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Ángeles y Dioni, Camela, cantan sus éxitos amorosos en la Plaza Mayor./ G. Villamil
Camela es muy tuenti
Feria y fiestas de valladolid

Camela es muy tuenti

El grupo, convertido ahora en dúo, llena la Plaza Mayor con un enorme catálogo de canciones de amor... y desamor

VÍCTOR M. VELA

Miércoles, 4 de septiembre 2013, 13:06

Pues chico, sobrecarga en la red, llenazo en la Plaza Mayor y encima, el Dioni va y nos desvela su pasado pucelano. Si no estuviste anoche en el concierto, deberías saber es cultura general, historia de Valladolid, lo mismo viene en la Wikipedia o en un artículo de Berzal que el cantante de Camela pudo ser vecino tuyo, compañero de rellano, de puerta con puerta. ¿Cómo te quedas? Una estrella de la tecnorrumba en las reuniones de la comunidad. Pa fliparlo. Pues no te vayas, que te lo cuento en un par de parrafines. O tres.

Antes habrá que explicar el titularcillo. Porque, sí, definitivamente, Camela es muuuuy tuenti. Quizás la #vida se atrape ahora en un filtro walden y en dos hashtag encadenados, quizá todo se resuma en dos insultos en twitter y una declaración de #amor por MD. Enterrado el SMS, triunfa el verde wasap. Jubilado el messenger, lo peta el skype. La #amistad es un megusta en facebook entre cervezas y pipas peladas. Y luego está Camela. Muuuuuy tuenti.

Porque Camela, perdón por la insistencia, es muy ya sabes. Su mejor momento tal vez ya pasó, pero como te conectes a un par de canciones, como navegues por dos o tres estribillos (cuando zarpa el #amoooor) date por perdido. Estás condenado al paseíllo por el historial, a etiquetarte en un par de imágenes antiguas y a echarte unas risas con las fotos olvidadas. Camela es taaaan tuenti. Puedes pasarte semanas sin entrar, meses sin escucharlos, años sin descargarte aplicaciones en forma de canción... pero cuando empieza a sonar una de las suyas, ni twitter ni ná. Una de tuenticamela. «Nuestro éxito es que no tuvimos una gran inversión de máketing a nuestras espaldas. El pueblo, vosotros, decidió escucharnos y que hoy, veinte años después, estemos aquí». A mediados de los 90 sonó Camela en las tómbolas y en esas gasolineras sin céntimo sanitario, y la peña empezó a retuitearlo antes de que las redes sociales se hicieran trending topic.

Fíate de google, pero allí pone que Camela es, hasta que llegó La Oreja de Van Gogh_(qué dirá Darwin de esto), el grupo que más discos ha vendido en España. Siete millones. Aquí en Pucela debió despachar unos cuantos porque la gente se las sabía todas. Y eso que no es tan fácil distinguirlas. Al menos en los títulos. Tú vas al Un, dos, tres (otro hit de la época) te preguntan por 25 pesetas canciones de Camela con #amor en el título y te vienes con el apartamento en Torrevieja. Amor imposible, Primer amor, Lágrimas de amor, Solo es amor, Amor.com, Simplemente amor, Sin tu amor, La magia del amor y campana y se acabó.

Placer culpable

Y entre medias, esas letras despechadas como de telenovela venezonalana (tercer exitazo de aquellos tiempos) que Ángeles y Dioni se marcan desde el escenario. Él dándolo todo, pegando más vueltas que Marc Márquez en la curva de Villanubla, lanzando patadas bisbalianas al aire antes de que Bisbal echara rizos, demostrando que es cinturón negro de baile descoyuntado. «Perdonadme un segundo, que ya no estoy para estos trotes», dice antes de dejar por un par de canciones el escenario. Y cuando vuelve y después de gritarle a una de la primera fila: «Ay qué moño tienes, hija», lanza la bomba. «Mi abuelo paterno se vino aquí a Valladolid. Vivía por la ermita de San Isidro, que eran todo casitas bajas, y me acuerdo de venir a verlo. Me consentía todo y nos íbamos por los mercadillos de la provincia», se confiesa Dioni. Porque al fin y al cabo, quizá haya que tirar un poco de ave maría purísima para reconocer que te gusta Camela. Un pecado culpable como el tocinillo de cielo del diabético, como el Sálvame de la siesta y el cigarrillo en el baño del insti. Camela son las 50 sombras de Anatomía de Grey, la mirada lasciva en el autobús, la hamburguesa doble del Yogui en mitad de una dieta. Camela es Sandra Bullock, es Paquito el Chocolatero, un placer culpable. Como meterse en tuenti. Quizá esté pasado de moda y no esté bien confesarlo. Pero chico, cómo engancha.

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