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Justas Medievales del Passo Honroso, de Hospital de Órbigo (León). / Carlos Belloso
ESPECTÁCULOS

Castilla y León, un plató de recreaciones históricas

Profesores de la Universidad Miguel de Cervantes proyectan un itinerario turístico y cultural por 45 lugares donde los vecinos reviven episodios históricos

JESÚS BOMBÍN

Domingo, 27 de enero 2013, 19:16

Los actores suelen ser anónimos y esforzados lugareños, el guion lo escribieron en la historia hace siglos sus antepasados, y de la dirección, a falta de un Steven Spielberg, se ocupa también el vecindario. Lo mismo que del vestuario, la megafonía, las gradas o la atmósfera de época de calles y plazas en las que se agolpan miles de visitantes embelesados por el resplandor de antorchas y el tronar de tambores y timbales.

En esta agitación escénica, proliferan desde hace años citas que recrean episodios históricos como las justas medievales de Hospital de Órbigo, la exaltación del fuero en Brañosera, la visita de Carlos V a Mojados, la representación medieval de Espinosa de los Monteros, las fiestas de astures y romanos en Astorga, la batalla de Atapuerca en Burgos, el Sinodal de Aguilafuente en Segovia... Castilla y León es una factoría de recreación que ha comenzado a ganar notoriedad de la mano de colectivos ciudadanos y Ayuntamientos de municipios, que han apostado por escenificar en sus calles batallas, hitos, visitas reales y tramas históricas convocando a miles de vecinos y visitantes.

Implicación emocional, sentido de comunidad e identidad, atracción turística con repercusión económica en hostelería, turismo rural, alojamientos... Son dispares las motivaciones que laten bajo las representaciones históricas. Tantas, como sus efectos positivos en los municipios que las impulsan. En evaluar el impacto de esta actividad están embarcados tres profesores de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, una investigación que además busca coordinar las recreaciones históricas de la comunidad con el fin de agruparlas y darles mayor visibilidad.

Carlos Belloso, profesor de Historia; Berta García Otero, de Marketing; y Javier Alfonso Rodríguez Escobar, de Economía, han ampliado una investigación inicial hasta incluir 45 recreaciones históricas que toman los cascos históricos o el campo de Castilla y León a lo largo de todo el año. Han sido seleccionadas por su trayectoria, rigor histórico, precisión en la vestimenta e infraestructura que complementa las representaciones, si bien no dan por cerrada la lista. Su intención es reunir a organizadores de estas manifestaciones culturales a través de un foro de intercambio de experiencias y apoyo mutuo, con vistas a diseñar un itinerario turístico y cultural de recreaciones históricas que se celebran en Castilla y León. El primer foro para para plasmar este empeño tendrá lugar el 13 de abril, en la biblioteca municipal de Simancas. Allí los organizadores de estos eventos debatirán cómo mejorarlos, hacerlos más atractivos y aprovechar todo su potencial. «Esto sigue creciendo», explica Carlos Belloso. «Muchos pueblos ven los resultados y repiten; y otros se animan, ven que por unos días las calles se llenan de gente y se dinamiza todo el entorno gracias al recuerdo de episodios históricos».

El reto de divulgar

Las clases que imparten en el grado de Turismo han llevado a estos docentes a otear el mapa de Castilla y León imaginando un producto turístico y cultural en el horizonte. Están convencidos de que con un planteamiento colectivo, el sector de las recreaciones históricas ofrece gran recorrido. «Cuando estudiamos la demanda de estos eventos vemos cómo precisa ser vinculada con la oferta para crear algo atractivo que atraiga visitantes, con horarios orientados a que pernocten y se muevan por la comarca, como sucede en Oña desde hace 25 años con 'El Cronicón'», expone Berta García Otero.

También ven crucial detectar carencias que merman su potencial. Por ejemplo, como conjunto se echa en falta un calendario cronológico, geográfico y estable que fije la celebración de estas citas incluyéndolas en un catálogo divulgativo.

En el origen de estas manifestaciones comunales late el interés por conocer la propia historia de la localidad, reviviendo un pasado en el que el imaginario colectivo juega un papel esencial. Así lo interpreta Carlos Belloso al haber observado que las recreaciones en vivo «adquieren una dimensión cultural, turística, histórica, económica, etnográfica y de patrimonio inmaterial que buscan en última instancia rastrear las señas de identidad de todo un colectivo». En este ámbito, remarca que la singularidad de que surjan iniciativas a las que se suman desinteresadamente cientos de habitantes de un pueblo contrasta con el clima social de individualismo.

Los investigadores han constatado entre los organizadores de estos espectáculos un «interés real» de unirse para ver cómo pueden mejorarlos. Para ello, en el foro de Simancas analizarán las recreaciones, cómo ponerlas en marcha y mantenerlas, aprovechar las infraestructuras que ofrece el patrimonio, cómo implicar socialmente a la población, la seguridad... «Es algo que ellos mismos estaban demandando; es necesario construir una metodología», reseña Carlos Belloso. La capacidad de estas escenificaciones para insuflar a los pueblos señas de identidad es otro de los acicates que mueve a sus vecinos. «Aportan identidad cultural, diferencia como pueblo, un estímulo para que duren en el tiempo y no caigan en la inercia y el cansancio», reflexiona Berta García Otero. Castilla y León está salpicada de citas escénicas que transforman calles y plazas de pueblos en un plató vecinal, un fenómeno que convierte el pasado histórico en valioso patrimonio inmaterial que, a los ojos de estos expertos, brinda un alud de oportunidades turísticas y de disfrute colectivo.

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