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PATRICIA GONZÁLEZ
Sábado, 10 de agosto 2013, 21:50
Todos los viernes por la noche desde hace seis, María Dolores, Kika, Emilia, Dori o Toya y sus hermanas Maruja y Clara salen de sus hogares a la caída del sol, con la fresca, y encaran la calle ancha de Castronuño cargadas con una silla de plástico. A la llegada al centro neurálgico de la localidad se aposentan formando un círculo y cuando las agujas del reloj marcan las diez de la noche comienzan a cantar las canciones de toda la vida como las jotas El río corre a lo largo o Martillo.
Entre versos, dulzainas, palmas, castañuelas y antiguos romances estas mujeres pasan dos horas rememorando a las nuevas generaciones el folclore de la zona y «haciendo nuestras las tradiciones ya que muchas de las canciones que cantamos se estaban perdiendo debido a que no sonaba» como explicó la voz cantante de esta iniciativa, Rosana de Castro, quien durante la noche de ayer dirigió la última actuación de estas mujeres que «han podido recordar pasajes de su infancia y disfrutar de las noches de verano de una manera diferente».
El proyecto denominado Cantando al Fresco ha sido todo un éxito, como aseguró el alcalde de la localidad, Epifanio Modroño Santos, quien adelanta que «el año que viene si están dispuestos a seguir con esta iniciativa el Ayuntamiento seguirá apoyándolas ya que es algo que no podemos dejar perder y a sido todo un éxito». Además de cantar, los organizadores han gravado todas y cada una de las canciones que durante los próximos meses pasarán por los talleres de postproducción para ser mezcladas, retocadas e insonorizadas y «el próximo verano tal vez podremos contar con un disco donde recopilemos todas estas canciones y muchas más».
Una excursión
Hace tres meses las componentes de estos corrillos de canciones de toda la vida y miembros activos de la Asociación de mujeres La Muela y Asocastrona (Asociación Castronuño Natural) realizaron una excursión a Mucientes, donde visitaron el museo de Paco Díez.
«Cuando salimos del museo estaban cantando una jota que para mí era conocida de cuando mi abuela la cantaba», recuerda de Castro, quien emocionada añade que «en ese preciso momento las mujeres se pusieron a bailar la jota y muchas de ellas, que hacía años que no cantaban, se animaron y tararearon la música y los versos».
Cuando regresaron a Castronuño, Rosana de Castro y su pareja, Enrique Seoane, comenzaron a buscar la fórmula para poner en marcha el ciclo de Canciones al Fresco.
«Como se emocionaron tanto pensamos que era una buena idea recuperar de alguna manera esa tradición que estaba en el olvido y en un periodo muy corto de tiempo nos lanzamos a la piscina», aseguró Seoane, quien recuerda como si fuera hoy cómo la primera noche de los viernes de folclore la plaza se fue llenando de manera tímida al son de los acordes a capela de las mujeres de la asociación.
«El segundo viernes las voces se fueron corriendo y poco a poco fuimos llenando la plaza con más de 80 personas que al término del concierto nos pedían más», explicó de Castro, quien no puede textualizar la emoción de ver cómo el objetivo de recuperar las tradiciones se está cumpliendo.
Ahora cantan
Tienen entre 37 y 80 años. Muchas de ellas hacía años que no cantaban y desde el mes pasado las letras de Arrímate, bailador o Piojos amarillos son el hilo musical de multitud de casas molineras diseminadas por todo el municipio.
«En muchas casas ya no se cantaba y desde que comenzamos esta iniciativa es muy común ir por la calle y escuchar cómo tararean», comentó de Castro, quien recuerda que «en un pueblo es muy complicado que la gente se anime para hacer cosas y de verdad que esta iniciativa ha sido todo un éxito y por supuesto que está animando a todos».
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