Metáforas animales de Guadalupe Nettel
La escritora mexicana presenta 'El matromonio de los peces rojos', III Premio Ribera de Duero
V. M. NIÑO
Lunes, 10 de junio 2013, 22:23
Metáforas animales para hablar de los humanos, bestias que son el pretexto de los cinco cuentos que forman 'El matrimonio de los peces rojos' (Páginas de Espuma). Guadalupe Nettel es su autora y la ganadora del III Premio Ribera del Duero que llega ahora a las librerías.
Nettel (México, 1973), escritora muy reconocida en su país con tres títulos en Anagrama, se siente doblemente premiada. «Estaban en el jurado dos de los autores españoles de referencia para mí, Marcos Giralt Torrent y Enrique Vila-Matas».
'El matrimonio de los peces rojos' es el primer cuento de la colección de cinco que conforman el libro galardonado. Acostumbrada a alternar relatos y novela, en esta ocasión le salieron «cuentos un poco más largos, de entre 20 y 25 páginas». Sus «animales marginales: Serpiente, cucarachas, peces, gatos...» son el espejo del acontecer de sus protagonistas. «De lo que habla el libro es de cómo se fraguan las grandes decisiones de nuestra vida, cómo de manera sigilosa van teniendo lugar en nuestra conciencia. Me refiero a decisiones mayúsculas: irte a vivir a otro país, divorciarte, y al camino previo que recorren».
Convivencia imposible
Y en seguida remite a ese primer cuento. «Habla de una pareja que no se lleva demasiado bien. Habitualmente vemos a los matrimonios en reuniones, en cenas, en fiestas pero no desconocemos las tensiones de fondo, cómo se llevan en su intimidad. Por eso recurro a dos peces betta, que comparten pecera sin que eso sea posible porque están destinados a acabar el uno con el otro, a la pelea. Si metes otro pez en el mismo espacio, ver cómo afecta a la convivencia, ese momento de reajuste». Así utiliza Nettel a los peces y subraya su condición de ficción tras su novela autobiográfica 'El cuerpo en que nací'.
Si tiene que definir su relación con la novela y el cuento, remite e Tabucchi que decía que la novela era un matrimonio y el cuento una aventura. «La novela es un trabajo largo, incierto, como si fueses al psicoanalista frente a la terapia rápida del cuento. Una novela es un reto mayor, puedes estar años sin saber si llegará a buen puerto, si darás un giro racial. Un cuento es un disparo, más veloz, más contundente».
Crecida en Francia y formada en el Liceo francés de México, Guadalupe se siente «al 50% deudora de la tradición francesa y otro tanto de la mexicana. En mi juventud leí mucha literatura francesa y luego estudié Letras Hispánicas en la Universidad, por lo que leí a los clásicos españoles y a los grandes narradores latinoamericanos. Ahora veo que después de cierto anquilosamiento al final del siglo XX, la literatura europea vive una especie de renacimiento. Y la latinoamericana sigue tan vigorosa». Entre sus referentes galos, sigue a Valery Mrejan, Jean Echenoz y Mathie Enard. Disfruta de la ironía de Philip Roth y de las novelas cortas de Zweig.
La burroteca
Esta ganadora del Premio Nacional mexicano Gilberto Owen es escéptica con lo vaticinios de la «pujante economía» de su país. «Hay diferencias muy radicales, un abismo entre clases sociales altas y las bajas, hay miseria en la calle como aquí no conocen». Eso sí en materia cultural «el Estado apoya el cine o las literatura, ayuda a las artes en general», aunque eso no impide que el mundo editorial «sea una especie en extinción. No se compran libros, la gente no lee, se está perdiendo la costumbre».
Partidaria de fomentar la lectura, echa de menos iniciativas como las que vio en Colombia. «El Estado impulsa la lectura como manera de luchar contra el narcotráfico y la violencia. Parece descabellado pero cuando un niño se convierte en lector es más difícil que sea un asesino, se le abren otros mundos, otros conocimientos, puede viajar, puede hasta escribir. La lectura es una gran vía de escape a muchas frustraciones, pero cuesta sentarse y ponerse. En Colombia existe la 'burroteca', que son burros que llevan libros de un pueblo a otro, donde se pueden cambiar y la gente hace reuniones en torno a los libros».
Vive la promoción de estos cuentos con un original en el bolso, aprovechando las esperas para darlo otra vuelta. «No soy nada metódica», confiesa. Así que ha vuelto al texto en el que estaba cuando se le cruzó su anterior novela y los cuentos.
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