El castillo encantado
<strong>Apariciones fantasmales, ruidos extraños y sucesos anómalos</strong> son algunos de los fenómenos que suceden en la fortaleza del Buen Amor en Topas, Salamanca
ÁNGEL DEL POZO
Miércoles, 21 de octubre 2009, 02:54
El castillo del Buen Amor se encuentra en el municipio de Topas (Salamanca) y es el único vestigio que queda de lo que en su día fue el Señorío de Villanueva de Cañedo. La antigua fortaleza se ha convertido hoy en un solicitado lugar de descanso pues ha sido reconvertido en un hermoso hotel-posada con mucho encanto. No en vano fue ya declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento por Decreto de 3 de junio de 1931.
Al penetrar en aquellos muros, -testigos mudos de siglos de historia- te sumerges en un lugar impregnado de misterio y leyenda, donde el tiempo parece haberse detenido en los albores del siglo XV. Tapices, óleos, armaduras, bargueños, escudos y arcones adornan los recios muros de un enclave, donde la imaginación del visitante se desborda pensando en las historias de amor e intrigas que se sucedieron en el interior a lo largo de los siglos.
Pero este enclave es además un lugar de cita obligada para los amantes de lo enigmático, pues allí han acaecido extraños hechos como apariciones fantasmales, ruidos y susurros extraños, llamadas telefónicas desde habitaciones vacías, repentino encendido de aparatos eléctricos y puertas abiertas por manos invisibles y de los que han sido testigos los huéspedes y empleados del hotel. Pero antes de abordar la verosimilitud de estos enigmáticos fenómenos, hagamos un poco de historia&hellip
Este castillo fue reconstruido sobre los cimientos de otra fortaleza del siglo XI y tuvo como dueños, sucesivamente, a don Enrique de Sardina, en el siglo XIII, al Duque de Alba y más tarde a los Reyes Católicos. La leyenda popular denominó al castillo-palacio del Buen Amor al convertirse en propiedad del arzobispo de Santiago don Alonso de Fonseca y su amante María de Ulloa. Sin embargo, estudios recientes revelan que el verdadero artífice de la reconstrucción y protagonista de la historia fue su homónimo don Alonso de Fonseca y Quijada, primo del arzobispo y también obispo de Cuenca, Ávila y Osma y señor de Villanueva de Cañedo. Convirtió el castillo en su palacio donde convivió con su también amante doña Teresa de las Cuevas, con quien tuvo cuatro hijos: Gutierre, Fernando, Ana e Isabel. Don Alonso y doña Teresa fueron enterrados en torno al año 1506, en el monasterio de San Ildefonso en la ciudad de Toro, aunque en lugares diferentes, yaciendo el obispo en la capilla principal y su amante en otra del mismo monasterio junto a doña Isabel Quijada, madre de don Alonso.
Vidas superpuestas
Amantes separados en vida y apartados en muerte, cruel destino para el amor verdadero. Han transcurrido años y años de historia, de intrigas, de amores, de celos y de vidas superpuestas entre sus muros para llegar hasta nosotros gracias a los propietarios que han ocupado el enclave a lo largo de los siglos, permitiendo que hoy en día se pueda vislumbrar este guardián de piedra en la dehesa salmantina, cuya grandeza perdida ha sido devuelta por sus actuales propietarios, los Fernández de Trocóniz.
Me recibe en el hotel encantado la actual propietaria y directora general, Pilar Tapia. Esta amable salmantina -mientras recorremos los lujosos salones, las coquetas habitaciones y las vistosas dependencias-, me comenta algunos de los anómalos sucesos. «Hay clientes -asegura- que se quejan de ruidos continuos y tenemos que cambiarles de habitación. Uno de ellos escribió en nuestro libro de visitas que, si teníamos un fantasma, se lo contásemos. En su nota comenta textualmente: 'En esta habitación se oye un ruido día y noche, como porrazos en la pared. ¿Serán fantasmas? Pues que me lo confirmen'».
José -jefe de mantenimiento- se une a la apasionante conversación y comenta que puede haber explicación. «Puede tratarse de los ecos de las tuberías. Sin embargo, en los muros de las habitaciones donde se producen los ruidos no se han encontrado conductos de estas características». Y además añade algo escalofriante: «Un cliente aseguraba que siempre eran 11 golpes para después de un prolongado silencio volver a escuchar la misma cantidad de toques». Otro dato a tener en cuenta para buscar una explicación -comenta Pilar- es que sabemos de la existencia de túneles y pasadizos secretos entre habitaciones y otros que dan al exterior.
Otro evento para el que no encuentra explicación -asegura José- es la apertura de la puerta metálica de entrada al recinto. Sara Pablos -recepcionista- me aseguraba llevarse un susto de muerte al ver entrar a una compañera en la recepción. «Yo no había abierto la puerta de entrada, que se acciona sólo con un botón situado en el mismo lugar donde me encontraba, y que no había abandonado en ningún momento». Ahora que para suceso extraño y sobrecogedor, el siguiente testimonio de la misma protagonista: «Me encontraba en recepción cuando, de repente, sonó el teléfono. La centralita indicaba que llamaban desde una de las habitaciones, pero yo estaba sola en el castillo, no había ni clientes alojados ni trabajadores. Descolgué el teléfono y escuché un ruido bastante extraño, como si alguien estuviera respirando al otro lado. Colgué inmediatamente. Después marqué el número de esa habitación y descolgaron el teléfono. Al otro lado se oyó de nuevo el mismo sonido extraño. Me asusté y se lo comenté a mis compañeros. El recepcionista, Adrián Rivas, que tenía que trabajar esa misma noche desde las 11 hasta las 7 de la mañana, fue a la habitación, revisó todos los recovecos y desenchufó el teléfono. Sin embargo, se llevó una gran sorpresa cuando recibió en centralita, una llamada que provenía de esa habitación a las 5 de la madrugada». Otro suceso anómalo y escalofriante lo certifica el servicio de limpieza: «Aseguran haberse encontrado objetos cambiados de sitio como un florero, la TV encendida y la cama deshecha como si se hubiese acostado alguien».
Una dama blanca
Manuel -otro empleado- me comenta que unos clientes le aseguraron haber visto a una dama blanca en un torreón del castillo, peinándose el pelo. José -técnico de mantenimiento- pudo ver una sorprendente foto que habían realizado unos clientes. «Ya se marchaban y quisieron sacar unas fotos antes de irse, en una de ellas, observaron algo muy extraño, la cara muy definida de una niña despeinada, justo al lado de la fantástica chimenea mudéjar que está en el salón de la nobleza».
El famoso grupo de investigación parapsicológica Hepta ha realizado una investigación en el castillo. Pilar Tapia me comenta que «la psíquica Paloma Navarrete aseguró que veía bajar por la escalera a un grupo de guerreros que se disponían a acudir a una batalla y a una dama blanca muy guapa pasear por el interior del castillo».
Quizás todos estos fenómenos puedan tener explicaciones lógicas o quizás como aseguran los estudiosos en parapsicología, los lugares con fuertes cargas de emoción o acontecimientos trágicos a lo largo del tiempo son ideales para estos tipos de manifestaciones.
castillaoculta@hotmail.com
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