Urgente Cortada la avenida de Gloria Fuertes por una concentración de agricultores y ganaderos
Aquí yace Nicomedes García Gómez./ A. T.
SEGOVIA

Aquí yace... una celebridad

Agapito Marazuela, Daniel Zuloaga, Fernando Abril Martorell, Nicomedes García o José Rodao duermen el sueño eterno en el cementerio del Santo Ángel

CARLOS ÁLVARO

Sábado, 2 de noviembre 2013, 19:27

El cementerio de Segovia, sin la magnitud de los camposantos de las grandes urbes, posee un discreto encanto en el que uno repara a fuerza de ir. Y el Día de los Santos no es, precisamente, el más recomendable para recorrer sus galerías, porque el trasiego y el cúmulo de emociones impiden sentir con plenitud la paz del lugar y buscar con cierta tranquilidad aquellos puntos de interés que el camposanto segoviano tiene. Porque los tiene.

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En las calles del Santo Ángel, tan poco frecuentadas el resto del año, hay lápidas de hombres célebres que dejaron huella en este pícaro mundo. Aquí duermen el sueño eterno ilustres segovianos (e ilustres segovianos de adopción) de los tres últimos siglos. Los del XIX y principios del XX reposan en el primer patio, dominado por los mausoleos de la familia del filántropo Ezequiel González y de los empresarios Gregorio Miñón, Timoteo Villoslada, Enrique Redondo o Claudio Moreno, entre otros. También descansan aquí el ceramista Daniel Zuloaga Boneta, su esposa y sus hijos; el pintor Lucio Roldán; el pensador Mariano Quintanilla Romero; los letrados Luis de Contreras y Mencos, Valentín Gil Vírseda, Francisco de Cáceres y Tomé, Carlos de Lecea y García y Manuel González Herrero, o los escritores Vicente Rubio Lorente y Vicente Fernández Berzal, padres del periodismo local.

No muy lejos, pero ya en el segundo patio, están los nichos donde reposan los restos del poeta cantalejano José Rodao y del escritor Julián María Otero, autor del exquisito 'Segovia. Itinerario sentimental' (1915). La lápida de Rodao es muy hermosa. Se trata de una cerámica que Juan Zuloaga elaboró por encargo de la Diputación Provincial de Segovia. Para visitar la sepultura de Agapito Marazuela Albornos hay que pasar a otro patio: «Músico maestro del folclore castellano», puede leerse en el mármol.

Las tumbas de los grandes hombres del siglo XX destacan por sus esculturas. Dos piedades de gran tamaño adornan las fosas del exministro de la UCD Fernando Abril Martorell y del empresario Nicomedes García Gómez, fundador del Anís Castellana. La de este, bellísima, es obra del escultor Florentino Trapero. Cerca está la tumba de Cándido López, el Mesonero Mayor de Castilla, que yace junto a su esposa, la inolvidable Patro.

Lo dicho. Al cementerio hay que ir, pero no solo cada primero de noviembre. El Santo Ángel tiene muchas cosas que contarnos.

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