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Soy artista
CULTURA

Soy artista

La muchachita de Valladolid ha conseguido el calificativo de artista en un camino difícil que puede definirse como el triunfo de la voluntad, algo que nunca le ha faltado en su carrera

FERNANDO HERRERO

Sábado, 28 de noviembre 2009, 02:08

El triunfo de la voluntad, definición perfecta de la carrera de Concha Velasco. En el frontispicio del Teatro Calderón de Valladolid figura una placa con esta frase: «Mamá, quiero ser artista». Entonces y ahora debería decir: «Mamá, soy artista». En un camino difícil, lleno de aristas, ha conseguido Concha este calificativo que también es sustantivo.

En el volumen publicado por la Diputación de Valladolid sobre los personajes ilustres de la provincia, tuve ocasión de referirme a las facetas personal y artística de Concha. Seguí casi toda su carrera en el cine, la televisión y, lo que es más difícil, el teatro. Asombrosa Concha, que pertenece a ese género de actores que se han formado en la práctica y han conseguido ser maestros: Fernán Gómez, Bódalo, Dicenta, Rafael Alonso, Pedro Porcel, José María Rodero y tantos otros. El escenario, por una parte; la vida, por otra, y la mirada al mundo cercano, como lazo de unión. Muchos años de experiencia creadora y progresiva.

Más que un historial detallado, me interesa dar unas breves notas sobre su estética y su técnica. Desde mover sus admirables piernas en el grupo de coristas de Celia Gámez hasta incorporar el trágico personaje de 'Buenas noches, madre' o sustituir a Nati Mistral en 'Te espero en Eslava' o ser una magnífica protagonista de 'Hello, Dolly', uno de los más conocidos musicales de Broadway, Concha ha incorporado todo tipo de personajes, con una gran naturalidad, como si nada le costara adaptarse a ellos. En la escena mostró unas condiciones envidiables en cuerpo, voz, colocación en el espacio, dominio de los silencios; en el cine nunca se pasó y pareció haber nacido para la televisión. A cada lenguaje le dio lo que correspondía, lo que no es en absoluto frecuente.

Concha tuvo y tiene la capacidad de aprender y aprehender de los artistas con los que ha trabajado, directores de escena, realizadores cinematográficos, actores, técnicos. Fue capaz de dar verdad a Mata-Hari, Carmen, Mariana Pineda, Filomena Marturano, la protagonista de 'La Rosa Tatuada' de Tenesse Williams, chupando de todos, absorbiendo sus consejos y sabiendo distinguir el medio y el personaje, pasando de un género a otro con una facilidad pasmosa.

Su palmito y simpatía, que conserva íntegros, de poco hubieran servido si su talento natural no se hubiera acompañado de un esfuerzo y trabajo continuados, desde bailar de puntas de cría, a cantar, a ser capaz de expanderse o contenerse, ser arrebatada o sobria, siempre con control, aprender día a día y guardar y escoger. Todo ello en un bagaje de muchos lustros de actividad.

Veamos sus características profesionales. Tiene una bella y expresiva voz, sin tonillos, capaz de matizar lo cómico o lo dramático. Canta 'Una chica yeyé' o 'Hello, Dolly' como Barbra Streisand. Es capaz de ofrecer un desnudo integral en 'París, Honolulú', de Berlanga, pero no ha basado su carrera juvenil en el destape. También ha sido capaz de ponerse los hábitos de Teresa Cepeda, como si hubiera sido monja, es una artista 'todo terreno' incansable y plural. Aborda todos los papeles, se deja dirigir, pero siempre pone su granito de arena desde une estudio profundo de sus personajes.

Defectillos. Puede que algunos. Nadie, afortunadamente, es perfecto. No todos sus trabajos han tenido idéntica calidad y la organicidad ha acudido en espectáculos concretos ('Buenas noches, madre', 'La arrecogidas.', 'La rosa tatuada'), pero el oficio ha estado siempre presente, en las comedias, en los filmes de su juventud, en las series, en los programas de Nochevieja; en su última etapa, sus películas fueron importantes, como sus personajes dramáticos. Está en plena forma, la experiencia no se ha convertido en rutina y esperamos cosas nuevas y de calidad en sus futuros trabajos.

Después de que se publicara su biografía, contada en parte por ella, su vida cambió, pero su arte siguió pujante desde la expresión de sus cualidades como actriz. La chica que quiso ser artista puede contemplar con orgullo su trayectoria. En la historia del espectáculo español de la postguerra, Concha Velasco ocupa un lugar destacado. Sus cualidades humanas, artísticas y técnicas le han permitido abordar todos los géneros. Comedia, drama, tragedia, musical, con una capacidad asombrosa de cambio, transformación y profundización en las múltiples pasiones humanas que los personajes que incorpora reflejan.

La muchachita de Valladolid, toda una señora actriz.

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