no es así y eso es lo que nos hiere. Se empeñan en que solo hay un responsable; así que si, Dios no lo quiera, el maquinista falleciera ya no habría más imputaciones»
Ese proceso administrativo solo le ha causado más dolor, confiesa el padre de Curro, aunque ha rechazado la ayuda psicológica que ofrece Renfe. Ha visto cómo los informes de las distintas comisiones de Renfe, Adif y de investigación de accidentes ferroviarios (CIAF) que se han sucedido en los últimos meses han dado un carpetazo tras otro sin lograr acallar las voces que como la suya reivindican justicia.
Son decenas de familias destrozadas en la fatídica curva de Angrois, «algunas siguen en los hospitales o no tienen dinero», recuerda.
El pasado agosto, el matrimonio se trasladó al lugar de los hechos. Con el duelo de testigo más doloroso, imaginaron sobre el terreno el terrible accidente en el que perdió la vida su hijo. El trazado entre Orense y Santiago es un bastón y el mango es la curva en A Grandeira, expone gráficamente Javier. «Justo en esos últimos cinco últimos kilómetros la seguridad de la línea de alta velocidad se suprimió y se pasó al sistema convencional», señala en su teoría. A la velocidad que iba el tren, era mortal, concluye.
«Los informes son irrisorios»
Opina que tanto el Adif como la operadora Renfe han querido hasta ahora ocultar lo sucedido. «Los informes son irrisorios», denuncia. Dice que hay «mil teorías» sobre la tragedia. Ante la negativa a crear una comisión parlamentaria de investigación, lamenta que «parece que es el único tema en el que los dos partidos mayores están de acuerdo, probablemente porque unos quieren ocultar que el trazado se inauguró antes de lo debido y otros porque afecta a la imagen de la alta velocidad ferroviaria y hay mucho dinero en juego».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.