El Museo San Gregorio ultima la exposición ‘Lo sagrado hecho real’
La muestra cuenta con 26 piezas clave del barroco español
CÉSAR COMBARROS
Jueves, 17 de junio 2010, 19:17
Como si de un ritual litúrgico se tratara, el Museo San Gregorio recibió hoy dos de las piezas que integrarán la exposición Lo sagrado hecho real, que abrirá sus puertas en Valladolid el próximo 5 de julio tras su exitoso paso por Londres (100.000 visitantes en la National Gallery) y Washington (85.000 en la National Gallery of Art). El comisario de la exposición, el británico Xavier Bray, fue el encargado de coordinar el trabajo de hasta cinco técnicos y una restauradora del centro, y dirigir el montaje de las obras.
El monumental lienzo Aparición del apóstol San Pedro a San Pedro Nolasco (una pieza realizada por Zurbarán en 1628 y cedida por el Museo del Prado) y la escultura policromada La Dolorosa (realizada por Pedro de Mena entre 1670 y 1675 y cedida por la Iglesia de Santa María de la Victoria de Málaga) fueron hoy dos de las últimas piezas en llegar al Museo para sumarse a la exposición. Una muestra que estará integrada por 26 obras, y que queda a expensas de la recepción el próximo día 22 de unos focos italianos para comenzar el proceso de iluminación, que será teatral y muy especial según reconoció la directora del centro, María Bolaños, para dotar a la muestra de su apariencia definitiva.
La exposición permanecerá abierta hasta el próximo 30 de septiembre, y los organizadores esperan contar en su inauguración con la presencia de algún representante de la Casa Real por confirmar. Piezas de Gregorio Fernández, Velázquez o Zurbarán convivirán con obras como La Dolorosa, recepcionada hoy, que no pudo viajar a la muestra londinense y que se verá en Valladolid por primera vez, dentro de un proyecto que pretende demostrar que no se puede entender la pintura española barroca sin atender a la escultura barroca, explicó Bray.
El comisario recordó la excepcional acogida que ha tenido la propuesta en sus dos exhibiciones previas, tanto entre la gente joven como entre los mayores, entre eruditos o escultores hiperrealistas contemporáneos, como entre neófitos. En Londres, por ejemplo, fui testigo de la cohabitación entre un grupo de catorce monjas y cinco punks contemplando con absoluto respeto y en silencio una misma sala, comentó.
Escenografía impactante
La relación entre pintura y escultura, y el diálogo constante y fluido entre las piezas esenciales del barroco español en el siglo XVII son el punto de partida inicial de una muestra concebida con una escenografía muy teatral e impactante, que recreará en los espectadores la sensación de estar adentrándose en un recinto donde la muerte y el realismo se conviertan en protagonistas.
En Londres una espectadora se desmayó al contemplar una de las piezas, porque le hizo revivir la muerte de su propio marido. En Inglaterra la escultura policromada realista era algo nuevo, pero aquí en España no espero que se repita ese efecto porque la tradición de la Semana Santa hace que el público esté más habituado a las piezas del barroco, apuntó.
Para Bray, este tipo de obras se contemplan como arte estrictamente devocional, en muestras habitualmente organizadas por la Iglesia, como Las Edades del Hombre, que conllevan un cierto catequismo y dentro de un contexto religioso; una especie de marketing para tocar el alma de los fieles. Sin embargo, confía en que la gente sienta cierta curiosidad por ver cómo un ingresito como yo hace una relectura de obras que tienen una calidad artística extraordinaria, pero que también encierran un valor espiritual tremendo.
El comisario aseguró que la muestra tendrá su propia personalidad en Valladolid, debido a las peculiaridades del Palacio de Villena, donde se esta instalando estos días, cuidando cada centímetro y mimando cada detalle. Tras una primera sala en la que se introducirá la intención de la muestra, un segundo espacio estará presidido por iconografía jesuita, para dejar paso a la sala Un cadáver en éxtasis: San Francisco, que producirá una experiencia única en los visitantes, auguró Bray. Los techos altos de esa sala permitirán remitir al ambiente de una iglesia o del propio taller de los artistas, para potenciar el poder evocador de cada una de las piezas. El recorrido, breve pero intenso por 26 piezas claves del barroco español (de ellas sólo dos pertenecen a los fondos de San Gregorio: el Cristo Yacente, de Gregorio Fernández y la Magdalena penitente de Pedro de Mena), concluirá con varias salas dispuestas a modo de oratorios, en las que se invita a la meditación de los asistentes.
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