El conde sale de su sepulcro de Palencia
Un equipo de investigadores, dirigido por Marcial Castro, exhuma los restos de Don Tello para analizarlos
FERNANDO CABALLERO
Martes, 31 de julio 2012, 12:41
Siete siglos después, el conde Don Tello de Castilla, hijo ilegítimo de Alfonso XI y Leonor de Guzmán, no descansa tranquilo en su hermoso sepulcro de la sacristía del convento de San Francisco de Palencia. Siete siglos después de su muerte, ocurrida el 13 de octubre de 1370 a los 33 años, un grupo de investigadores, dirigidos por el palentino Marcial Castro, están analizando sus restos, y procedieron a su exhumación, bajo la atenta mirada del delegado diocesano de Patrimonio, José Luis Calvo Calleja. Marcial Castro, natural de Autillo de Campos y profesor de Historia en el IES Virgen de las Nieves de Granada, fue el historiador que trabajó en la confirmación de que los restos de Cristóbal Colón que se conservan en Sevilla pertenecen a los descubridor de América.
Ahora busca conexiones de Colón con el infante enterrado en Palencia. Uno de los motivos del estudio de los resto exhumados ayer es buscar relaciones en el tipo de enterramiento, ya que es similar a otros restos de Colón en Valladolid. «Ambos son personajes ilustres enterrados con hábitos franciscanos. En el de Colón, aunque su origen es sevillano, hay muchas similitudes. Aparecen hilos de oro y plata en los tejidos, lo que es una aparente contradiccion el hecho de que vaya vestido de gala, con oro y plata, y lleve los habitos franciscanos, que representan todo lo contrario, la humildad extrema», explicó ayer Castro en la sacristía de San Francisco.
Cuando estudió a Colón, el historiador recordó la figura de Don Tello, que en la zona del cuello se observa que el hábito va por encima de una vestimenta más rica, en esa idea de que es compatible mezclar todo tipo de lujo con el hábito franciscano. «En el caso de Don Tello, incluso llevaba una espada, que es completamente contraria del pacifismo franciscano», agrega.
Permiso a la Diócesis
Marcial Castro solicitó entonces permiso a la Diócesis «para comprobar si Don Tello tenía restos de tejidos guardados y comprobar si realmente estas casualidados son en realidad una forma de enterramiento habitual». Tras exhumar los restos, el resultado es negativo. «No hemos encontrado restos de tejidos a simple vista, aunque podemos encontrar a nivel microscópico», confía.
El sarcófago con los restos de Don Tello de Castilla fue descubiertos en 1978 en un arcolosio del presbiterio donde permanecieron tapados desde 1562 por el entonces recién licenciado en Historia del Arte Rafael Martínez. El sarcófago, de madera de nogal del siglo XIV y con una imagen yacente vestida con hábito franciscano, se llevó a restaurar, y los restos del infante de Castilla permanecieron en una caja de madera, hasta enero de 1998 que volvieron a su lugar de origen. Desde 1999, se encuentra en la sacristía de San Francisco, iglesia propiedad de la Diócesis que regentan los jesuitas.
Don Tello de Castilla es hermano de Enrique II y hermanastro de Pedro I 'El Cruel'. Fue un personaje muy importante en el Pais Vasco, donde fundó cuatro villas: Marquina, Elorrio, Guernica y Erricaez. También fue señor de Aguilar de Campoo y de Vizcaya.
Marcial Castro destaca que el estudio es independiente y no está subvencionado más que por los propios investigadores. En esta investigación mustidisciplinar intervienen, además del historiador palentino, el profesor José Antonio Llorente Acosta, genetista que participó de los estudios de Colón e investigador también de los restos de Simón Bolívar; el antropólogo de la universidad de Sevilla Juan Manuel Guijo Mauri y el radiólogo del Hospital Río Carrión Manuel García Urbon.
Tras exhumar los restos, el equipo se trasladó con ellos al Hospital Río Carrión, donde se realizó un estudio radiológico completo. Mientras el profesor Mauri llevaba ayer a cabo las medidas antropométricas de los restos, el profesor Castro señaló que Don Tello era una persona sana que no sufrió accidentes graves. No era muy alta, ya que medía entre 1' 62 o 1,63.
Rafael Martínez explicó que este personaje del que hay indicios de que pudiera morir envenenad fue enterrado en Palencia porque así lo dejó escrito en su testamento. El convento franciscano era entonces uno de los más importantes de Castilla y él tenía una gran devoción por San Francisco.
Cuando murió, Don Tello fue enterrado en el presbiterio de la iglesia, aunque en 1515, cuando Juan de Castilla pidió que lo enterraran en la misma iglesia, el sarcófago se trasladó a un arcosolio en uno de los laterales del presbiterio, decorado en un estilo gótico. Unos años más tarde, en 1562, el marqués de Mancera se convierte en el patrono de la iglesia y posiblemente fue él quien ordenó que tapiaran el arcosolio. «Yo había leído en algún lugar que Don Tello estaba emparedado en la iglesia de San Francisco, y aprovechando unas obras, pedí que se picara una zona del presbiterio que yo veía diferente, y así apareció el sarcófago», explicó ayer Rafael Martínez. «¡Anda, aquí hay un tío!», recuerda ahora que exclamó el albañil que lo vio por primera vez.
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