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La iglesia de Santiago el Burgo, en plena restauración. / L. CALLEJA
ZAMORA

Analizan el mal de la piedra de monumentos zamoranos

Miembros de la Sociedad Española de Mineralogía observan los sillares de las iglesias y el yacimiento de Tamame

EL NORTE

Domingo, 13 de septiembre 2009, 04:22

La Sociedad Española de Mineralogía visitó ayer los monumentos de la capital zamorana para observar las características de la roca y analizar los condicionantes que provocan el deterioro de los edificios. La jornada incluyó también una visita al yacimiento de arcillas especiales de Tamame de Sayago, como colofón al encuentro anual celebrado por los científicos en Salamanca.

Mercedes Suárez, directora del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca y coordinadora del encuentro científico, fue la encargada de explicar al resto de la expedición los secretos de la piedra zamorana. Suárez colaboró en estudios de patrimonio de la ciudad, entre los que se incluye el estudio previo a la restauración del Palacio de los Momos. El recorrido «por las distintas formas de alteración de la piedra» se realizaría por la Catedral, la Casa del Cid y la iglesia de La Magdalena, señaló la experta a Dicyt.

La roca que se ha utilizado en la mayor parte de los monumentos es siempre la misma. Procede de canteras del bosque de Valorio que aún se pueden reconocer a simple vista en las proximidades de la ciudad. «Nosotros decimos que esta piedra es como un conglomerado y el nombre coloquial que le damos es turrón de Zamora, porque está compuesta por unos cantos de cuarzo redondeados, de forma que da la impresión de ser turrón», comentó la geóloga.

Además, hay otra piedra arenisca de grano más fino que también ha sido muy utilizada y que procede de canteras situadas al sur de la ciudad. También el granito está presente en los monumentos, aunque en menor medida. En cualquiera de los casos, «es fácil ver el deterioro y nosotros realizamos una clasificación de las formas de alteración, ya que pueden ser superficiales, por fisuras, por pérdida de materia, podemos observar si hay pátinas y otros aspectos», señala.

Porosidad

En general, hay rocas que son más fácilmente alterables que otras bajo las mismas condiciones climatológicas en función de su composición química, de su porosidad o del tamaño de grano, «pero también hay que tener en cuenta dónde están puestas», aclara Suárez. A grandes rasgos, las características de la piedra y las condiciones ambientales determinan sus posibilidades de conservación.

En cuanto a las características de la roca, en este caso configuran una piedra «no excesivamente alterable, sin sales, aunque sí muy porosa,tiene pequeños agujeros en los que el agua en invierno penetra», afirmó la científica. Los importantes cambios térmicos que se registran en invierno provocan que por la noche el agua se congele y por el día se descongele. «Esto da lugar a ciclos de hielo y deshielo, de manera que, sabiendo que el agua en estado sólido aumenta de volumen, cuando el poro está lleno de agua y el agua se congela ejerce una presión que rompe la piedra», comenta.

Ésta es la principal causa de alteración de la roca en la ciudad, aunque no la única. Además, también depende de la zona del monumento en la que esté, si le afecta el viento o el sol, por ejemplo. «En Zamora se ha intervenido recientemente en la mayoría de los monumentos y todas estas intervenciones tienen varias cosas en común, como la limpieza de pátinas de suciedad, la consolidación o la sustitución de piezas muy deterioradas con la misma roca de construcción», explicó.

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