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Luis Prieto, a la izquierda, atiende a las indicaciones de Mendilibar en un entrenamiento del Athletic del año 2005. / FERNANDO GÓMEZ
La lejana huella del Arratia
REAL VALLADOLID

La lejana huella del Arratia

Luis Prieto confía en <strong>remontar el vuelo ante el Athletic</strong>, uno de los cinco equipos en los que ha coincidido con Mendilibar desde el año 1995

ARTURO POSADA

Jueves, 1 de octubre 2009, 03:27

El túnel del tiempo nos conduce hasta 1995. José Luis Mendilibar tiene 34 años y afronta su segunda temporada como técnico del Arratia, una escuadra vasca que milita en Regional Preferente. 'Mendi' cuenta en las filas de su equipo con un adolescente tímido de 16 años que se acostumbrará a rezar antes de los partidos. Su nombre es Luis Prieto Zalbidegoitia. Ellos aún lo desconocen, pero sus destinos se entrelazarán a lo largo de los siguientes 14 años.

Avancemos una campaña. Mendilibar prosigue su crecimiento técnico en los cadetes del Athletic Club antes de hacerse cargo del Basconia, el segundo filial del club bilbaíno, en Tercera División. Allí aparece de nuevo Luis Prieto para colaborar en la excelente temporada del equipo. Estamos en la temporada 1997-98.

Prieto se marcha al Barakaldo y vuelve al Bilbao Athletic (Segunda B) en la campaña del cambio de milenio. ¿Adivinan a quién se encuentra como técnico en el banquillo? Luis Prieto juega 32 partidos con Mendilibar en esta temporada 1999-2000 y el primer filial rojiblanco es octavo de su grupo.

El sendero parece bifurcarse. Luis Prieto milita en el Eibar dos temporadas antes de convertirse en 'león' rojiblanco y Mendilibar entrena al Basconia y al Aurrerá en sus experiencias previas al desembarco en Lanzarote. El éxito posterior en el Eibar le da su oportunidad en Primera. Athletic Club. Palabras mayores.

Allí le espera una cara ciertamente conocida.

Luis Prieto nunca había marcado en Primera División, pero se suma a la fiesta en el debut de Mendilibar en la élite. Anota el último gol del 3-0 ante la Real Sociedad en la primera jornada de la campaña 2005-06. Prieto buscaba ese tanto desde hacía tiempo: quería dedicárselo a su madre, fallecida cuatro años antes.

Mendilibar aguanta diez jornadas. El Espanyol-Athletic supone su defunción en el Athletic Club. El destino dibuja otro arabesco: el último gol que puede disfrutar 'Mendi' como técnico rojiblanco lo marca también Luis Prieto, aunque no sirve para evitar que caiga la guillotina.

Mendilibar se acuerda de todas las historias comunes cuando apuesta por el fichaje de Luis Prieto para el Real Valladolid. Estamos ya en el verano del año 2008. El defensa y el entrenador se disponen a vivir su quinto encuentro futbolístico. Con Joaquín Caparrós, el central de Dima había caído en desgracia rojiblanca.

Luis Prieto y Mendilibar siguen juntos hogaño, cuando el Athletic que les unió un día se recorta en el nuboso horizonte blanquivioleta lleno de dudas tras los últimos partidos. «Estamos afectados por la racha que llevamos, pero convencidos de que podemos dar la vuelta a la situación», explica Luis Prieto con convencimiento.

Siempre educado, con un tono pausado y afable, las palabras del futbolista no están exentas de contundencia. «Es el momento de reaccionar y de tirar para adelante. Veo la salida. Es verdad que tenemos que mejorar, pero saldremos y haremos buenos partidos».

Prieto sabe que los jugadores tendrán que ganarse el apoyo del público de Zorrilla. «Quieren ver a un equipo que haga las cosas lo mejor posible. Somos nosotros los que debemos meterles en el partido. Estoy seguro de que responderán bien: siempre lo han hecho».

Luis Prieto y Mendilibar conocen bien al Athletic Club y sus interioridades. El último precedente en Zorrilla acabó con victoria local (2-1). Puede ser un aliciente.

«Han jugado un montón de partidos con las previas de UEFA y llegan muy rodados», señala Prieto. «Es un rival rocoso, que sabe a lo que juega y que no tiene que hacer un encuentro bueno para ganar. Va a ser un partido complicado, pero no nos fijemos en el rival sino en nosotros mismos. Tenemos mucho que ofrecer».

En sus palabras resuena el eco de José Luis Mendilibar. Prieto le conoce bien: desde 1995 sabe cómo respira.

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