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Un instante del concierto de 'Despistaos' / R. Otazo
Despistaos se carga a Bob Esponja
FiESTAS

Despistaos se carga a Bob Esponja

El grupo de Guadalajara propone un brutal canto a la juventud en la Plaza Mayor

V. M. V.

Jueves, 5 de septiembre 2013, 14:21

Así se empieza un concierto, coño. Quemando las naves por si no hay puerto seguro, lanzando los fuegos artificiales al principio no sea que se moje la pólvora, cogiendo el repertorio por los bolsillos y agitándolo para que los bises caigan al suelo como el felpudo de la actuación. Algún despistao andaba todavía bebiéndose la noche por Las Moreras cuando en el escenario ya estaban comiendo perdices. ¿Por qué dejar lo mejor para el final si puedes arrancar la noche con tu saliva en mi saliva? Así se empieza un concierto, coño. Van los Despistaos y se marcan, chupinazo de la noche, el 'Física o química'. Así, de entrada, sin dejar que el público caliente gargantas. El delirio. Y lo más rezagados, corriendo por la calle Jesús porque llegan tarde al estribillo.

La primera es el bis, el exitazo, porque no hay tiempo que perder y estamos en edad de dejar las gominolas para comernos el mundo. Despistaos le canta al tránsito del Imaginarium al Bershka. A ese momento en el que sueltas la mano de mamá camino del cole para coger la del novio en la escapada del insti. Cuando el 'ya no te ajunto' se cambia por el 'pasa de él, Jenny'. El instante en el que dejas de jugar al fútbol a lo ancho. Cuando un castigo es el fin del mundo y una noche sin toque de queda el paraíso. Despistaos es un canto brutal a la juventud, a esa etapa en la que cada dos minutos es una eternidad y el móvil, el mayor de los tesoros. Es una gozada ver un concierto en el que el público disfruta más que el artista. Y ahí abajo saltan los que hace un suspiro daban brincos en los hinchables de Las Moreras. Los mismos que levantaban el dedo para pedir un globo de Bob Esponja ahora lo hacen para cantar «no sabes todo lo que me arrepiento cuando sueño que estoy dentro de tus piernas». Ayer dejándose la voz con los Cantajuegos y hoy con los Despistaos. En las primeras filas, fans modo Lobato con la sidra en Silverstone. Un poco más atrás, chavalas que se encaramaban hace unos años a los hombros de papá para ver al Tragaldabas y que hoy trepan a la chepa del novio para gritarle guapo a Dani. O para lanzarle un sostén rosa. Y al fondo, chavalería pucelana que quiere cantarle a su juventud con Despistaos en el escenario. Arrancan los de Guadalajara potentes 'Dibujando primaveras', 'Lo que hemos vivido', 'A la luz de tus piernas', descienden a un valle casi acústico y vuelven a escalar un turmalé guitarrero para cerrar el concierto como lo empezaron: como el ruido de un cañón.

Despistaos es la pizza resacosa del desayuno y la casa del colega como tapadera. Es el maps (mejor amiga para siempre), los fifillas y los fifejas. Es la pachanga en el barrio y el pacharán en la peña. Es el banco con pipas y el calimocho en el parque del Reloj. Es el piropo #instalike #instabella #instabeautiful en el perfil de la novia. Despistaos es la mano en la frente vomitosa y el primer viaje a Valencia sin los padres. Despistaos es la juventud hecha canción. En fin, te habrás dado cuenta ya van unos cuantos días de que estos textos de ferias ni son ni pretender ser críticas de música. Al fin y al cabo, la música es solo un pretexto, el combustible vital, la banda sonora que cantas una noche joven en la Plaza Mayor y que te acompañará, con un poco de suerte, durante el resto de tus días. Y así, «empezar de nuevo, lo que hemos vivido».

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