Indignación e inquietud en Panrico Valladolid por la suspensión del pago de las nóminas

Mediante un comunicado de seis líneas colgado en el tablón de anuncios a las cinco de la tarde del martes se enteraron los trabajadores de la factoría de Panrico en Valladolid de que el salario de septiembre no les sería abonado. «Se ha suspendido con carácter temporal el pago de nóminas para la totalidad de la plantilla», informaba la nota, que justificaba la decisión para así poder cumplir los compromisos adquiridos con los proveedores y mantener el funcionamiento de la compañía.

La medida, junto con la manera de comunicarla y el hecho de que la dirección de la factoría no aporte mayores explicaciones ha provocado «inquietud e indignación» entre los trabajadores. «Desconocemos más detalles; ni siquiera se habla de plazos, de si solo será la nómina de este mes o también de los siguientes», señalaron fuentes de la plantilla.

En Barcelona, donde tiene su sede el grupo, CC OO y UGT hicieron público su rechazo a la suspensión temporal del pago de las nóminas que afecta a 4.050 trabajadores y exigieron una reunión con los representantes de la compañía para que informen de los motivos de la decisión y de su duración.

El pasado día 12, el consejo de administración de Panrico rechazó el plan de reestructuración presentado por el consejero delegado, Joan Casaponsa, que fue destituido y reemplazado por el economista y abogado Carlos Gila como primer ejecutivo de la compañía. Gila es un especialista en reconversiones industriales, como demostró en La Seda de Barcelona y Ebro Foods.

En un comunicado, la compañía señaló que Gila trabajará en estrecha colaboración con el equipo gestor de Panrico «para poner en marcha los instrumentos necesarios que permitan a la compañía dotarse de un plan de negocio que asegure el futuro del grupo en medio de un muy complicado contexto de mercado».

Panrico es propiedad del fondo de capital riesgo Oaktree Capital Management, que en junio pasó de tener el 86% al 100% a través de la capitalización de préstamos, con el objetivo de eliminar la deuda de la empresa de panadería y bollería. Tras sustituir a Casaponsa subrayó que el nuevo plan de negocio «necesitará el apoyo» de los trabajadores, proveedores, clientes y entidades financieras «y deberá permitir a la compañía la flexibilidad suficiente para adaptarse a las duras condiciones de mercado».

La dirección de Panrico pretende reducir sus costes en 50 millones con medidas entre las que figura una parte laboral, según dijeron a Efe fuentes del mercado, que explicaron que la empresa de bollería ha perdido en los últimos cinco años 700 millones de euros.

Cerca de 250 familias

Los sindicatos reclamaron a través de una nota que «se informe con todo tipo de detalle sobre los motivos que han llevado a tomar esta medida, así como los contenidos del plan industrial» y exigieron garantías «de la continuidad de la actividad en Panrico, el mantenimiento del mayor volumen de empleo posible y de las condiciones laborales del conjunto de los trabajadores de la empresa».

El grupo, con y doce fábricas en España y Portugal, ha invertido este año 2,6 millones de euros en la planta vallisoletana, que cuenta con una plantilla de 210 empleados y de ella dependen además una treintena de trabajadores autónomos. De la citada inversión, 1,5 millones fueron destinados a la línea de producción del 'snack' de cereales Qé! Crack que fue inaugurada en mayo pasado. La Consejería de Agricultura aportó a la empresa una subvención de 711.153 euros.

El pasado otoño, la dirección de la multinacional y la plantilla vallisoletana de Panrico Donuts firmaron un acuerdo de viabilidad que aseguraba el funcionamiento de la planta durante un mínimo de cuatro años. Los trabajadores aceptaron una bajada de sueldos del 12% de media, congelación de la antigüedad, aumento de la jornada y flexibilidad laboral.

Productividad

La planta de Panrico en el vallisoletano polígono de San Cristóbal es la más productiva del grupo alimentario en cuanto a kilos por persona, según informó el representante de UGT en el comité de empresa, Fernando Pérez. «Aquí se fabrican en exclusiva los minidonuts rellenos y los minibollycaos, dos productos que se están vendiendo bien, y los snacks, cuyas ventas no son tan entusiastas pero que no tienen devoluciones y ahora se han ampliado a una modalidad con yogur», explicó.

Según recordó Pérez, «la plantilla de Valladolid acaba de someterse a una fuerte rebaja de sueldos, por lo que una medida como la que acaba de adoptar la dirección afecta aquí más que a otras fábricas». «La mayoría de los salarios son ya de por sí bajos y la gente no tiene cajón del que echar mano», señaló.

Infraestructura y excedentes

A su juicio, «el problema que tiene la empresa no es, ni mucho menos, Valladolid y tampoco lo son los costes salariales, que son incluso más reducidos que los que tienen algunos fabricantes de marcas blancas». El representante de UGT tiene claro por dónde van los tiros de los problemas por los que atraviesa la compañía. «Fallan las ventas por la competencia de precios de las marcas blancas, que hacen mucho daño, y falla una infraestructura que no está acorde con las posibilidades reales del mercado. Está sobredimensionada y, al final, los gastos que conlleva son mayores que los ingresos», argumenta. Panrico cuenta con una red de ventas formada por unos 1.500 autónomos.

Según fuentes sindicales de Barcelona, el producto estrella de Panrico, el clásico Donut, supone una tercera parte de la producción total de la compañía y es el que más contribuye a la facturación, pero su fama de 'fresco' también provoca unos excedentes que llegan hasta el 25%.