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Santiago Carrillo en el mitin de Valladolid. / Archivo Municipal
EL ADIÓS A UNA FIGURA HISTÓRICA

Valladolid, escenario del primer mitin legal de Carrillo

El entonces secretario general del PCE animó a los más de 9.000 congregados en el Pabellón Huerta del Rey a luchar por la democracia como los comuneros

ENRIQUE BERZAL

Jueves, 20 de septiembre 2012, 11:07

Valladolid fue escenario del primer mitin legal de Partido Comunista de España, liderado por Santiago Carrillo, tras la Guerra Civil. Tuvo lugar ni más ni menos que el 23 de abril de 1977, fecha que rememoraba la derrota de los comuneros en Villalar, y el seguimiento fue multitudinario. La capital del Pisuerga se erigió, de hecho, en el centro de atención de los medios de comunicación, españoles y extranjeros.

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El PCE salía a escena de forma multitudinaria y legal, tras casi cuarenta años de dictadura franquista. Era la campaña electoral de las primeras elecciones generales tras la muerte de Franco, las de junio de 1977, y más de 9.000 personas acudieron al Polideportivo Huerta del Rey para escuchar las palabras del secretario general del PCE, todo un mito de la lucha antifranquista.

En una fecha tan señalada, Carrillo no pudo por menos que referirse a «la Castilla de los comuneros. La Castilla de los hombres que se levantaron contra la monarquía extranjera defendiendo las libertades. La Castilla que desgraciadamente fue vencida pero que de haber triunfado quizá hubiera cambiado de curso la Historia». La comparación era pertinente, a tenor del contexto que se vivía: había llegado la hora, apuntaban los comunistas, de luchar por las libertades amordazadas siguiendo el ejemplo histórico de los comuneros.

El mitin contó además con las intervenciones de Julián Ariza, que entonces encabezaba las listas del partido al Congreso por Valladolid, César de Prada, responsable del PCE en la ciudad, y Anselmo Hoyos, del Comité Ejecutivo. La expectación era tal, que incluso reunió a varias cadenas de televisión de Bélgica, Alemania y Estados Unidos.

En las palabras de Carrillo salió a relucir la persecución sufrida por los comunistas durante la dictadura franquista, si bien recalcando que, «a pesar de todo, en nuestro pecho no hay odio ni espíritu de revancha, porque los comunistas estamos dispuestos a que en este país nunca jamás vuelva a haber otra guerra civil».

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Era aquel un Carrillo contemporizador, empeñado en sacudirse esa imagen de 'bestia negra' propagada por el Franquismo y consciente, sin duda, de lo que se estaba jugando el país; no solo animaba a echar al olvido los odios guerracivilistas, sino también a comprender la decisión del PCE de asumir, junto a la bandera del partido, la enseña nacional, sin olvidar el reconocimiento explícito de la Monarquía. «El partido ha dado muestras de una gran madurez.

Fue mucho más difícil hacer comprender la política de reconciliación nacional o la de amistad con los cristianos, que lo que está siendo hoy hacer comprender la necesidad de asumir la bandera del Estado español», reconocería después ante los periodistas.

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Paradojas de la historia, pese a experimentar un considerable aumento de afiliados, el PCE terminaría pagando caro el rechazo ciudadano hacia todo lo que recordase la guerra civil y la dictadura franquista, y eso que fue la fuerza política que más hizo por derribarla: en las elecciones generales de 1977, 'el Partido', como se le conocía en tiempos de clandestinidad, quedó en Valladolid detrás de UCD, PSOE y AP; al igual que este, no obtuvo escaño alguno.

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