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ICAL
Viernes, 31 de diciembre 2010, 16:22
Terminó el Año Santo Compostelano 2010, que cerró la secuencia casi cabalística 6, 5, 6, 11. La última vez que se dio esta circunstancia fue en 1982 y la siguiente se producirá en 2038, cuando también habrá que esperar once años para el siguiente Año Jacobeo en el que el día 25 de julio, el día de Santiago, coincida en domingo.
Con el punto de mira en 2021, el siguiente hito jacobeo de la cadencia, los peregrinos, la Iglesia y las administraciones dan por cerrado un período marcado por la reflexión y por el turismo, sin que haya una forma eficaz de medir y separar ambos términos.
Han sido muchas las iniciativas puestas en marcha por las diócesis de toda España durante el Año Santo Compostelano. La Diócesis de Zamora aprovechó su condición de aglutinar varios Caminos a Santiago para organizar la actividad Peregrinos por un día, gracias a la que más de 200 peregrinos han tenido la oportunidad de conocer y recorrer etapas de todos los trazados que cruzan la Diócesis: La Vía de la Plata, el Camino Portugués, el Camino de Valencia, el Camino de Alicante y el Camino Mozárabe Sanabrés.
El artífice de la iniciativa fue Francisco Javier Fresno, delegado diocesano para la Religiosidad Popular, quien atiende a la Agencia Ical justo antes de emprender el camino de la última etapa del Año Santo Compostelano, entre Benavente y Villabrázaro.
¿Cómo es esta última etapa de Peregrinos por un día?
El camino físico que recorremos obedece bastante al trazado antiguo de la calzada de la que no queda casi nada. Es la vía que construyeron los romanos y un sitio histórico. Vamos a caminar desde un lugar como Benavente, que tiene una gran importancia en nuestra Diócesis y vamos a poder disfrutar de la belleza que tiene esta parte de la provincia.
¿Cómo surgió la idea de poner en marcha Peregrinos por un día?
Realmente, surgió comentando con gente que tenía experiencias semejantes y de hacer algo que desde le punto de vista diocesano no se había hecho aquí, pensando en la oportunidad de aprovechar el Año Santo pero no porque tuviéramos que cubrir ningún expediente, sino una cosa que fue surgiendo y que nos sorprendió desde el primer momento por el resultado y por la respuesta de los participantes. Quiero pensar que es una gracia y un don de Dios habernos orientado hacia esta actividad que no tiene por qué terminar al mismo tiempo que termina el Año Santo.
¿Continuarán los peregrinajes por pequeños tramos en 2011?
Nuestra intención es que sea así. Ya que hemos ido aprendiendo que somos peregrinos, que el propio Camino nos lo siga enseñando a lo largo de los años hasta que vuelva otro Año Santo. Y aunque no lo hubiera. Recorrer estos caminos para llegar en última instancia a Santiago y llegar, en definitiva, a Cristo, fuente de nuestra peregrinación, es una actividad permanente de todo cristiano. Esto ha surgido como regalo de Dios y, si Dios quiere, esto continuará.
¿Cuántas nuevas etapas tienen previstas?
No lo hemos decidido todavía. Nuestro interés es seguir adelante pero no sólo etapas por los Caminos de Santiago sino puede que también otro tipo de actividades. Queremos que continúe la iniciativa. Nos ha enseñado mucho lo de peregrinar por los Caminos de Santiago que atraviesan nuestra diócesis. Hace un año, el Papa dijo que se abría un tiempo especial de gracia y de perdón, una oportunidad particular para recapacitar como creyentes a nuestra genuina vocación a la santidad que representa el Apóstol y el Camino. Debemos ser capaces de reconocer a Cristo, que sale a nuestro encuentro y que se nos entrega personalmente de mil modos, especialmente en la eucaristía. Por eso hemos terminado con una eucaristía cada una de las etapas de Peregrinos por un día.
¿Se ha podido conciliar el sentido religioso del peregrinaje con el hecho de que este Año Santo haya sido el más mediático de la historia?
Esperamos que sí. Un Año Santo es una llamada pero también tiene sus inconvenientes. Hay gente que dice, incluso en términos un tanto de jolgorio, a ver si acaba la fiesta y vuelve el Camino, especialmente esos peregrinos crónicos que siempre existen. El Camino exige paz, interioridad y meditación y, aunque el Año Santo es un gran montaje que moviliza a miles y miles de personas, es un aldabonazo en nuestras conciencias y a nuestra vida, no se acaba ahí todo. Eso quiere decir que este año ha habido muchos fenómenos implicados en el Año Santo desde todos los frentes, comenzando por la propia Iglesia, las parroquias, las asociaciones culturales y de vecinos y terminando por la política. No obstante, toda esa presencia no es única en el Camino. Este año ha servido de estirón para la Diócesis de Zamora, que ha estado como tal mucho más presente en el Camino pero esto no puede acabar aquí.
¿Considera que la esencia del peregrinaje puede quedar diluida en las estadísticas?
Los años santos tienen siempre sus claroscuros. Hoy mismo estuve echando un vistazo a la web de Santiago para ver cuántos peregrinos habían entrado y fueron 89. Grandes cifras y, detrás de ellas, muchas historias personales, contando las de todas aquellas a las que no sólo le interesaba el Año Santo sino que han descubierto de veras una realidad nueva. Por eso creo que hay que hacer la valoración de todo este año después, cuando ha pasado y empezamos a ver para qué nos ha servido, qué estamos haciendo y en qué nos ha enriquecido.
¿Ha hecho alguna vez el Camino de Santiago?
Nunca he tenido la oportunidad de hacerlo entero. Lo tengo previsto en cuanto tenga tiempo suficiente para ello.
¿Ha predominado el turista sobre el peregrino?
Hay muchas motivaciones y actitudes en el Camino y cada uno tiene que tener bien definida su presencia. La Iglesia debe estar presente en el Camino a Santiago como tal y su papel no es el de reivindicar los mojones o el de exigir la recuperación de cierto trazado tradicional. En cualquier caso, hay mucha gente presente en el Camino gracias a Dios y estoy convencido de que el Camino deja un poso espiritual en todos los caminantes.
¿Qué valoración hace de este Año Jacobeo como delegado diocesano para la Religiosidad Popular?
Tremendamente positiva. Este año ha sido muy positivo para la Diócesis de Zamora, tanto desde el punto de vista humano como desde el de la organización. Uno de nuestros objetivos era que calase en la sociedad zamorana la idea de que el Camino de Santiago está presente en la provincia y en la Diócesis de Zamora y creo que se ha conseguido.
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