Concha Velasco y Fernando Arribas, padrinos de la JOSVA

De gala se vistió el Teatro Zorrilla para celebrar el décimo aniversario de la Joven Orquesta Sinfónica de Valladolid (JOSVA), con unos padrinos de lujo, la actriz Concha Velasco y el mago Fernando Arribas. En el telón de fondo, Josvito, nuevo logotipo y mascota de la orquesta. Sobre el escenario, los músicos, de negro ellos, de color, ellas. Y enlazando el patio de butacas y el podio, el ilusionista Fernando Arribas.

Fue el encargado de acomodar con su magia a todos, de restar solemnidad y provocar las primeras sonrisas antes de dar paso a la alcaldesa en funciones, Mercedes Cantalapiedra. Discurso de celebración por diez años de jóvenes llevando el nombre de Valladolid por España y Europa, por «su dimensión solidaria», las causas benéficas a las que han dedicado la recaudación de sus conciertos. Cantalapiedra distrajo la atención que había pedido para las formas al equivocar el Teléfono de la Esperanza con Telefónica, provocando la risa del público.

Fernando Arribas volvió a epatar al respetable con sus trucos y se atrevió a dirigir una orquesta de campanillas interpretando un pertinente 'Cumpleaños feliz'. De la magia, a Ernesto Monsalve. El dueño de la batuta de la JOSVA prefirió las palabras a la música para conectar con su público. «Mamá quiero ser artista», comenzó en alusión a la madrina de la noche, Concha Velasco. El director fue desgranando la lista de autoridades e incluyendo a cada nombre propio en su hashtag tuitero «soyJOSVa». Declaró la autosuficiencia económica de su orquesta, agradeció el apoyo institucional y pidió que se tradujera en material. Considera cumplidos sus dos objetivos como agrupación musical; el educativo y el solidario. «Hemos recaudado más de 250.000 euros que han ido a parar a diferentes proyectos y ello a pesar del IVA, ya que Hacienda se ha quedado con un quinto de la recaudación». Aplausos cerrados. Monsalve, seguro entre su público, también tuvo palabras, de Kant en este caso, para sus críticos.

Aunque el espectáculo y los discursos entretuvieron, la razón del medio centenar de músicos congregados era la interpretación de un programa, también ante sus familias y amigos. Así que Arribas pidió telón y mientras la orquesta se preparaba, demostró sus dotes duplicadoras, su facilidad para los juegos de palabras y su capacidad para embaucar a un político, en este caso el subdelegado del Gobierno José Antonio Martínez Bermejo. Pasó la prueba con gracia.

La batuta de mago daba paso a la musical. La JOSVA anunciaba en su programa de mano 'Bohemios', de Amadeo Vives, la 'Sinfonía Veneziana', de Salieri y 'Rapsodia húngara', de Liszt. Pero en medio se colaron compases de algunas de las melodías que han sonado en sus conciertos, un popurrí que era un guiño a sus seguidores incondicionales. Más aplausos. Subió al escenario la madrina, Concha Velasco, a «cumplir un sueño», a escuchar el 'Himno de Valladolid' al que puso letra su abuelo, Jesús Varona, y con él felicitar a su tía Tita, presente en la sala, que cumplió 85 años recientemente. Y el sueño no vino solo, también fue compañera del mago «como Scarlett Johansson» aunque Fernando Arribas la pusiera a prueba con su juego de bebidas al igual que a Monsalve, que por unos minutos ejerció de camarero.

Por último, Ernesto le cedió la batuta y dirigió unos compases de Salieri, primero frente a los músicos, después frente al público. Concha volvió tras 37 al escenario del Zorrilla «que cerré» y Arribas fue quien lo reinauguró.

El colofón de la noche lo puso el tenor Juanjo Conde, quien interpretó el 'Himno a Valladolid', recuperado gracias al trabajo de José Delfín del Val junto a Monsalve. La letra, reproducida en el programa, sirvió para que el público terminara cantando la canción de Juan Liébanas y Jesús Varona. Los diez años de historia de la Joven Orquesta Sinfónica de Valladolid han sido recogidos en un libro, 'La JOSVA a través de sus protagonistas', editado por la Asociación Salieri en colaboración con El Norte de Castilla.