4.000 personas disfrutan de la puesta de bandera de Medina que anuncia las fiestas

En el preciso momento en el que las agujas del reloj de la iglesia de la Colegiata de Medina del Campo marcaron las doce de la mañana un nervioso y emocionado Ángel Herrera abanderado de este año subió los últimos peldaños de la estrecha escalera de la torre del inmueble religioso y colocó la bandera nacional. Tras este centenario ritual llegó el turno del habitual replique de campanas, el disparo de las doce bombas de mortero y cientos de botellas fueron descorchas por multitud de peñas y medinenses quienes de esta forma dieron comienzo a los ocho días de fiesta.

«Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida y a pesar de que en un principio tenía nervios cuando estaba en lo alto de la torre se me pasó todo», comentó Herrera, quien siempre quiso poner la bandera porque era la ilusión de su vida desde pequeño: «Soy medinense, no hay nada mejor que este momento y nunca lo olvidaré».

Ese punto de felicidad que relataba Herrera también fue compartido con alrededor de 4.000 personas, según cifraron fuentes de la Policía Local, quienes embargados por la emoción de celebrar un año más los ocho días de fiestas patronales en honor a San Antolín se lanzaron de lleno a las calles del municipio donde dieron el pistoletazo de salida a la semana grande de la villa de las ferias. Después de que la alcaldesa de la localidad, Teresa López, animara a todos los presentes a disfrutar de las actividades lúdicas programadas «para que nos hagan olvidar la cruda realidad económica que estamos atravesando», los diferentes colectivos de peñistas, fueron invadiendo poco a poco cada una de las doce casetas de la Feria de calle instaladas este año en la Plaza Mayor .

«Nosotras todos los años hacemos los mismo. Después de la puesta de la bandera nos vamos de casetas hasta las seis de la tarde y vamos a casa a dormir una siesta para continuar la fiesta por la noche», explicó la medinenses, Cristina González, quien junto a Patricia, Alicia, María de la Cruz y Olga pasaron una mañana divertida y en familia (tres generaciones juntas-madre, hija y abuela).

Los que también salieron a divertirse fueron los miembros de la peña El Cencerro. Esta panda formada por doce parejas y 24 niños, de cero a cuatro años, no quiso perderse la puesta de la bandera ya que «es una tradición por lo que nunca nos lo perdemos» comentó Clara García.

Anécdotas, reencuentros y muchas ganas de diversión fueron la nota predominante en los más de doce chiringuitos de la Plaza Mayor que, como en años anteriores, estaban llenos de familias, amigos y conocidos que hacían largas colas para conseguir un refrigerio. La espera también se sufrieron en la zona de la antigua y en la calle Ángel Molinada donde los más jóvenes disfrutaron de las discomovidas promovidas por los bares, así como de actividades lúdicas y casi tradicionales como la guerra de globos de agua. Después de la euforia de las primeras horas de San Antolín, se hizo el silencio y el único ruido perceptible era el producido por el servicio municipal de limpieza, que apuraba la tarde para que a las 21:00 horas todo volviera a estar en perfecto estado para el pregón de las fiestas. Tras la proclamación de las tres representantes de la juventud medinense, la inauguración del alumbrado ferial y el desfile de peñas, las horas dejarán paso al primer encierro tradicional al estilo de la villa. Antes de la suelta por el campo, el primer morlaco en hacer presencia en las calles de la villa será el Toro del Alba que como de costumbre a las 7:30 horas de la mañana será desencajonado.

Hora y media más tarde y tras el rezo al patrón en la fachada de la Ermita del Amparo seis reses recorrerán escoltadas por al menos 300 caballistas los más de tres kilómetros del recorrido por el campo, y ya por la tarde a las 18:.00 horas tendrá lugar la monumental corrida de toros del Bello Arte de Rejones para las figuras del toreo a caballoPablo Hermoso de Mendoza, Sergio Vegas, Diego Ventura.