Borrar
XXV aniversario DE LA EOI DE vALLADOLID

"El interés era tal que había que hacer noche en la fila para conseguir una de las codiciadísimas plazas"

El director de Unidad de Negocios Digitales de El Norte de Castilla cuenta su experiencia como exalumno de la Escuela Oficial de Idiomas de Valladolid

JAVIER ESCRIBANO

Jueves, 7 de marzo 2013, 09:51

Más de cien años hace que se fundó en Madrid la primera Escuela Oficial de Idiomas. Una institución con un extraordinario prestigio por donde dicen pasó, por ejemplo, Claudio Sánchez Albornoz. Para los que en los primeros ochenta, desde Valladolid, aspirábamos a obtener la reputada titulación que ofrecía, se celebraban exámenes una vez al año a los que se podía optar matriculándose por libre. A finales de esa misma década se implantó la EOI en Valladolid. Inicialmente tomó prestadas las instalaciones del CIFP Juan de Herrera en la Avenida de Segovia. Instalaciones que compartía con los alumnos de Formación Profesional del Centro. Recuerdo haber hecho allí cola junto a muchos otros aspirantes para conseguir mi primera matrícula oficial. El interés era tal que había que hacer noche en la fila para conseguir una de las no muy numerosas pero codiciadísimas plazas que ofrecían. Desde aquel momento pasé nueve cursos entre los diferentes idiomas que estuve aprendiendo allí.

El aumento de alumnos provocó que poco tiempo después, en la misma avenida, comenzara la construcción de un edificio para uso exclusivo de la EOI para lo que, transitoriamente, la escuela estuvo instalada durante un curso en el barrio del Cuatro de Marzo. Un curso después, ya en su ubicación actual, se inauguró. Como toda apertura tiene su anécdota, el edificio vino sin rótulo por lo que la directora de entonces tuvo que encargar uno contra el presupuesto de aquel año. Eso sí, su tejado sustentaba varias parabólicas que conectaban a sus alumnos con emisiones audiovisuales de otros países en diferentes lenguas. En unos tiempos, más cercanos de lo que parecen, en los que ver cualquier tipo de documento en otro idioma era algo excepcional poder acceder a ver películas en versión original con subtítulos en la misma lengua extranjera era un privilegio.

El centro siempre ha sido un hervidero de actividad. Los grupos de alumnos por los que pasé nunca fueron homogéneos en edad sino que convivían chavales de quince años, por ejemplo, con adultos que en su madurez querían complementar su formación con lenguas extranjeras y una enseñanza de muy alta calidad. Porque quienes por allí pasan lo hacen porque así lo deciden. No es una enseñanza obligatoria sino complementaria de otras. Que se puede hacer por motivos profesionales o por gusto personal ya que los idiomas abren fronteras y permiten conocer otras formas de entender el mundo y sus distintas sociedades y opciones. Asumir que hay otras formas de hacer las cosas y solucionar los problemas colectivos es un primer paso hacia el progreso.

El profesorado ha sido como conjunto excelente. Auténticos especialistas en la docencia de idiomas que, además de contar con el dominio de ellas, sabían transmitirlo, conjunto de circunstancias que no se dan en todos los casos. Además no solo se estudia una lengua, sino también las costumbres o diferencias de la misma en diferentes países. Así recuerdo cómo tratábamos del inglés del Reino Unido o RP pero veíamos sus variaciones americanas. Incluso nos llegaban a enseñar las palabras que los americanos habían heredado de las tribus indias autóctonas. No puedo por tanto más que estar agradecido a todos los profesores.

La oferta de la escuela, a lo largo de los años, ha crecido cubriendo los idiomas inglés, francés, alemán, italiano, portugués, chino y español para extranjeros. Además desde hace años cuenta con los centros de Medina del Campo y Laguna de Duero.

En estos días la EOI de Valladolid celebra su XXV aniversario. Los métodos de enseñanza, obviamente han cambiado conforme a los tiempos. Los profesores ya no cuentan con las tizas. En su lugar proyectores y elementos electrónicos les permiten conectarse a multitud de fuentes idiomáticas. Las filminas forman ya parte de la hemeroteca.

Varios años después de aquella larga noche en una fila con la incertidumbre de si conseguiría plaza o no, Elena, una de las que fueron mis profesoras, en este caso de alemán, me pide que cuente algo sobre la escuela. ¿Cómo no hacerlo? Baste con decir que, con esfuerzo y constancia, cambió mi vida profesional y personal. ¿No es suficiente? ¡Ah! Y que en cuanto tenga hueco me reengancho. Gracias y ¡feliz XXV aniversario!

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla "El interés era tal que había que hacer noche en la fila para conseguir una de las codiciadísimas plazas"