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DOLORES ALONSO
Viernes, 25 de septiembre 2009, 03:12
Tres profesores de la Academia Nacional de Arte Teatral de San Petersburgo, que estos días imparten clases magistrales en la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León, reivindican que los actores se sigan formando según el método Stanislavsky, que revolucionó la interpretación teatral al proponer la interiorización de los personajes aprovechando las propias experiencias y emociones del actor.
Quizás ese método debieran enseñarlo no sólo a los futuros actores, sino a todos, para ejercitar una destreza esencial en la convivencia democrática: la de ponernos en la piel del otro para entenderlo y respetarlo. En el fondo, ésa es la pretensión de los innumerables 'días mundiales', que nos invitan a colocarnos en el lugar de los más desfavorecidos y luchar por la mejora de sus condiciones de vida, aunque su misma proliferación ha terminado debilitando su eficacia. En días como este martes y miércoles, con tres atropellos de peatones y una ciclista muerta en las calles de Valladolid -tremendo final para una Semana de la Movilidad-, además de abogar por la extensión de carriles-bici y la mejora del transporte público, se hace urgente que nos propongamos interiorizar e interpretar a un personaje (nuestro yo más tranquilo y respetuoso) que nos permita serenar el tráfico y evitar muertes como la de Cristina.
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