Casi sesenta músicos de la OSCyL dieron un concierto gratuito ayer en la Plaza Mayor. / R. GÓMEZ
MÚSICA

Los vallisoletanos gritan con la Sinfónica: «Todos somos música»

La OSCyL participa desde la Plaza Mayor en el concierto simultáneo en España en defensa de las orquestas

V. M. NIÑO

Martes, 24 de septiembre 2013, 14:36

Sonaban las siete de la tarde en el reloj de al Ayuntamiento de Valladolid cuando el maestro Carlos Domínguez Nieto levantaba la batuta y Tomás Martín tocaba el redoble de entrada. La puntual señal venía precedida de una breve explicación al respetable a cargo del oboista Juanma Urbán. La Orquesta Sinfónica de Castilla y León se unía al concierto simultáneo en 16 ciudades españolas, con casi mil músicos de 23 sinfónicas tocando para defender la continuidad de su actividad. Los recortes, los Ere y la subida del IVA cultural al 21% hacen peligrar una conquista gestada durante treinta años.

Publicidad

A sabiendas de que su poder reside en la música, más que en la palabra, invitaron a los cientos de vallisoletanos congregados en tan calurosa tarde a escuchar a Rossini, la obertura 'La urraca ladrona'. Sorpresa entre quien se paraba sin saber. «Esto es política», decía una señora, que al poco estaba embebida por una melodía que Kubrick universalizó en 'La naranja mecánica'.

Para cuando llegó Mozart, la 'Sinfonía 40', ya nadie perdía ripio. Público de todas las edades, hipnotizado con los hombres y las mujeres de negro de cuyos brillantes instrumentos salía otra música que todos conocían. Algunos de los profesores con gafas de sol, formales en la informalidad, disfrutando de tocar en la calle, empastando con los pájaros en su hora de retiro.

Un micrófono, dos alturas

Y llegó la zarzuela, las castañuelas, la alegría de los vientos. El director ejerciendo sin podio, al mismo nivel que público y músicos. Los compases de Giménez en el intermedio de 'La boda de Luis Alonso' arrancaron «bravos». Y Domínguez Nieto anunció la última pieza de la tarde, el tema de Luis Cobos 'Todos somos música', himno de la cita reivindicativa. Algunas partituras quisieron volar porque hubo músicos que olvidaron las pinzas que sujetan pentagramas con igual eficacia que la ropa tendida.

Los encargados de leer el manifiesto de la jornada fueron Félix y Toño, Candeal. El texto, idéntico para las 16 ciudades, recordaba el desierto sinfónico que era España no hace mucho, laudaba el actual vergel y exponía el compromiso de los músicos con la sociedad. «Destruir una orquesta es como cerrar una biblioteca o un museo», denunciaba. Y por si no había quedado claro con la media hora de concierto, «la música es un elemento fundamental para el desarrollo de los seres humanos», desde la orquesta a la escuela, desde el Conservatorio al local de ensayo. La Orquesta Sinfónica de Castilla y León vive con cierto sosiego una nueva temporada presentada hace cuatro meses, algo que no le ocurre a la de Murcia o Baleares, por citar a dos formaciones de futuro incierto.

Publicidad

Entre el público, incondicionales y abonados de la OSCyL, profesores del Conservatorio de Valladolid, padres de alguna joven promesa como el violinista Roberto González, y sobre todo, muchos vallisoletanos a los que salió corear lo que propuso Candeal: «Todos somos música».

Como colofón, la propina 'Levántate morenita', la canción con la que el dúo de folk tradicional termina sus conciertos cuando está arropado por la Sinfónica. Los dos cantantes se tuvieron que conformar con un micrófono, cedido por la CGT el sindicato más musical, y la diferencia de altura hizo peligrar el dúo del estribillo. Carlos Domínguez dio las gracias al público y celebró el desarrollo musical de España, que él ha vivido desde fuera.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad