
EL NORTE
Lunes, 23 de diciembre 2013, 23:41
Los feligreses de Villallano, un pueblo muy cercano a Aguilar de Campoo, han hecho posible la restauración del retablo mariano de la Virgen del Rosario o de 'La lactancia de San Bernardo' de la parroquia de Santa María de la localidad.
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Se trata de un bien mueble de nogal, barroco, de finales del siglo XVII, que se ubica en el muro sur de la nave principal de la iglesia, frente a la entrada románica. Se encontraba en unas condiciones pésimas, con mucha carcoma, suciedad y humedad. Además, presentaba una pérdida de volúmenes, se había desencajado y tenía riesgo de desprendimiento. La restauración, que ha sido llevada a cabo en la misma iglesia por técnicos del Obispado de Palencia, ha durado casi dos meses. Los costes han sido sufragados por la parroquia y los vecinos.
El retablo consta de tres calles, predela, un cuerpo principal y ático. Las tres calles están separadas por cuatro columnas tardobarrocas, que albergan un nicho central y dos laterales, con doseles que imitan cortinajes, sogas, pájaros y conchas. Dos esculturas de escayola, sin valor artístico, han sido sustituidas por tallas de madera policromada San Francisco y Santa Bárbara, que en origen pertenecieron al retablo.
Al desmontar el retablo han aparecido restos de pintura mural del siglo XVIII, y una tabla con pintura al óleo de 'La lactancia de San Bernardo por la Virgen María', del siglo XVI, que se ha trasladado al taller del Obispado de Palencia para su restauración al encontrarse muy deteriorada.
Esta obra, posiblemente procede del antiguo Monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo, y fue recogida, después de la desamortización del siglo XIX, en esta parroquia. En todos los monasterios premonstratenses existían este tipo de representaciones, y es lógico pensar que fuese de él, dada la proximidad geográfica y porque uno de los frailes exclaustrados, fue cura de esta parroquia.
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Para la restauración del retablo ha sido necesario desmontarlo por completo y realizar una labor minuciosa de desinfección, consolidación, tratamiento y reintegración de faltas de madera. El resultado ha sido espléndido y todo ello gracias al buen hacer de los técnicos del Obispado, de la colaboración de vecinos y de la junta vecinal que se han volcado en la recuperación de la obra de arte.
Desde la Delegación Diocesana de Patrimonio se han supervisado los trabajos para que todo fuese de acuerdo con criterios acertados y de máximo respeto a la obra.
Para volverlo a colocar, ha sido preciso rehacer la mesa de altar de piedra en el que se apoya y teniendo en cuenta que, de momento, no se puede afrontar la restauración de las pinturas murales, se ha realizado una ficha completa para su catalogación, y dejar constancia de su existencia.
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