ALFREDO J. GÓMEZ
Martes, 15 de octubre 2013, 18:01
En su permanente búsqueda del equilibrio entre la material física y la esencia espiritual, Antonio Colinas acaba de publicar un nuevo libro de poesía titulado El soñador de espigas lejanas, un libro-poema especial de la colección Maravillas concretas de la Fundación Jorge Guillén, que dirige Antonio Piedra y que tiene como complemento las delicadas ilustraciones del pintor Gonzalo Martín Calero.
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¿Qué ha querido mostrar en esta nueva obra?
Como en todas las que he escrito hasta ahora, se pueden apreciar dos realidades para llegar a fijar el mismo tema. Es un poema largo, que está dividido en cinco partes, y que tiene momentos de carga surrealista. Es un libro especial, pequeño en formato, pero con un contenido en el que considero que puede verse dos realidades distintas y complementarias del ser humano. En el libro, he colocado el subtítulo En el fortín de Cartagena de Indias y he querido simbolizar esa atmósfera real de ahora mismo y del tiempo pasado colonial.
¿Es llamativa la presencia de ese fortín?
Todo gira en torno a este baluarte, que son las murallas de la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, su monumento más llamativo. Son murallas muy bien conservadas, salvo una parte, y donde se desencadena todo el testimonio y la esencia poética, desde la contemplación de dichas murallas. Son dos tiempos, el real del que las contempla y el simbólico de lo que puede representar.
¿El oro también representa ese doble sentido de la vida?
Todo son símbolos que nos permiten sumergirnos en el pasado. Esa dualidad y a la vez unidad que nos permite respirar, como puede ser el oro, que tiene su lado físico de esplendor y también la búsqueda de la plenitud del ser.
¿Hay otros símbolos?
Aparecen espadas, cruces, caballos, ciénagas y las piedras. Las piedras son seres vivos que nos hablan y a través de las que podemos hallar la pobreza y la riqueza; la palabra y la obra.
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¿Algo consustancial al ser humano?
El carácter del ser humano es intemporal. Hay una lucha de ideas y creencias hasta que aparece la muerte. He querido situar en este poema a un hombre de Castilla pero que bien podría ser de cualquier otra parte de España, que refleja al hombre que sueña con la conquista de América.
¿Un soñador de espigas lejanas como dice el título del libro?
Las espigas, la casa, la madera. Es la lucha del hombre, que es la lucha de cualquiera en la vida para alcanzar todo o nada. Lo que me importa es el ser en su plenitud. La poesía hay que sentirla porque tiene esa esencia que es la fuerte carga emocional. A modo de primicia, te diré que es el avance de un libro que estoy acabando y que espero que se publique en el primer trimestre de 2014 y que se titulará Canciones para una música silente.
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También dice que tiene que ser posible la existencia.
La existencia y el complemento entre lo material y lo espiritual. Es un poema de poemas pequeños que remite a la desnudez del ser humano.
¿Las ilustraciones son parte complementaria del poema?
Sí. Quiero destacarlo porque las ilustraciones de Gonzalo Martín Calero aparecen al final de la lectura de cada fragmento y parecen secuencias de los propios textos. Son simbólicas y finas y se podrían calificar como orientales, captando la esencia del mensaje que quiero transmitir, un espíritu blanco.
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¿Ya lo había expresado en Tratado de armonía?
Es verdad que ya había buscado la unidad en lo que se llamó armonía. A mi me gusta decir que son poemas de poemas, en los que puede haber un poema muy largo y otros muy breves. Creo que esto es consustancial a la forma de esencia poética.
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