Una empresa de por vida
Su atención personalizada ayuda a las familias a superar el duro trance de la pérdida de un ser querido
LAURA NEGRO
Domingo, 24 de junio 2012, 19:57
Discreción, responsabilidad y capacidad de empatizar con la gente. Estas son cualidades indispensables para poder trabajar en una empresa como La Libélula, afincada en Peñaflor de Hornija, aunque con sede en Valladolid, y especializada en servicios funerarios.
Eso lo sabe muy bien José Manuel Sánchez Felipe, de 24 años y gerente de esta funeraria. Él es consciente de que trabaja con el dolor ajeno, y por ello, intenta facilitar a las familias el duro trance que supone la pérdida y despedida de un ser querido.
El suyo es un sector muy absorbente y que exige estar disponible las 24 horas del día y los 365 días del año, pero este joven empresario está dispuesto a eso y mucho más. Trámites legales, el ataud, velatorio, cremación, el sepelio son sólo algunos de los servicios que ofrece.
Pero ¿cómo llega un joven como José Manuel a regentar una funeraria? Él ha pasado por infinidad de trabajos, entre ellos, ayudar a su padre en las tareas de labranza, en gasolineras, en la vendimia, y su última experiencia fue en el sector de la construcción como operario de máquinas mixtas.
Hace cuatro años, su padre cogió el traspaso de la agencia funeraria que había en Peñaflor de Hornija y este fue su primer contacto con el mundo de la pompas fúnebres a mí desde el principio me atrajo el sector, pero yo continué trabajando en lo mío, aunque en ocasiones echaba una mano en casa. Los servicios que ofrecía mi padre eran muy básicos y llegó el momento de tomar una decisión, o intentábamos hacer prosperar el negocio y montar una gran funeraria estancarnos y ofrecer unos servicios mínimos y limitados.
José Manuel consultó con su entorno antes de embarcarse en el proyecto y quizá por desconocimiento del sector, o por cierto respeto ante el trato con cadáveres, se encontró con muchas opiniones en contra. De entrada nadie me dijo que era buena idea. Todo el mundo al que le pedía consejo, me decía que me olvidara de los muertos y siguiera como maquinista. Para la gente para la gente no eres normal. Cuando salgo por ahí y sale el tema funerario, a todo el mundo le genera mucha curiosidad y reparo.
Tras mucho meditar, en enero de 2010, José Manuel decidió dejar su trabajo como maquinista y hacerse cargo de la empresa que hasta ahora había sacado adelante su padre con mucho esfuerzo, sabía que era arriesgado, pero el trabajo me gustaba y confiaba en poder levantar la empresa de la nada. Yo me consideraba un buen maquinista, experto en hacer cimientos para las obras, en ese momento se trataba de hacer los cimientos de mi empresa y empezar a trabajar en un sector desconocido y complicado, afirma este joven emprendedor.
José Manuel ha tenido que formarse. Para ello, empleó todo un año en estudiar en Madrid y Barcelona y sacarse el título de Gestión de Servicios Funerarios, con asignaturas tan variadas como tanatoestética, derecho funerario, protocolos, duelo, atención funeraria, marketing, embalsamamiento, anatomía, etc.
Y sigue estudiando, ya que quiere sacarse el título superior de tanatopraxia, que consiste en realizar embalsamamientos y conservaciones para dejar a los difuntos lo mejor posible, con el fin de que las familias lo recuerden tal como era, afirma.
Actualmente en La Libélula trabajan 10 personas, y a los que hay que añadir varios autónomos que echan una mano en momentos de mucho trabajo, y otros colaboradores externos como son una floristería y un taller de granito, hemos formado un gran equipo humano, especialmente sensible, y que empleamos nuestros conocimientos, experiencias y medios para ayudar a afrontar dolorosas experiencias.
Su gran apoyo, sin duda, es su familia, especialmente su padre, que le sigue echando una mano en el negocio he tenido mucha gente que me ha ayudado y ha confiado en mí, lo cual agradezco enormemente, y también a todas aquellas familias que se han puesto en mis manos en momentos tan delicados.
Marketing funerario
Los servicios funerarios como los ofrecidos en esta empresa, son un mal necesario y nunca buscado, que no se demandan por iniciativa de los clientes, y que además, están condicionados por la difícil situación en la que se encuentran los solicitantes.
Darse a conocer en mi sector, es muy complicado. Yo no puedo ir ofreciendo mis servicios porque nadie los quiere. Por ejemplo, en un taller mecánico, que acabe de abrir, pueden decir a sus clientes potenciales Si se te estropea el coche, me lo puedes traer, que he abierto un taller. En mi caso, yo no puedo decir Tengo una funeraria, si se muere tu madre, me llamas, es algo muy complicado, afirma este joven emprendedor.
La mejor publicidad para esta funeraria, es hacer bien el trabajo día a día, y que las familias queden satisfechas con el servicio prestado, y que hablen bien de ellos en nuestro trabajo, la gente está muy sensible y un pequeño fallo para ellos, puede ser un mundo. Por ello intentamos que todo sea perfecto.
José Manuel cree que esta filosofía de trabajo está sirviendo para cambiar el sector funerario en Valladolid, Estamos haciendo publicidad en prensa, radio y vallas publicitarias, pero nuestro marketing se basa en el respeto, la seriedad, la elegancia, el trato con las familias y la ventaja de hablar siempre con una misma persona. Esto último es fundamental, ya que sirve para crear un vínculo de confianza y sosiego, que en otras empresas no es posible, ya que cambian los turnos de trabajo cada 8 horas. Nuestro servicio es permanente.
La atención personalizada es precisamente el factor diferenciador de este negocio Ofrecemos un servicio integral, en el que incluso, si el cliente lo solicita, podemos facilitar asesoría legal para temas relacionados con las herencias. Nosotros dejamos elegir a las familias lo que se quieren gastar, el tipo de ceremonia y con total diligencia. Si se muere alguien que no tiene panteón, nosotros nos encargamos de construírselo, aunque tengamos que estar trabajando toda la noche. No queremos que las familias se preocupen por nada, en un momento tan difícil para ellos.
José Manuel ha apostado por hacer una publicidad muy explícita y que no deja a nadie indiferente. Sus tarjetas de visita y encendedores, por un lado llevan la información corporativa y de contacto y por el otro el slogan Sigue fumando, te esperamos. Con este mensaje no decimos ninguna mentira. En las cajas de tabaco también pone que fumar mata. Nosotros lo decimos y lo usamos para hacernos publicidad y para que la gente deje de fumar, explica Sánchez
El de las pompas fúnebres es un sector muy competitivo y difícil, y más siendo una empresa de tan reciente creación. Para José Manuel, su principal competidor son las empresas de seguros Muchas familias tienen contratado un seguro de decesos, y a la hora del fallecimiento, en lugar de llamar directamente a la funeraria, llaman al seguro contratado, normalmente a la oficina central que suele estar en Madrid. Luego desde allí contactan con el agente de la zona correspondiente y él es el encargado de contratar los servicios, que en ocasiones, no se ajustan a lo que la familia desearía, tanto en precio como en prestaciones. Los asegurados, tienen derecho a elegir la funeraria que deseen.
Un nombre de película
Sabíamos que la elección del nombre podía ser un elemento diferenciador de nuestra empresa. La mayor parte de las funerarias se llaman San ., La Virgen . O El Cristo. Nosotros no queríamos un nombre religioso, porque aunque la mayor parte de las empresas del sector elijan este tipo de nombres, hay que tener en cuenta que hay mucha gente que no quiere saber nada sobre religión, asegura José Manuel
Una película protagonizada por Kevin Costner La sombra de la libélula, le dio la pista que necesitaba para decidir el nombre de su empresa, estaba barajando distintos nombres, cuando vi esta película, que realmente no trata de la muerte en si; en ella a través de una libélula una mujer fallecida puede comunicarse con su esposo. En esta película vi una metáfora que me llevó a pensar que la libélula puede ayudarnos a estr cerca de las personas queridas que dejan este mundo y sacar todo lo positivo de ese momento. Además, en algunas culturas, las libélulas forman parte de la muerte, es un insecto que no se ve pero está ahí como se supone que están las almas, que vuelan que guían ese alma a donde lo tengan que llevar. Por todos estos motivos, decidí llamar así mi funeraria, aunque a la gente le cueste asociar ese nombre a una empresa de este tipo.
Los clientes
La Libélula ofrece servicios en toda Castilla y León, aunque al comienzo de la actividad, los principales clientes eran principalmente de Peñaflor de Hornija. José Manuel cuenta con personal afincado en distintos puntos de Valladolid y Zamora, para abarcar amplias zonas geográficas. No contamos con oficinas abiertas al público. Nuestro principal factor diferenciador, es el trato personal, por ello trabajamos acudiendo a visitar a la familia directamente. En otras funerarias si fallece alguien tienes que ir a una oficina a contratar el servicio. En ese momento tan delicado, nosotros acudimos a los hospitales o al domicilio y nos encargamos de todo con tan solo una llamada. Estamos organizados de tal manera, que si pasa algo, un empleado de La Libélula tardará un máximo de 30 minutos en acudir para apoyar a la familia y tramitar sus voluntades.
Un sector en crisis.
La actual crisis económica, también pasa factura al sector funerario, nos afecta igual que al resto de sectores. La gente ahorra también en este tipo de servicios, donde los clientes tienden a encargan lo más básico y esencial, además, en muchos casos, tenemos que financiar los servicios prestados y que las familias nos vayan pagando en la medida de sus posibilidades.
A pesar de la complicada situación económica, este emprendedor, tiene grandes proyectos de futuro, pero en el momento que vivimos, me conformo con seguir mejorando poco a poco y seguir formando parte del sector funerario, con la reputación que tenemos.
También ha encontrado ciertas dificultades a la hora de buscar financiación, Mi edad a veces es un handicap para este negocio. Los bancos me piden avales y les da cierta inseguridad prestar dinero a alguien joven como yo que apuesta todo por su negocio. Tampoco he recibido ninguna subvención, sólo unos descuentos en los vehículos. A medida que he ido comprando y ampliando, he tenido que ir hipotecando.
Un trabajo del que no se desconecta
Su profesión despierta curiosidad y respeto. José Manuel es consciente de ello y en su día a día, encuentra ciertas dificultades para expresar sus sentimientos en su entorno. No puedo preguntar a la gente que cómo está un familiar enfermo, porque en ocasiones se lo toman como que estoy pensando a ver si se muere y hacer negocio.
Con su trabajo José Manuel ha aprendido a tener respeto a la muerte. Si hay algo complicado en su día a día, es sacar fuerzas para saber sobrellevar las escenas de dolor que se viven continuamente. Me paso el día consolando a la gente, se desahogan conmigo y me expresan sus sentimientos, y ello me afecta personalmente. Tengo que ser fuerte para no derrumbarme y que la familia me vea bien, para poder hacer ese dolor más llevadero. Eso le hace a uno ser de hielo y no tener los sentimientos de una persona normal. Día a día me enfrento a lo que nos convertimos al hacer una reducción de restos, los olores, un accidente, cuando es alguien de tu entorno y de tu misma edad, eso todo no lo sacas de tu cabeza por muchos años que vivas.
A pesar de que mucha gente de su entorno no lo entiende, a José Manuel le encanta su trabajo, en el que tiene que estar disponible las 24 horas del día. No tengo vacaciones y no puedo hacer planes, porque no sé lo que voy a hacer al rato siguiente. Si organizo algo una llamada puede cambiarlo todo. Cada día es diferente. Hay jornadas de 20 horas de trabajo, en las que ya no puedo más, y de repente me llaman y tengo que salir a hacer un servicio. Su teléfono está siempre disponible, no tiene hora de comer, ni de dormir, pero él adora su trabajo, aunque entiende que en cierta medida su trabajo también esclaviza a las personas que están a su lado. Es una vida entregada a una profesión. Es duro, pero le compensa la satisfacción de cumplir su obligación.
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