Gurbindo trata de zafarse del marcaje del francés Guigou, con el avanzado Juricek presto a ayudar a su compañero. / GABRIEL VILLAMIL
PEVAFERSA 21 - 26 MONTPELLIER

Ausencias, carencias y derrota

El Pevafersa plantó cara al Montpellier mientras le duró el fuelle y luego se vio impotente para superar la defensa gala y remontar el partido

MIGUEL A. PINDADO

Lunes, 19 de octubre 2009, 12:17

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El Pevafersa remó y remó para ahogarse finalmente en la orilla. Luchó, intentó remontar, se puso incluso por delante (8-7), se entregó al maximo, lo dio todo, pero eso no fue suficiente ante rivales de la entidad del Montpellier. Esta vez pesaron tanto las ausencias como las carencias. Ver a Asier como pivote ofensivo resultó sorprendente. El vasco le echó coraje, le puso ganas y conoce los sistemas, pero desde luego no era ayer el mejor día para probarse en ataque después de muchos años viendo de lejos el área rival. Y mucho menos cuando tienes a hombres de la corpulencia y calidad de Karabatic, Hmam y Tej dispuestos a hacerte la vida imposible. No cabe duda de que la ausencia de Edu se dejó notar, pero tambien las carencias en ese puesto que Pastor reconoce pese a tener a Scurek en el banquillo.

En el lado derecho, Gurbindo ha demostrado ser un fichaje extraordinario, pero el joven navarro no es todavía la panacea. Se partió la cara con todos los defensores que Canayer le puso sobre la cancha (primero Karabatic, luego Salou, después Accambray) y solo el cansancio y el poderío de Karabatic en la segunda mitad pudieron con él. El problema es que el relevo, Víctor Hugo, no está ahora mismo a la altura. No hay ausencia, pero hay carencia.

Algo similar ocurre en el lateral izquierdo, donde Bilbija debería asumir mayor responsabilidad, pero solo juega a ráfagas, le cuesta encontrar portería y los rivales acaban sabiendo que nunca lanzará. Su relevo, Krivokapic, está como Víctor Hugo.

Si a ello añadimos la ausencia de Perales, que obliga a Raúl a un esfuerzo improbo partido tras partido y mezclamos todo con el escaso rendimiento de Tvedten (Chuchi también lesionado), tenemos como cocktail un equipo en el que la garra y la brega le permiten manenterse a duras penas en la Liga doméstica, pero al que los rivales de entidad enseguida le encuentran el talón de Aquiles.

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Ante el Montpellier, el equipo de Pastor supo contener el chaparrón de los primeros minutos con una defensa 6-0 que funcionó a las mil maravillas acompañado de un Sierra excelente en la portería.

De un 3-7 en el minuto 14, cuando Pastor solicitó tiempo muerto, se pasó a un espectacular 8-7 en el minuto 24, cuando Canayer también se vio en la obligación de parar el partido para poner orden en su equipo. Más de diez minutos estuvo el Montpellier sin anotar un solo gol. Fueron los mejores momentos del Pevafersa, con una defensa impenetrable y con Raúl y Gurbindo imparables en ataque. La cuestión era saber hasta cuando podrían aguantar los hombres de Pastor a ese nivel.

Y la salida del Montpellier en la segunda mitad dejó bien claro que los franceses no estaban dispuestos a dejar pasar la oportunidad ni a ceder lo más mínimo al conjunto vallisoletano. El poderoso brazo de Hmam, ahora como central, fue una pesadilla para el centro de la defensa local. Un penalti errado y la exclusión de Rentero marcaron el punto de inflexión del partido. Los galos tomaron ventaja de cuatro goles (13-17) y a partir de ahí el Pevafersa comenzó a diluirse en sus errores y en sus carencias. La defensa gala inutilizó por completo al pivote y en especial a Gurbindo y Raúl, dejando completamente seco el ataque local. Con un control total del ritmo del partido, los del Montpellier se limitaban a apurar al máximo sus ataques. Pastor se vio en la obligación de poner en juego a Scurek -algo que pedía la afición-, aunque el pivote esloveno apenas tuvo siquiera una oportunidad y además todo estaba decidido.

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El único consuelo es que el próximo partido de la Champions es para dentro de dos semanas. Habrá tiempo para recuperar a los ausentes y sobre todo para mejorar las carencias.

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