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M Clan en su concierto de la Plaza Mayor. / R. Otazo
M Clan se marca conciertazo contra el dolor de rutina en la Plaza Mayor
FERIAS

M Clan se marca conciertazo contra el dolor de rutina en la Plaza Mayor

El grupo murciano receta sus mejores canciones en la actuación más roquera de las fiesta de Valladolid

V. M. V:

Sábado, 7 de septiembre 2013, 12:35

Tengo que enterarme bien porque a lo mejor es delito (ahora se multa hasta por tocar en un bar), pero no me importaría cumplir condena por robarle las cuerdas vocales a Carlos Tarque. Me las pido para Reyes. Cantar 'Usar y tirar' como lo canta él nada más salir al escenario es lo más, con esa voz potente y cada vez más desgarrada, como si la desesperación se le hubiera agarrado a la garganta para cantarle a la vida. Quiero la voz de Carlos Tarque y esa precisión que se gasta, a lo gimnasta rusa, para lanzar y coger la aire las sonajas. Quiero esa americana roja que se quita a la cuarta canción, esas patillas rebeldes, esa lengua desplegada, ese salto para sudar entre el público. Quiero mangarle la voz (esa con la que canta 'Escucha mi voz') a Carlos Tarque y envolver con ella el repertorio de M Clan. Que también me lo quedo, para mí, para que suene siempre que quiera, que me apetezca, que lo necesite, que me lo recete el médico.

Porque una canción de M Clan es el paréntesis para la vida despeinada. Un antídoto para la cena a deshoras, para el desayuno de sobras, para la sopa fría y el sueño caliente. Es la brújula en la excursión por el cajón de tu cómoda. El boli que te llama en el buzón sin tu nombre. Es la equis del tesoro en las líneas de tu mano, el quédate a dormir suplicado ante la cama vacía. Una canción de M Clan es la página con las soluciones del sudoku, el fin de de un atasco en Gamazo, el oasis del desierto, el baño libre en un bar de Nochevieja. Una canción de M Clan es un bote salvavidas en el océano cotidiano, cinco minutos de siesta en el sofá, el fin de las llaves perdidas, de los móviles agotados, de la lucha diaria, la pelea perdida, del hastío ganado. Una canción de M Clan es un ventilador contra los 39 grados, un andamio para esta casa en ruinas que soy yo. El paraguas para después de la tormenta, cuando pase el huracán del día a día.

Una canción de M Clan es la aspirina para el dolor de rutina.

Y este viernes despacharon paracetamol sonoro para todos. El doctor Tarque, el facultativo Ruipérez, recetando 'Perdido en la ciudad' contra la desorientación; 'Llamando a la tierra' contra la incomunicación; 'Usar y tirar' para el amor eterno. 'Para no ver el sol' como tratamiento para los trasnochadores, el despertador que te avisa con una nana de que es hora de empezar el día. 'Las calles están ardiendo' como remedio contra la corrupción. 'Miedo' para el miedo.

Y los pacientes reciben las recetas como la mejor de las terapias. Esos colegas treintañeros que saltan y se abrazan celebrando la amistad y olvidando los problemas mientras corean 'Souvenir'. El tipo que toca su guitarra imaginaria contra la soledad en 'Basta de blues'; la pareja que se agarra por la cintura mientras suena 'Roto por dentro' y se susurra al oído «aún me cuesta admitir que eras lo mejor de mí». Los vallisoletanos que aplauden cuando al escenario sale Fortu, de Obús, para saludar y cuando Tarque lo deja para cantar entre el público de una Plaza Mayor que visita por tercera vez, aunque en Pucela se estrenaron ante 16 afortunados en la sala Subterfugio. Fue aquel el origen de una terapia de choque contra el mal cotidiano.

Porque una canción de M Clan, una sola, es ibuprofeno para la resaca vital. Así que imagínate un concierto, un conciertazo entero.

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