Teresa Bermejo. / A. de Torre
DE CALLE EN CALLE: DÁMASO ALONSO

Calles de un barrio emergente

La proliferación de servicios hacen de Nueva Segovia un lugar pujante

CARLOS ÁLVARO

Martes, 9 de abril 2013, 15:33

Estamos en un barrio de reciente construcción, Nueva Segovia, abrazado por dos calles principales que rinden homenaje a dos poetas de la Generación del 27, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre. Abordamos hoy la primera, con sus correspondientes incursiones en las cercanas plazas de Tirso de Molina y Bécquer y un breve paseo por la calle de Baltasar Gracián.

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Nueva Segovia hunde sus raíces a comienzos de la década de 1980, cuando el Ayuntamiento de Segovia decide ensanchar la ciudad. Primero se trazan las calles y las plazas y se construyen las primeras viviendas, de carácter social, precisamente al comienzo de la calle de Dámaso Alonso, y poco a poco, con el paso de los años y el desarrollo del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1984, comienzan a proliferar los edificios, las infraestructuras, los comercios, las cafeterías, la parroquia, las sucursales bancarias y los servicios en general. Treinta años después, Nueva Segovia es un barrio hecho, con identidad propia y alrededor de 6.500 vecinos, en su mayoría matrimonios jóvenes y con niños pequeños.

La calle de Dámaso Alonso fue una de las primeras del entonces llamado 'polígono' de Nueva Segovia en que se construyeron viviendas. En 1989, el alcalde Juan Antonio Perteguer inauguró el pabellón polideportivo Pedro Delgado. El ciclista segoviano estaba en aquella época en la cúspide de su carrera. En 1988 se había proclamado campeón del Tour de Francia y en 1989 ganó su segunda Vuelta Ciclista a España El Ayuntamiento siempre tuvo claro que el pabellón debía llevar el nombre de Pedro Delgado Robledo, el gran campeón que tanto ayudó a difundir el nombre de Segovia fuera de las fronteras españolas. El polideportivo ha sido testigo, a lo largo de los últimos años, de las gestas del Caja Segovia, además de sede de un Mundial de fútbol sala y escenario de memorables partidos.

Pasado el tiempo, a ambos lados del 'Perico' Delgado se construyeron el campo de fútbol Mariano Chocolate lleva este nombre en memoria del entrañable Mariano Gutiérrez Gómez 'Chocolate', jugador de la Gimnástica Segoviana entre 1947 y 1965 y los campos de hierba artificial de Nueva Segovia. El conjunto de estas infraestructuras ha dado lugar a un complejo deportivo de importancia que ha ayudado a dinamizar la vida de la zona. No hace muchos años surgió, justo enfrente del pabellón, un centro de ocio con cines, bolera, gimnasio, cafeterías, cervecerías y pizzerías. A día de hoy, es, pues, punto de reunión de jóvenes y adolescentes, que con su presencia hacen honor al nombre del barrio: Nueva Segovia.

Los edificios que pueblan la calle Dámaso Alonso son de construcción reciente; por una parte, bloques de pisos y, por otra, viviendas unifamiliares adosadas. Al comienzo de la vía se encuentran las instalaciones del Centro Integrado de Formación Profesional, recientemente construido por la Junta de Castilla y León, y al final, un colegio que lleva el nombre de una escritora con raíces segovianas, Elena Fortún. La calle de Baltasar Gracián, perpendicular a Dámaso Alonso, y las cercanas plazas de Tirso de Molina y Bécquer también tienen un carácter residencial. Todas completan la cara norte del barrio.

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Poetas y escritores

El callejero de Nueva Segovia rinde homenaje a poetas y escritores del Siglo de Oro y de la Edad de Plata de la literatura castellana. Dámaso Alonso (1898-1990) fue un poeta perteneciente a la Generación del 27, además de doctor en Filosofía y Letras, historiador literario, catedrático y filólogo. En 1945 entró a formar parte de la Real Academia de la Lengua Española, institución que llegó a presidir en 1968. En 1944 publicó su obra más importante, 'Hijos de la ira', marcada por la posguerra y el desarrollo de la II Guerra Mundial.

Por su parte, Baltasar Gracián y Tirso de Molina fueron dos autores encuadrados en el denominado siglo de Oro. Gracián (1601-1658) está considerado como uno de los pensadores españoles más profundos. Entre sus obras destacan 'El Criticón' alegoría de la vida humana y 'Oráculo manual: El Arte de la Prudencia', colección de aforismos que ayudan al lector a desenvolverse en un entorno hostil. Tirso de Molina, seudónimo de fray Gabriel Téllez, vivió entre 1583 y 1648 y destacó como autor teatral, aunque también cultivó la poesía, género que hizo inmortal al sevillano Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), poeta y narrador encuadrado en el Romanticismo y autor de 'Rimas y Leyendas'. Ninguno de estos cuatro escritores tuvo, que se sepa, relación con Segovia, pero sus nombres bien merecen figurar en el callejero de cualquier ciudad.

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Esta 'nueva' Segovia poco, o nada, tiene que ver con la Segovia romana, medieval, hebrea, gótica o renacentista. Sus rincones, sus calles, sus plazas, respiran puro siglo XXI, pura actualidad.

«Es un lugar tranquilo, cómodo y muy autosuficiente»

Teresa Bermejo lleva en Segovia desde el año 2009, cuando entró a dirigir el gimnasio Incorpore. Y está encantada con el lugar donde trabaja, un barrio extraordinariamente cómodo. «Es un sitio muy tranquilo y fácil de habitar. La gente destaca la gran cantidad de plazas de aparcamiento que hay y esto es una gran ventaja en comparación con otras zonas de la ciudad», señala.

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Esta madrileña también es partícipe de una sensación cada vez más compartida y extendida: que los vecinos de Nueva Segovia cada vez necesitan salir menos de su barrio. «Es una sensación muy personal, pero creo que la gente de aquí empieza a consumir en el barrio. Se han abierto más establecimientos comerciales y eso influye mucho».

Es cierto. En muy pocos años, Nueva Segovia ha ganado en autosuficiencia. La apertura de librerías, bares, cafeterías, sucursales bancarias y grandes superficies comerciales ha terminado con esa imagen de barrio alejada del centro pero dependiente del mismo. «Hay muchos servicios y las comunicaciones son buenas. Los autobuses llegan con regularidad y se puede aparcar en cualquier zona sin demasiadas dificultades», añade Teresa, que está encantada con su lugar de trabajo: «Me gusta por la tranquilidad y por la propia configuración del barrio. Hay calles anchas, plazas, parques, jardines... La zona es nueva y los vecinos son, en su mayoría, familias jóvenes. Esto se nota mucho».

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Con aproximadamente 6.500 vecinos, Nueva Segovia es, sin lugar a dudas, la zona de la ciudad que más ha crecido durante los últimos años. Tiene dos colegios y acoge el Centro Integrado de Formación Profesional, con todo lo que eso supone. Pronto dispondrá incluso de biblioteca pública, cuyo edificio se está construyendo en unos terrenos próximos al hotel Cándido. Frente a la fosilización que se percibe en el recinto amurallado, Nueva Segovia representa todo lo contrario.

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