I. G. V.
Domingo, 8 de septiembre 2013, 19:36
En una ciudad tipo de 10.000 habitantes con 4.000 edificios y una potencia de 60 MW para cubrir las necesidades de calor se crean nueve empleos si se utiliza gasóleo o gas natural, pero esa misma ciudad generaría 135 puestos de trabajo si se empleara biomasa.
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Para la biomasa sólida, en particular, hay un gran potencial de empleo en el cuidado y recogida de la biomasa, manipulación y transporte y operaciones en plantas. De hecho, la biomasa sólida es el sector de energías renovables que registró el mayor número de puestos de trabajo en la Unión Europea en 2009, con el 31,1% del total, según un estudio publicado por Deloitte y CNE que recoge Pedro Pascual San José en su informe Biomasa: catalizador de soluciones económicas integrales.
Pascual San José es comandante del Ejército de Tierra, diplomado de Estado Mayor y actualmente ocupa un puesto de analista en el Ministerio de Defensa. Es de Tudela de Duero (Valladolid). «Por mi trabajo lidio casi a diario con la actividad de la Unidad Militar de Emergencias, que hace su máximo esfuerzo en los incendios forestales de cada año, he observado mucho los pinares y entornos de mi pueblo y mi provincia, que conozco bien desde pequeño y he visto trabajar y aprovechar a mi padre y abuelo ,y ahora veo llenos de materia prima desaprovechada».
Buscar piñas
Las conversaciones con los vecinos del entorno rural «que expresan cómo cada vez salen más a buscar leña y piñas como hacían antes»; las charlas con agricultores «que ven disminuir sus beneficios»; conocer a emprendedores que se han lanzado a montar empresas de biomasa; «los resultados de la crisis y las pocas salidas que presenta para España», y la preocupación por el medio ambiente y los incendios forestales son las razones que han llevado a este comandante vallisoletano del Ejército de Tierra a redactar un informe en que la idea es clara: aquellas zonas que viven de sus montes sufren menos los incendios forestales y se desarrollan mejor en época de crisis.
Para el autor, el momento en el que nos encontramos se denomina «punto de decisión» porque de lo que suceda en el corto plazo dependerá que la biomasa se convierta en el principal combustible que alimente nuestras calderas o que sea borrado del panorama energético nacional, y esto va a estar sujeto a diversos e importantes factores, pero sobre todo a la voluntad político-económica de hacerlo viable».
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Claramente, la inversión necesaria para la generación de energía térmica mediante el empleo de biomasa comienza a generar ahorro desde el mismo instante en que empieza a funcionar.
El fomento de esta fuente renovable, bajo la premisa de un consumo controlado y sostenible de los recursos naturales, contribuye a la diversificación energética, a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, disminuye el riesgo de incendios forestales y mejora el estado de los bosques. La bioenergía implica además importantes beneficios económicos y sociales para Castilla y León, asociados a la generación y mantenimiento del empleo o a la creación de empresas, con especial incidencia en el ámbito rural.
«La ventaja fundamental entre un sistema basado en la biomasa, frente al actual basado en los combustibles fósiles es que en el primero su propia prosperidad reside en la sostenibilidad», explica San José.
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