Vecinos y visitantes recuperan Villar del Monte

Es uno de los primeros pueblos de la comarca de La Cabrera, una de las más alejadas de la capital leonesa, en la que las tradiciones y la arquitectura de los últimos siglos aún perduran en muchas de sus localidades. Pero en Villar del Monte, hasta hace una decena de años, existía el peligro real de que toda esa riqueza se perdiera para siempre. La tarea de varias personas lo evitó.

El primero de ellos fue Juan Manuel Martínez, que aunque lleva muchos años viviendo en Hendaya, puede presumir de que cada año visita su pueblo, en el que nació y vivió en su infancia. «Incluso el año de la mili», recuerda sobre su capacidad para sacar días de donde no hay con el único objetivo de volver a sus raíces.

Hace unos 20 años comenzó su preocupación por lo que estaba sucediendo en el pueblo: decenas de casas se estaban cayendo por el desuso y la desidia de sus dueños, que en muchas ocasiones apenas pasaban por Villar. También estaba a punto de perderse la memoria de muchas de las costumbres y oficios del lugar. Por eso, decidió empezar a hacer fotografías de muchas de las viviendas de la localidad, con sus hornos enclavados en los balcones de madera, las espectaculares chimeneas rematadas con pizarras o los pajares de la zona alta del pueblo. También de los vecinos haciendo sus labores, incluido el último que trabajó como agricultor.

Y es que en este pueblo situado a pocos kilómetros de Castrocontrigo apenas viven unos diez vecinos durante el invierno, pero ahora en verano se respira otro ambiente. En parte, gracias a la labor de recuperación de Concha Casado, la etnógrafa leonesa que más ha luchado por destacar las tradiciones de La Cabrera, de ahí que la plaza del pueblo lleve su nombre.

Otra de las figuras clave para entender por qué Villar del Monte no ha caído en un derrumbe completo es la llegada al pueblo de Natividad Villoldo, directora del Museo del Encaje de Castilla y León, situado en Tordesillas, pero que tiene en la localidad leonesa una pequeña sede.

«Pensamos convertir el pueblo en una zona de museos de etnografía», explica Villoldo. Y es que a la 'filial' del museo del encaje, inaugurada en 2009 y donde se ubican decenas de piezas encontradas en las casas abandonadas del pueblo o cedidas por sus vecinos, además de otras de nueva creación, se une una serie de centros de diferentes artes que poco a poco se irán abriendo al público. El siguiente será el de la alfarería y cerámica, que se podrá visitar desde el día 10 de agosto, y donde se van a organizar cursos para conocer esta artesanía.

Como centro de toda la actividad etnográfica y cultural del pueblo está la Asociación Villar del Monte. Vida, Costumbres y Tradiciones, que, al igual que los museos que poco a poco se están abriendo, tiene su sede en una casa restaurada para mantener las tradiciones arquitectónicas del pueblo.

«Fundamos la asociación para trabajar por el rescate de la cultura de Villar del Monte», señala Natividad, quien se encargó de comprar y arreglar la vivienda para luego cederla a esta sociedad.

Y es que el trabajo que se está haciendo en la localidad es ante todo altruista, puesto que nadie saca ningún beneficio económico de la labor de reconstrucción del pueblo. Un ejemplo es también Juan Manuel, quien después de restaurar su casa, es uno de los que normalmente enseña el pueblo a todo aquel que viene a verlo si no está disponible alguno de los habitantes.