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El pasadizo secreto de la catedral de Ávila, una leyenda hecha realidad
PATRIMONIO

El pasadizo secreto de la catedral de Ávila, una leyenda hecha realidad

Descubren en la parte norte del templo 13 metros de un corredor subterráneo que podría unir la seo con el antiguo Palacio Episcopal

ICAL

Lunes, 19 de abril 2010, 21:30

La catedral de Ávila desvela poco a poco sus misterios. El último de ellos es un pasadizo secreto en la parte norte de la cabecera del templo, hallado bajo las capillas de San Nicolás, Los Velada, San Rafael y San Antolín, y que parece confirmar una antigua leyenda que afirmaba que existía una comunicación secreta y subterránea entre la seo y el antiguo Palacio Episcopal, ubicado a pocos metros. El administrador de la catedral, Vicente Aparicio, es el responsable del hallazgo, localizado cuando indagaba sobre el porqué de la ubicación de una saetera en un muro, a ras de suelo.

Así lo señaló hoy Aparicio, quien explicó que se ha encontrado un tramo de unos 13 metros de longitud, situado entre los absidiolos de San Antolín y San Nicolás. A la espera de que pueda efectuarse una excavación arqueológica que arroje luz sobre su uso, el administrador de la catedral se inclina por la hipótesis de que este corredor tuviera un uso corriente como comunicación entre el Palacio Episcopal y la seo, en primer lugar; y que garantizara una vía de escape, en segundo lugar.

Pero también que sirviera para facilitar la entrada de soldados, ya que la catedral, recordó Aparicio, tenía una doble función como templo y como castillo o fortaleza hasta el siglo XVII, en el que fecha también la caída en desuso del pasadizo.

Vicente Aparicio asegura que, entre los canónigos de la catedral, se transmitía por el boca a boca la existencia, en la parte norte del edificio, de un pasadizo secreto que se comunicaba con el antiguo Palacio Episcopal -ubicado a escasos metros al norte de la iglesia- y cuyo inicio se situaba en la escalera de caracol que permite subir al cimorro.

Leyenda y hallazgo

Efectivamente, así ha sido. Aparicio tuvo conocimiento de la posible existencia del pasadizo a través del recientemente fallecido Andrés Sánchez, canónigo archivero durante 35 años. Cuando preparaba una serie de artículos para Diario de Ávila dedicada a los misterios de la catedral, el administrador catedralicio comenzó a investigar a principios de febrero en el entorno de la citada escalera de caracol, junto a la capilla de Los Velada o del Sagrado Corazón, donde se abre una saetera -ventana alargada y estrecha para iluminar y ventilar espacios pequeños, como unas escaleras, por ejemplo- a ras de suelo que proporciona, precisamente, iluminación y ventilación al pasadizo, que descubrió a finales de ese mes.

Se trata de un pasillo subterráneo adintelado con pilastras de granito, bien acabado y con rasgos románicos, de 2,82 metros de altura y 0,72 metros de ancho y, hasta el momento, 13 metros de largo descubiertos y divididos en tres tramos. El primer tramo tiene 2,85 metros de longitud, el segundo 2,40 y el tercero, el más largo e inaccesible por el momento, cuenta con ocho metros de largo, en cuyo espacio se han encontrado escombros con restos humanos -dos cráneos y una tibia al menos-, pertenecientes al parecer a unas tumbas antiguas ubicadas en la antigua capilla de los Velada.

El trazado del pasadizo se adapta a la planta de los muros, desde la capilla de San Nicolás hasta el absidiolo de San Antolín. Está construido con sillares de piedra caleña teñida de rojo, alternando con granito gris y encintados con mortero de cal.

Ayer mismo, aseguró Vicente Aparicio, descubrió una segunda saetera ubicada en la capilla de San Nicolás, muy cerca del lugar donde se abre la escalera de caracol que da acceso al cimorro y que ha revelado también el acceso al pasadizo.

Aparicio apunta que este corredor podría comunicar con el antiguo Palacio Episcopal habitado hasta el siglo XVIII-, ubicado en el entorno de la actual Biblioteca Pública, donde también se encontraba la antigua Casa de Canónigos, o el Episcopio, único edifico civil románico de la ciudad que pudo ser, en el siglo XII, casa taller del maestro Fruchel, encargado de realizar la cabecera y la girola de la Catedral y quien pudo ser autor también de este pasadizo.

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