Sonia Quintana
Viernes, 25 de octubre 2013, 22:21
Después de veinte días caminando y cabalgando por tierras castellanas, Jesús Jiménez Mirón (Gemuño, Ávila, 1981) se vuelve a casa con un trabajo debajo del brazo, además de un enorme constipado. «Tengo un catarrazo horrible y he perdido diez kilos pero estoy muy contento», confesaba el abulense, que el pasado 5 de octubre abandonó su localidad natal a lomos de su potro, 'Campeón', con destino a Alemania donde pensaba encontrar un buen trabajo. Después de un año en paro, Jesús estaba desesperado y lo único que quería era «un trabajo legal». Harto de engrosar las listas del paro en España, este joven de 32 años decidió poner las alforjas a su potro y comenzar a recorrer los 2.219 kilómetros que separan la pequeña localidad abulense de Gemuño de la ciudad alemana de Bergen, donde tenía posibilidades de trabajar en un picadero.
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Su aventura se detuvo ayer, en la localidad burgalesa de Ibeas de Juarros, a 290 kilómetros de casa, cuando recibió la noticia de que el dueño de una empresa holandesa, Equitrainer, el mayor fabricante de caminadores para caballos en Europa, le ofrecía un trabajo en Holanda para cuidar de sus caballos. «Me llamó por teléfono la secretaria de este señor, que es una española que emigró a Holanda hace ya unos ya. Me contó que le había contado la historia de Jesús a su jefe y que éste se había emocionado mucho», explica Julián Burguillo, el 'ángel de la guarda' de Jesús en esta aventura, el carnicero abulense que día a día ha ido llamando a ayuntamientos, bares y áreas del servicio de la ruta que él y su compañero Rodrigo González trazaron a Jesús antes de salir de Ávila para que le fueran echando una mano por el camino.
También le llenó las alforjas de embutidos y ahora, de un trabajo. 'El Quijote de Ávila', como le bautizaron Julián y Rodrigo', ha vencido a sus molinos y esta tarde llegará a su casa, donde podrá descansar unos días antes de poner rumbo a Holanda, esta vez en avión. Su otro 'ángel de la guarda', Rodrigo González, ha decidido costear el billete. «Si cada uno intentáramos ayudar a una persona a encontrar trabajo, en España se acabaría el paro en un mes», sentencia Julián Burguillo, quien está aún emocionado por «la cantidad de buena gente que todavía queda en este país».
«Hemos recibido tantos apoyos, y no solo desde España, también nos han escrito en la página de Facebook ( 'A caballo desde España a Alemania') desde Colombia, Estados Unidos, México, Italia, Alemania..., que estoy pensado en hacer una caravana de parados. Si todos quisiéramos ayudar, el paro se acabaría ya», dice convencido el carnicero abulense.
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