Borrar
Las noticias más leídas del lunes 23 de junio en El Norte de Castilla
Florencio Cabero, con varios de sus trabajos. / Henar Sastre
BARRIOS

El museo de taracea del vecino de la calle Torrecilla

Florencio Cabero descubre el tesoro que guarda en su casa, con cuadros tallados en madera

V. M. V.

Martes, 8 de octubre 2013, 19:18

La manos de Florencio Cabero (Valladolid, 1925) todavía manejan con destreza las herramientas que, con afiladas navajas, con viejos cuchillos de cocina, ideó para tallar la madera hasta el más mínimo detalle. Un minucioso trabajo al que encomendó parte de su vida y que hoy exhibe con orgullo en las paredes de su hogar, en la calle Torrecilla. Un auténtico museo el que custodia Florencio en su casa. El pasillo lleno de cuadros. También el salón. Y el cuartito del televisor. Un cuadro sobre otro y sin apenas hueco libre. «Menos mal que tenemos techos altos», asegura sonriente Encarnación Álvarez, casada con Florencio desde hace casi 62 años (lo celebran en noviembre). «En cuanto volvía de trabajar se encerraba en el taller y se le iban las horas. ¡Y cómo lo ponía todo!», recuerda su esposa.

Habla en pasado porque desde hace un par de años Florencio ha dejado de practicar su afición. Obligado. La vista, sobre todo. Es un trabajo «muy minucioso». Se necesita maña. Y paciencia. «Cuando cambiamos la cocina, el carpintero que nos la vino a montar vio los trabajos y dijo que se iba a poner a hacerlo. Pero al final no pudo con ello», explica Florencio con una pícara sonrisita.

Porque la taracea no es un arte precisamente sencillo. Consiste en la incrustación en una superficie de pequeños trocitos de madera (hay quien también usa marfil, bronce, nácar) para, con las diferentes piezas pegadas, formar un dibujo. Una caja de palillos tuvo la culpa de todo. Florencio quien había sido horticultor en la finca familiar de la avenida de Santander, churrero en Portugalete, tendero en Angustias y luego representante de comercio y peón en un almacén de armas de Cabezón empezó a trabajar la madera por culpa de una caja de palillos. Era el año 1970. «Me la encontré por casa y me puse a juntarlos y a pegarlos para crear la cabeza de un caballo». Fue su primer trabajo. Después la cosa se fue complicando. Los palillos dieron lugar a maderas de diversas tonalidades: haya, nogal, fresno, roble americano... «Durante unos años llegaba muy buena madera de Guinea». Iba a comprar las planchas a una ebanistería en la plaza del Salvador y luego buscaba fotos o láminas para reproducirlas.

Primero imprimía el dibujo en una base de madera, luego cortaba las planchas según los colores y las pegaba. Después se lijaba. El resultado es brutal. Hay un trabajo con la fachada de la Casa Consistorial en el cada ladrillo es un trozo de madera distinto. Hay un cuadro sobre una domadora en el que los tigres tienen sus rayas con diferentes tipos de madera. Hay una obra sobre la Academia de Caballería que parece iluminada por las farolas de la calle. Y el catálogo incluye el Teatro Pradera, La Antigua, la calle Platerías, la catedral, el Pasaje Gutiérrez, la iglesia de San Lorenzo, el mercado del Val... Todo ello, elaborado en taracea, un arte que hunde sus raíces en Mesopotamia y cuyo uso en Roma describió el historiador Plinio El Viejo.

Sin vender

En total, más de 60 trabajos. Y todos expuestos en su casa. Todos menos uno. «Cuando empezaba, hice una exposición en Santander, donde iba mucho cuando era viajante. El primer día vendí uno en el que se veía la iglesia del Salvador. Y en cuento se marchó el comprador me entró una cosa...», dice Florencio mientras se pone la mano en el pecho. «Era como si estuviera vendiendo a mis hijos», reconoce. Intentó recuperar el cuadro. En vano. Y juró en ese momento que nunca más vendería uno.

Hace un par de años, su colección pudo verse en el centro cívico José Luis Mosquera (en Huerta del Rey) pero desde entonces, el minucioso trabajo de Florencio Cabero tan solo se expone en las blancas paredes, de techos altos, de su casa en la calle Torrecilla.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla El museo de taracea del vecino de la calle Torrecilla

El museo de taracea del vecino de la calle Torrecilla