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Julio G. Calzada
Martes, 3 de julio 2012, 21:46
El consejero de Economía de Castilla y León, Tomás Villanueva, ha mostrado su sorpresa por el hecho de que dos cajas de ahorro «que ya no existen» Caja de Ávila y Caja Segovia, continúen con el proceso de renovación de sus órganos rectores a pesar de que ambas hayan perdido casi todo su patrimonio «les quedan dos o tres edificios históricos» dijo Villanueva, tras la nacionalización la semana pasada del Banco Financiero y de Ahorros (BFA) la filian de Bankia y la entidad bancaria en la que ambas instituciones financieras de Castilla y León habían depositado la totalidad de su negocio bancario, sus depósitos y casi todo su patrimonio. Villanueva considera que tras la nacionalización, anunciada el miércoles de la semana pasada, las dos cajas deberían haber paralizado el proceso de renovación de los órganos directivos. Ambas convocaron y celebraron su asamblea al día siguiente, en la jornada del jueves, como si nada hubiera pasado el día anterior y en ambas reuniones se aprobaron las cuentas y la gestión al frente de la que han estado los dos presidentes salientes, Atilano Soto en Segovia y Agustín González en Ávila. «A pesar de que la Junta de Castilla y León es la autoridad económica para estas instituciones, ni siquiera han pedido que se detenga el proceso de la renovación de los órganos. Lo que estamos viviendo es todo un espectáculo», aseguró el máximo responsable del Departamento económico en la comunidad autónoma durante su intervención en el Observatorio de la Economía y la Empresa organizado en Valladolid por Banco Sabadell Urquijo que ha reunido en Valladolid a cerca de dos centenares de de empresarios de Castilla y León.
Acuerdo que acabó en fracaso
Tomás Villanueva recordó que la situación de los balances de las cajas de ahorros y sus dificultades se conocían desde el año 2008 y resaltó cómo ya entonces la Junta encabezó un movimiento que contó con el apoyo de los dos grandes partidos políticos (PP y PSOE) y también con los agentes sociales para formar un grupo financiero que englobase a las seis cajas de ahorros que entonces existían en la comunidad. Villanueva admitió que aquella iniciativa fracasó y algunas de estas cajas se encaminaron hacia otros proyectos, como Caja Segovia y Caja de Ávila que prefirieron unirse al grupo que entonces lideraba Caja Madrid a pesar de la oposición y el disgusto que esta iniciativa ocasionaba en la Junta. «Los administradores de estas cajas van a tener que explicar muchas cosas», aseguró el consejero, quien lamentó que el resultado de esa decisión unilateral «ha sido una pena».
Villanueva auguró que los movimientos en el sector de las cajas aún no han finalizado y cree que acabará «en una gran concentración mal ordenada y que acumula más problemas que soluciones».
12.000 millones perdidos
Caja de Ávila y Caja Segovia han perdido más de 12.000 millones de euros en la operación Bankia tras la nacionalización de la matriz, BFA. A ambas entidades tan solo les resta como patrimonio los bienes que no pudieron trasladar al banco, como los edificios históricos y aquellos otros que, por otros motivos, no podían enajenarse. De esta forma, ya no son propietarias ni de sus antiguas sedes ni de ninguna de las más de doscientas oficinas con las que contaban. Las cajas también mantienen en su patrimonio las obras de arte adquiridas a lo largo de estos años y la marca, además de las participaciones que tenían a través de instrumentos regionales. El resto, más de 12.000 millones de euros. Ya no existe, aunque el Banco de España ha perdonado a las entidades que integraban BFA el abono del agujero económico que acumulaba esta entidad, más de 13.000 millones de euros.
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