¿Fue asesinado el conde Don Tello de Castilla?

El conde Don Tello de Castilla, hijo ilegítimo de Alfonso XI y Leonor de Guzmán y que está enterrado en la sacristía de la iglesia de San Francisco, pudo haber sido asesinado de un golpe. Esta es la principal conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores, dirigido por el palentino Marcial Castro. Las primeras conclusiones, que no son definitivas, fueron expuestas ayer en un acto celebrado en el Centro Cultural Provincial. Siete siglos después de su muerte, ocurrida el 13 de octubre de 1370 a los 33 años, los restos del conde fueron exhumados de su bello sepulcro, que se conserva en la sacristía del antiguo convento franciscano, para practicarle una análisis genénico, antropológico y radiológico.

Marcial Castro, natural de Autillo de Campos, ha explicado este jueves que los resultados de los estudios permiten hablar del conde Don Tello como «un individuo que medía entre un 1,62 como mínimo y 1,66 máximo, por lo que no era excesivamente alto para la época». «Si lo comparamos con la población musulmana que en su momento vivía en Al Andalus, sabemos que era más bajo que la media, un poquito más bajo que la media cristiana y bastante más bajo que la media de la nobleza del siglo XIV», agregó.

El estudio que se ha realizado a los huesos concluye que «este personaje tenía entre 26 y 35 años, que se corresponde perfectamente con la edad que sabemos que tenía cuando murió, 33 años», explicó el investigador.

No obstante, el dato más importante del estudio ha sido la aparición de unos «signos claros de violencia en la parte del occipital, más o menos hasta la parte coronal del cráneo, donde hay marcas claras de golpes», lo que permite concluir inicialmente que el conde fue asesinado de un golpe o de varios golpes en el cráneo. A partir de este hallazgo, el equipo investiga si estos golpes pueden ser la causa de la muerte o esta pudo ser un hecho posterior. «Hay un poquito más de posibilidad de una muerte violenta, porque el golpe se produjo cuando el hueso estaba todavía húmedo, es decir fresco», agrega el historiador.

El corte encontrado en los restos indicaría que el asesinato puede ser una de las causas posibles de la muerte del conde. Esta teoría contrasta con las crónicas históricas y con el testamento de Don Tello, que hablaban de una muerte natural.

La investigación sobre esta hipótesis continuará con pruebas antropológicas y radiológicas. «Es una teoría enormemente sugerente. Motivos para matar al conde había bastantes en la época. Pertenecía a una familia homicida, donde prácticamente todos se exterminaron los unos a los otros», agregó el investigador. No obstante, de momento no puede confirmar la teoría de que se produjera una muerte de tipo violento, «aunque parece que hay un poquito más de posibilidad de que así fuera», matiza Castro. «Nos esperábamos los resultados de un individuo que murió de forma natural, según dos fuentes históricas que manejamos. La posibilidad de un asesinato nos ha sorprendido a todos. Ha sido un hallazgo tan reciente que merece la pena seguir investigando, lo que nos lleva a ser prudentes con los resultados. No podemos decir taxativamente que murió de forma violenta, pero no se descarta», explicó ayer minutos antes de iniciar la exposición de las conclusiones del estudio.

Una de las sorpresas que se encontraron los investigadores cuando exhumaron los huesos del conde Don Tello de Castilla, el 28 de julio pasado, fue la aparición de los restos de un bebé recién nacido. Entonces se abrieron muchas posibilidades, incluso novelescas. Marcial Castro explicó ayer que «el bebé no pertenece al contexto histórico en el que nos hemos movido los investigadores». «Hace treinta años se encontraron los restos de un bebé haciendo unas obras en la zona del coro de San Francisco, y como no sabían qué hacer con él decidieron ponerlos junto con los restos de don Tello», explica.

Probablemente el bebé sea de los siglos XVIII o XIX «porque la mortaja del niño tiene un tipo de botones y de adornos que recuerdan mucho a los de la cerámica de esa época». «En cualquier caso, son botones modernos no medievales», apostilla el doctor García Urbón.