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El escritor Santiago Posteguillo / MIREYA LÓPEZ
Santiago Posteguillo, Escritor

«Trajano obligaba a los corruptos a devolver lo robado y los exiliaba»

El novelista valenciano recrea en ‘Circo Máximo’ las carreras de cuadrigas, el popular espectáculo del Imperio Romano

VIRGINIA T. FERNÁNDEZ

Lunes, 25 de noviembre 2013, 11:13

La última novela de Santiago Posteguillo (Valencia, 1967), Circo Máximo (Planeta), acaba de entrar en su sexta edición. En poco más de dos meses en las librerías. Oletvm acogió en Valladolid la presentación de la segunda parte de la trilogía La ira de Trajano, quinta novela de Posteguillo sobre la antigua Roma. El escritor reconoce que «pasa algo raro» con su caso; mientras el sector editorial sufre la gran debacle, las ventas de sus libros se mantienen. Quizá no sea tan extraño, reflexiona instantes después, sino que, simplemente, sus lectores le escogen porque valoran el trabajo minucioso detrás de cada voluminosa entrega. Desde luego, le guardan envidiable fidelidad.

En Circo Máximo el escritor aborda los años en que el emperador de origen hispano conquista Dacia (actual Rumanía), a principios del siglo II d. C. Posteguillo encaja monumentales escenas épicas en una trama de acción con las esperadas dosis de amores imposibles, traiciones inconfesables y lealtades inquebrantables. En el retrato que el novelista y profesor de literatura inglesa en la Universidad Jaume I traza de Marco Ulpio Trajano destaca la ejemplaridad de su gobierno: «Luchó de forma activa contra la corrupción», recuerda, «obligaba a los corruptos a devolver todo el dinero que habían robado y luego los exiliaba». Qué necesidad de unos cuantos Trajanos («sin la parte militarista», aclara) en el escenario político actual y qué olvidados están algunos episodios constructivos de nuestra historia: «Cuando piensas con severidad, te planteas si lo que quieren es que pensemos que hay cosas que son inevitables, que ser corrupto está en la naturaleza humana y que no se puede acabar con ello. Es cierto que hay asuntos muy difíciles de erradicar pero está claro que si decides no cortar nunca la mala hierba, al final solo tendrás mala hierba en el césped. Siempre va saliendo, sí, pero hay que ir cortándola. Es algo que hacía Trajano y que nosotros deberíamos tener en cuenta», advierte Posteguillo.

Buena parte de los pasajes de la novela suceden en el gran circo romano. Allí tenían lugar las carreras de cuadrigas, uno de los espectáculos de masas más aclamados en la Antigüedad. Tal es la cantidad de documentación y las imágenes cinematográficas sobre Roma en la memoria colectiva que el novelista trata de aportar «el ángulo inesperado», «buscar formas originales de contar lo que ya se ha contado para que de nuevo resulte atractivo». A quien se adentre en las páginas de Circo Máximo sin duda le asaltarán, por ejemplo, imágenes de Ben-Hur, pero el escritor suma a lo que ya se conoce aspectos curiosos como «quién es realmente el que gana una carrera de cuadrigas; no es el primer auriga que cruza la meta, sino el primer carro que la cruza, sin importar que el jinete estuviera encima del carro o no»; son «elementos adicionales, no tratados antes en otras novelas, que hacen que el lector aprenda, no solo de las carreras sino de todo lo que las rodeaba», sostiene.

Que desde el nacimiento del séptimo arte, cine y literatura van a menudo de la mano, es algo que Santiago Posteguillo tiene muy presente. Su escritura se vale de recursos cinematográficos para dotar a la narración de ritmo ágil. El escritor cita a Juan Eslava Galán para ilustrar la última vez que ha escuchado hablar sobre la interacción entre ambas artes. «Todos los lectores tienen en su mente decenas de películas y series de televisión, no podemos ignorarlo. Es verdad que el cine nos está influyendo a unos cuantos escritores, pero eso no tiene por qué ser malo, de lo que tenemos que tener cuidado es de no transformar la novela en un videoclip», justifica el valenciano.

Necesidad de rigor

Lo que parece tener muy claro es la necesidad de rigor en la porción de historia que aplica a sus novelas. Hay cierta intención didáctica en ellas. En la edición de Circo Máximo el escritor incluye bastante documentación adjunta (amplios glosarios, mapas, ilustraciones, bibliografía) para dar fe del fervor con que Posteguillo se entrega a la recreación histórica, lo que no es óbice para fabular en los huecos que la historia deja, siempre que queden establecidos los límites entre ficción y realidad: «Si envuelves tu novela con el apellido de histórica, creo que por lo menos tienes la obligación de intentar ser razonablemente fiel a lo que pasó o, por lo menos, intentar aclarar al final qué parte has inventado y cuál no». Él lo hace, en la nota que cierra el libro. Lo contrario «puede generar confusión, y es una lástima porque es muy legítimo querer vender muchos libros y buscar el puro entretenimiento pero si se recurre al adjetivo de histórica es más positivo explicar lo que se inventa», sugiere.

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