Fallece Manuel Prado y Colón de Carvajal, ex asesor del Rey
El diplomático, senador por designación real y empresario muere en Sevilla a los 78 años tras una larga lucha contra el cáncer
CECILIA CUERDO
Domingo, 6 de diciembre 2009, 02:40
Tras varios años de lucha contra el cáncer, el diplomático Manuel Prado y Colón de Carvajal fallecía la madrugada del sábado en su domicilio de Sevilla, donde llevaba varios días en situación de extrema gravedad, según fuentes familiares. Los restos del ex senador y empresario de 78 años, muy vinculado a la capital hispalense por ser uno de los impulsores de la Exposición Universal de 1992, fueron trasladados al tanatorio municipal, donde quedó instalada la capilla ardiente, y serán enterrados hoy en el cementerio sevillano de San Fernando en la más estricta intimidad.
La muerte de Prado y Colón de Carvajal, nacido en Quito (Ecuador) en 1931, se produjo en torno a las dos de la madrugada del sábado en su casa de la Avenida de la Palmera, donde se encontraba acompañado por su segunda esposa, Celia García, y dos de sus cinco hijos. Sus restos mortales fueron velados por familiares y amigos, entre los que se pudo ver a empresarios y ganaderos, así como a responsables políticos. Fuentes cercanas, que indicaron que también se han recibido las condolencias de la Casa Real y el Gobierno, confirmaron que el entierro se producirá hoy.
Hijo de un diplomático chileno y descendiente del Almirante Cristóbal Colón, llegó con apenas siete años a España, país donde desarrolló una intensa carrera empresarial que conoció no pocos altibajos. Comenzó su actividad en la década de los 50 en la Bolsa de Madrid, y poco después fundaba su propia empresa, dedicada a la importación de maquinaria. De ahí saltó al sector naval, cuya asociación de constructores presidió durante cinco años, hasta que a finales de los 60 se unió a un grupo empresarial sudamericano y promovió la creación de compañías relacionadas con la siderometalurgia.
En su dilatada trayectoria profesional, Prado y Colón de Carvajal se vinculó también con empresas de telecomunicaciones, como Ericsson, transportes (estuvo al frente de Iberia entre 1976 y 1978) y financieras, llegando a presidir la Société Generale de Banque en Espagne. No obstante, y pese a sus éxitos empresariales, se hizo conocido para la mayoría de los españoles por su cercanía al Rey Juan Carlos, para el que trabajó como administrador privado durante más de 20 años.
Condecoraciones
En 1977 fue nombrado senador por designación real. Un año después, fue designado presidente del Centro Iberoamericano de Cooperación y embajador de España en Misión Extraordinaria y máximo responsable de la Comisión Nacional de los actos del V Centenario del Descubrimiento de América (1981-1982), puesto desde donde defendió e impulsó la candidatura de Sevilla para la celebración de la Exposición Universal de 1992. A finales de los noventa trasladó su residencia a Suiza y continuó con su actividad empresarial en el sector inmobiliario.
Su trayectoria fue merecedora de numerosas condecoraciones y reconocimientos, como la Gran Cruz al Mérito Aeronáutico, la Gran Cruz al Mérito Naval, Comendador de la Legión de Honor de Francia o la Real Orden de Abdul Asís de Arabia Saudí. Era caballero de la Orden Militar de Santiago, caballero de Honor y Devoción de la Soberana Orden Militar de Malta, caballero del Real Cuerpo colegiado de Hijosdalgos de la Nobleza de Madrid y además creó la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), que preside la Reina Sofía.
El diplomático vivió los peores momentos de su vida a partir del 2004, tras ser vinculado a escándalos empresariales. Así, la Audiencia Nacional le condenó a dos años de cárcel por un delito de apropiación indebida de 11,4 millones de euros en el marco del 'caso Wardbase', una de las primeras piezas del 'caso KIO' y en la que también estuvo implicado el empresario Javier de la Rosa y el socio de éste Jorge Núñez y Lasso de la Vega. Sin embargo, apenas llegó a pasar dos meses en la prisión de Sevilla II, ya que atendiendo a su estado de salud Instituciones Penitenciarias le concedió el segundo grado por «razones humanitarias».
Poco después, en el 2008, fue condenado de nuevo por la Audiencia Nacional a tres meses de cárcel por apropiación indebida en el caso de descapitalización de la compañía catalana Grand Tibidabo, también junto al empresario catalán Javier de la Rosa.
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