EL NORTE
Martes, 9 de julio 2013, 21:43
La provincia de Ávila despertó hoy con una tarea difícil: la de asimilar y asumir el resultado del fatal accidente que el lunes se cobraba la vida de nueve personas. El 8 de julio fue una jornada de tensión, incertidumbre y angustia sufridas durante las doce horas que transcurrieron desde que se produjo el siniestro, hasta que el equipo forense hizo pública la lista de fallecidos. Hoy, las familias y vecinos de los municipios afectados despidieron a su víctimas; el primer paso imprescindible- para empezar a aprender a vivir con la realidad.
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Los municipios de Villanueva de Ávila donde residían dos de los fallecidos, padre e hija-, Navarredondilla, Navalosa y San Juan de la Nava acogieron hoy los funerales por sus vecinos. Los otros cuatro fallecidos tomaron caminos diferentes puesto que en el caso de Erica Collao y su hijo Jorge Luis Allende de 64 y 47 años-, sus cuerpos serán repatriados a Chile de donde eran originarios. Así lo confirmó a Ical el alcalde de Navatalgordo, Demetrio Sánchez, que comentó que madre e hijo llevaban viviendo más o menos un año en el pueblo, donde Erica trabajaba como cuidadora de una persona mayor. Tenían familia en Ávila a la que iban a visitar de vez en cuando.
En el caso de Consuelo Pérez, de 70 años, vinculada a Navaluenga, fue trasladada al tanatorio de esta localidad en la que llevaba viviendo unos siete años, según el alcalde, Armando García Cuenca. Natural de Madrid, la mujer, ya jubilada y sin hijos, acudía de vez en cuando a los servicios sanitarios de Ávila. Consuelo fue trasladada hoy por la tarde hasta la capital de España para recibir sepultura en el cementerio de La Almudena, confirmó el primer edil.
Por último, Antonio Rafael Albarrán, natural de Arganda del Rey (Madrid), aunque vinculado a Navalmoral de la Sierra, era muy conocido en el pueblo ya que pasaba largos periodos coincidiendo con el buen tiempo- en la localidad desde hacía décadas. Así lo explicó a Ical la alcaldesa, María Gloria García Herranz, que apuntó que el fallecido estuvo en el tanatorio de Navaluenga para después ser enterrado en Madrid, informa Ical.
Doble luto en Villanueva
Villanueva de Ávila amaneció hoy con un silencio más solemne de lo habitual. A media mañana apenas se veía a gente por la calle y los pocos que circulaban, volvían o se acercaban al tanatorio donde familiares y amigos de Martín y Beatriz padre e hija de 60 y 33 años de edad- los velaban.
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«Nadie está preparado para esto», lamenta el alcalde, Pedro García, que necesita unos minutos para recomponerse y poder conversar. «Es la tensión acumulada», se disculpa. En esta localidad de poco más de 250 habitantes, todos se conocen así que más que vecinos son «familia». Pedro conocía muy bien a Martín. A menudo, comenta, jugaban juntos la partida de cartas. Tanto él, como su mujer y su hija, estuvieron desde siempre vinculados a Villanueva, donde solían trasladarse los meses de verano y también los fines de semana.
Martín, de 60 años, había trabajado muchos años en las canteras de San Sebastián, pero una invalidez lo obligó a regresar a tierras abulenses. Cada lunes, ahora en verano, cogía el autobús que venía de Serranillos para llevar a su hija al centro de la asociación Síndrome de Down en Ávila, donde regresaba el viernes para recogerla y llevarla de vuelta a Villanueva. «Era una niña muy maja y muy querida», afirmó el alcalde que asegura que en un pueblo tan pequeño no es el alcalde, sino simplemente, Pedro.
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Pedro García revive de nuevo las horas de incertidumbre e infinitas llamadas de ayer. Horas de informaciones confusas, de angustia, una auténtica odisea hasta que se confirmó la noticia. El primer edil lleva seis años al frente de la localidad y es reflejo del desconsuelo que vive todo el pueblo; no tiene ninguna duda en afirmar que es lo más duro y lo más difícil que le ha tocado vivir como alcalde.
Primer adiós
San Juan de la Nava celebró el primero de los funerales previstos en la provincia de Ávila para despedir a su vecino, Gerardo Yuste, de 77 años de edad. El sepelio tuvo lugar a las 13 horas. A las puertas de la iglesia parroquial, vecinos y conocidos esperaban a la familia a la que se acercaron para transmitirles su pésame. Unas 200 personas arroparon a los familiares durante el funeral para después acompañarlos hasta el cementerio municipal donde recibió sepultura.
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A las puertas de la iglesia, un primo del fallecido, Julián Yuste, junto a otros conocidos recordaba la afición que tenía Gerardo por andar; una afición también ligada a cuidar su colesterol. Salía cada mañana temprano a recorrer fincas y caminos e incluso llegaba a localidades próximas como El Barraco para disfrutar del mercadillo. Precisamente esa mañana había cogido el autobús con un amigo de dicho pueblo para contratar sus habituales vacaciones de verano en la playa. Su acompañante resultó herido, con golpes y contusiones, pero ya está en casa.
Cuenta Julián que Gerardo estuvo los primeros años de su vida en San Juan de la Nava donde ayudaba a su padre como ganadero. Después, emigró a Alemania donde estuvo más de 20 años realizando trabajos de jardinería. Con la jubilación, regresó a sus orígenes para disfrutar de su pensión y allí se hizo una casa. Gerardo estaba soltero, tenía tres hermanos y algunos sobrinos.
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Navalosa y Navarredondilla
La plaza mayor de Navalosa acogía hoy un pequeño mercadillo. Sentado a la sombra que brinda el Ayuntamiento espera su alcalde, Dionisio Martín, que recuerda la confusión vivida el lunes ya que ni siquiera tenían la certeza de que Juan González, de 77 años de edad, había cogido el autobús hasta Ávila para lo que debía hacer trasbordo en Navalmoral- o había seguido hasta Burgohondo.
«Nacido y criado en Navalosa», como subrayó el primer edil, Juan González se había ausentado del pueblo poco más que para cumplir con el servicio militar o para trabajar en la vendimia francesa. Su oficio era el de agricultor y ganadero, tareas que tras la jubilación mantenía vivas con un huerto al que acudía todas las mañanas a primera hora. «También tenía dos burros que vendió hace poco», precisó al tiempo que recordaba que Juan siempre colaboraba con algunos trabajos en el pueblo.
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Dos vecinos de Navalosa cogieron el autobús. El otro pasajero era una mujer de mediana edad que logró salir por su propio pie.
Por otra parte, Navarredondilla dio hoy su último adiós a Beatriz Pérez, de 45 años de edad, que viajaba en el autobús para acudir al médico. Lo hacía acompañada por su madre, la mujer de 76 años que permanece en la UCI del Hospital Clínico de Salamanca, aunque evoluciona favorablemente según el último parte médico. Ambas vivían solas en esta pequeña localidad de poco más de 250 habitantes donde la tragedia se ha sentido en todos los rincones, como reconocía el teniente de alcalde, Juan José Rodríguez, poco después del funeral.
En el municipio siguen, por tanto, muy pendientes de la evolución de la paciente que sigue ingresada en Salamanca. De la misma manera, en Navaluenga, siguen muy de cerca el estado de la niña de 7 años, también ingresada en Salamanca, y que según el último parte médico continuaba ingresada en la UCI infantil. Tanto ella como su madre, hospitalizada en Ávila, y su padre, residen en Navaluenga desde hace varios años. La madre es de Paraguay, pero la pequeña ya nació en tierras abulenses. El matrimonio trabaja en el pueblo, él como cocinero y ella como cuidadora. Según reconoció el alcalde, Armando García, el municipio se encuentra ahora «asumiendo el golpe» y tratando de volver a la normalidad.
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