El penitenciario de la Diócesis de Palencia, delante de su confesionario, en la catedral. / Antonio Quintero
José Pérez García / Nuevo sacerdote penitenciario de la Diócesis de Palencia

«El oficio de penitenciario exige diálogo y consulta»

El sacerdote asume con responsabilidad el nombramiento que le permite perdonar algunos pecados de carácter más grave

RAQUEL MARTÍNEZ

Lunes, 21 de octubre 2013, 14:29

José Pérez García nació en Villovieco, un pequeño pueblo entre Frómista y Carrión, en 1935. Hizo todos sus estudios en el Seminario de Palencia, se ordenó sacerdote en 1958 y después se fue a Perú, donde estuvo 30 años, casi toda su juventud. Cuando regresó estuvo en Autilla del Pino y después ocupó el cargo de canónigo en la catedral y de capellán en la residencia de la tercera edad de San Bernabé. Ahora es penitenciario de la Diócesis de Palencia, un sacerdote a quien el obispo concede facultades para perdonar algunos de los llamados 'pecados reservados'. Los pecados de mayor gravedad o malicia solo los puede perdonar el obispo y los que son aún de una gravedad mayor, el Papa.

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¿Cómo recibió la noticia cuando le comunicó el obispo que le asignaba esta nueva tarea?

Como sacerdote, uno sabe que lo que manda el obispo hay que cumplirlo, así que con obediencia. Y con responsabilidad, porque se trata de dar paz y perdón a las almas que a veces están sufriendo mucho por diversas situaciones o problemas. Tiene que haber paz en las conciencias para que haya paz en el mundo.

¿Pensó alguna vez que podría llegar a ocupar el cargo de penitenciario dentro de la diócesis?

Nunca. Esto es un designio voluntario del obispo que se lo concede al que cree que en ese momento lo puede hacer.

Sí, porque negarse podría convertirse en un pecado mayor

(Risas) Claro, desobedecer al obispo es algo serio.

¿Por qué la Iglesia tiene la figura del penitenciario?

Para facilitar el retorno del penitente a la amistad con Dios y con la comunidad cristiana.

¿Cómo llegan a usted las personas con 'pecados reservados', se las derivan otros sacerdotes?

Ese es un camino. Muchas veces va una persona que tiene una falta mayor a un sacerdote y él la manda al obispo o al penitenciario. Otra manera de llegar a mí es porque se enteran que en la catedral hay un penitenciario y recurren a él.

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Los 'pecados reservados' conllevan una pena o censura, ¿qué diferencia hay entre ambas?

Una de las penas, por ejemplo, es la excomunión. Otra pena es hacer una penitencia especial, verse privado de unos sacramentos, o no poder asistir a los oficios porque con ese pecado está impedido. La censura es lo mismo que la pena.

¿Qué penitencia se pone para este tipo de pecados?

Siempre se dice que tiene que ser un poco mayor. Lo importante, más que la penitencia, es el dolor y el arrepentimiento de la persona.

¿Hay algún día señalado por el penitenciario para otorgar este sacramento?

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Aunque el sacerdote siempre está dispuesto a otorgar el perdón, los días señalados son los miércoles y domingos, de 11:00 a 13:00 horas, y los viernes y sábados, de 18:00 a 19:00 horas.

¿Acude mucha gente al penitenciario atormentada por sus culpas?

El sacerdote está abierto a todo el que venga.

¿Cómo se lleva el hecho de cargar con los pecados de todo el mundo?

El penitenciario o el sacerdote que perdona debe de hacer también penitencia.

Al penitenciario ya solo le queda el obispo

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Sí, claro. Yo tengo la facultad de perdonar algunos pecados mayores, pero hay casos en los que yo no puedo hacer nada y tengo que derivar al penitente al obispo, y el obispo a veces también al Papa.

El perdón

¿Por su experiencia y por lo que le cuentan en secreto de confesión llega a entender algunas de las justificaciones de los penitentes?

La justificación la da Dios, que siempre lo perdona.

¿En el caso de un aborto, usted estaría capacitado para perdonarlo?

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Sí. Dios perdona todo, incluso lo más horrible que podamos hacer los hombres.

¿Nota usted que la gente sale aliviada después de hablar con usted?

Es un oficio de diálogo y de consulta. La gente que se confiesa suele salir muy aliviada y contenta porque el pecado es algo que oprime. Muchas veces lo que más cuesta es convencer a una persona de que Dios la ha perdonado y de que ella se tiene que perdonar a sí misma, que es el drama del postaborto, porque cuando la madre se da cuenta de lo que ha hecho suele tener un trauma muy grande en su alma hasta que logra vencerlo y darse cuenta de que Dios la ha perdonado y ya está arreglado.

Un tema de máxima actualidad es el del acoso telefónico e informático que ha sufrido el obispo. ¿Este tipo de pecadores también tendrán el perdón de la Iglesia?

Ese es un pecado mayor, ya que en cuanto que la persona ofendida tiene más dignidad, el pecado es mayor.

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¿En este caso, quién tendría que perdonar a ese pecador o pecadores, el obispo?

Sí, o el penitenciario, depende de la ofensa que sea, pero si es una ofensa de violencia, sería ya el Papa, si es solamente informático y no hay violencia física, el pecado es grave.

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