Escultura de Jerónimo Arroyo ante su 'casa'. / Antonio Quintero
SOCIEDAD

'Novedades' de hace un siglo

El singular edificio de la Calle Mayor que en la actualidad acoge el Consejo de Cuentas cumple cien años desde la apertura del histórico salón de cine

MARCO PORRAS

Domingo, 22 de diciembre 2013, 15:33

Algunos inmuebles que perduran y dan identidad a una ciudad conservan siempre su uso primitivo: una catedral sería un ejemplo paradigmático. Otros, por contra, reflejan el cambio propio del mundo urbano y de las necesidades de la sociedad. Siguen en pie, pero su utilidad varía con el tiempo. Es el caso del edificio que hoy ocupa el número 54 en la Calle Mayor de Palencia, actual sede del Consejo de Cuentas. Solo 'los más viejos del lugar' lo conocerán por haber albergado en su origen el Salón Novedades, histórica sala de cine que abrió su puertas hace ahora un siglo, el 13 de diciembre de 1913.

Publicidad

Esta céntrica edificación, situada en el auténtico corazón administrativo y comercial de la capital palentina, solo conserva ya la traza exterior de los planos y alzados que ideó Jerónimo Arroyo (1871-1946). Las sucesivas reformas han dinamitado toda su estructura interior, que ahora resultaría por completo desconocida para el arquitecto palentino. Su vera efigie en bronce parece tomar apuntes, precisamente de esa fachada, justo enfrente, una estatua a ras de suelo que el Ayuntamiento encargó al escultor Luis Alonso y colocó en la Bocaplaza en 1996.

El vistoso inmueble sirve hoy día como sede del Consejo de Cuentas de Castilla y León, entidad que surge por una ley regional en 2002 y se constituye en febrero de 2003. El 12 de diciembre de ese año, las Cortes autonómicas fijaron la sede del organismo en la ciudad de Palencia «donde ya se venían realizando diversas gestiones para la adquisición de un inmueble digno y representativo, capaz de albergar los servicios del Consejo de Cuentas», según consta en la memoria de la entidad de 2003.

A mediados de 2004 se instala en Palencia el Consejo. En la Calle Mayor, pero en una sede provisional en régimen de arrendamiento (un local de unos 675 metros cuadrados en el número 100, con entrada también por General Amor). La Junta de Castilla y León adquirió el edificio actual a Caja España por 7,75 millones de euros, compraventa firmada el Día de los Santos Inocentes de 2004. Este inmueble, de 3.644 metros de superficie construida, distribuidos en seis plantas (sótano, primera, segunda, tercera, cuarta y ático), fue objeto de una reforma general para adaptarlo a su uso como sede del Consejo de Cuentas, inversión que superó los 2,5 millones de euros.

En el contrato, Caja España exigió mantener un máximo de dos años el derecho de uso de la planta baja y la entreplanta de la que fue sede principal de Caja Palencia desde 1988, para un traslado más llevadero de su actividad financiera. Así, el Consejo no dispuso del inmueble hasta el 1 de abril de 2005. Asimismo, Caja España siempre quiso conservar la propiedad del salón de actos de unas cuatrocientas butacas que reformó Caja Palencia en su día, con proyecto que redactó el arquitecto Luis Gutiérrez Gallego en 1985. Cientos de actos sociales y culturales, propios y ajenos, se han celebrado en el popular 'Auditorio Caja España', papel ahora más secundario frente al nuevo salón de la fusionada Caja España-Duero hoy Banco Ceiss en la calle Obispo Nicolás Castellanos.

Publicidad

Ese auditorio viene a ocupar, bien que muy transformado, el espacio que albergó el viejo Salón Novedades. En su libro 'Palencia, aprendiz de capital', el investigador Rafael del Valle cuenta cómo esa sala se incorporó en los albores del siglo XX a la consolidación del cine como espectáculo de masas de la ciudad (quede claro, no obstante, que hablamos de unas 'masas' modestas: en 1910, la población de hecho en Palencia acababa de superar los 18.000 habitantes, repartidos en poco más de cuatro mil hogares). La oferta de exhibiciones, basada en las barracas ambulantes y en un Teatro Principal acondicionado para tal fin, aumentó al construirse este nuevo cine, el Novedades, que compartió inmueble con otros dos negocios que también hoy incluiríamos en el llamado 'sector servicios': el Gran Hotel Castilla y el Café Royal, único establecimiento de hostelería que compitió en popularidad con el Ideal Bar Palentino, que abrió José Erice en 1908.

Aunque el salón de espectáculos era la principal dependencia, el edificio nació como inmueble residencial para viviendas en alquiler, dado el gran fondo de edificación del solar (62 metros). Jerónimo Arroyo firma en octubre de 1912 unos planos que dibuja gratis et amore como dirige también las obras al tratarse de una iniciativa de su cuñado, Ramón Alonso Alonso. Son años de efervescencia profesional del estudio de Arroyo, que traza ahí el edificio más alto que entonces existía en la Calle Mayor, aunque por poco tiempo. Otro proyecto suyo de ese mismo año se alzará pronto: es la que hoy llamamos coloquialmente Casa del Huevo, residencia para el militar Fulgencio García Santos y Flora Germán (hija del arquitecto municipal Cándido Germán), cuya altura se impondría en 1916, tras un par de años de obras, en la esquina de la Calle Mayor con la de San Juan (que por entonces dedicaban ya a Valentín Calderón).

Publicidad

Poco antes de abrirse el Salón Novedades, se había instalado en el edificio el Café Royal. El 31 de octubre de 1913 abría Parisio Alonso ese establecimiento, sinónimo de animación, con partidas de cartas y ajedrez, citas entre tratantes, largas tertulias, idas y venidas de limpiabotas sin olvidar verdaderos lujos gastronómicos para la época, como unos afamados bocadillos de langosta por cinco pesetas. Gestionado ya por Felicísimo García, cerró en la primavera de 1957, para ceder el testigo en ese local a 'Pañerías Marcelo'. Del atractivo del Café Royal y del Ideal Bar Palentino da idea que el periodista Pedro Miguel Barreda afirmase en su día «que merecieron ser declarados 'BIP' (bien de interés palentino)».

El Novedades como su sucesor, el cine Castilla fue testigo de los avances del cine en una ciudad castellana como Palencia, que halló en el séptimo arte un modo de distracción, pero también una ventana al exterior. Tras los años de cortometrajes y cine mudo, entreverados de actuaciones en directo, llegaron películas con más duración y sonido. A finales de 1930, el Novedades pugnó con el Principal por ser el primero en la ciudad en estrenar cine sonoro. Para ese avance técnico, el empresario Juan Urdangarín había invertido cien mil pesetas de la época. Decía así el anuncio del Novedades en la prensa local, con cierta insistencia, hasta en la fecha de aniversario: «Cine sonoro en Palencia () El sábado 13 de diciembre de 1939. A las 7 y 10 y media de la noche, inauguración del cine hablado y sonoro. Galas de la Paramount. La mejor producción hablada».

Publicidad

Por un millón de pesetas

Dos de las familias de empresarios del espectáculo en Palencia, los Ortega y los Margareto, regentaron sucesivamente el cine Castilla, heredero del Novedades. Poco después de que en España cesara la Guerra Civil, Alejandro Ortega Delgado (padre de diez hijos; entre ellos, el escritor, periodista y empresario Teófilo Ortega) compró el edificio por un millón de pesetas del año 1940. La contienda no había frenado su ímpetu emprendedor, pues en noviembre de 1937 había inaugurado el Teatro Cine Ortega. Tras una importante reforma, el Castilla se abrió en 1949, sala que funcionó hasta 1981, ya con la familia Margareto, que aún gestiona las únicas salas de cine que actualmente funcionan en la ciudad: Ortega y Avenida.

Este edificio del número 54 de la Calle Mayor nació como un inmueble ambicioso, que daba su mejor cara a la arteria principal de la ciudad. Es ahí donde Arroyo incidió en su gusto por la decoración Sezession, en ordenar los volúmenes con clasicismo apoyado en cinco columnas corintias acanaladas, en rematar con dos cúpulas en escamas de cinc y una elegante balaustrada Pero el edificio también buscó la funcionalidad y cierta dignidad en las viviendas que asomaban a la calle Barrionuevo, dedicada a Menéndez Pelayo, a raíz de su muerte. Esa parte residencial, de fachada más modesta, registraría una reforma en 1927 que incorporó más viviendas.

Publicidad

Fue, en suma, un edificio que surgió hace un siglo por impulso de la burguesía para caas en renta y negocios vinculados al ocio. Obra de su tiempo. Ya no están ni el concurrido café, ni el provinciano hotel con ínfulas, ni el viejo salón de cine aunque el séptimo arte (suprimida y añorada la filmoteca Caja España) se resiste a dejar el inmueble, gracias a la Muestra de Cine Internacional de Palencia y otras proyecciones ocasionales. Queda al mando el Consejo de Cuentas de Castilla y León, símbolo de la pujanza del poder autonómico en estas últimas décadas, vigía del buen uso de los dineros que son de todos, a falta de otras novedades.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad