Con el yunque y el martillo
Riaguas de San Bartolomé conserva en perfecto estado su fragua dedicada a un herrero que trabajo allí durante sesenta años
ELENA RUBIO
Jueves, 10 de septiembre 2009, 03:40
En la parte oriental de la provincia, muy cerca del límite con Soria, se encuentra Riaguas de San Bartolomé. Está situada en la cuenca del río Riaza, siendo precisamente el agua el principal distintivo por el que se conocía a esta localidad en el siglo XIII cuando era denominada como 'Río Daguas', al tomar el nombre del río Riaguas.
Y es que esta pequeña localidad, que apenas supera los cincuenta habitantes censados, posee un pasado cargado de historia ya que en estas tierras se asentaron los romanos. En una tierra de labor hace años aparecieron vasijas, alguna moneda y diferentes restos de pinturas. Pero sin duda el hallazgo más destacado de esta zona es un mosaico de unos cinco metros cuadrados que apareció en el año 1985.
Además, en el paraje conocido como 'Pozo de la ermita' se han encontrado restos de lo que pudo ser una villa romana o un edificio antiguo, de donde proceden gran número de las piedras con las que se construyeron hace muchos años algunos edificios del pueblo y alguna parte de la iglesia.
Un templo que está dedicado, como indica el propio nombre del pueblo, a San Bartolomé. Es un templo sencillo cuya arquitectura podría fecharse en el siglo XVII. Consta de una sola nave con cabecera cuadrangular y una torre adosada a sus pies. En general, en la iglesia hay numerosos elementos procedentes de una antigua iglesia románica, un estilo que se ve perfectamente plasmado en una pila bautismal de piedra. De este material es también el púlpito, que está bellamente tallado. También es digno de destacar el retablo mayor, de estilo barroco y dorado. En su cartela puede leerse 'Dorose siendo cura de esta iglesia y vicario de esta vicaría de Maderuelo el Licenciado José Bavo. Año de 1736'.
Oficios
En Riaguas de San Bartolomé se ha vivido fundamentalmente de la agricultura y la ganadería, aunque hace un par de siglos también había otros oficios. Por ejemplo, Pascual Madoz cita en la radiografía de la provincia que había en el siglo XIX un telar de sayales. Pero sin duda uno de los oficios de esta localidad es el de herrero. En la localidad se conserva en perfecto estado su fragua-museo, dedicada a Jesús Lucía Arribas como agradecimiento a sus sesenta años de servicio en este lugar. En su interior, Jesús Lucía elaboraba arados con sus piezas de hierro y de madera. Y es que dentro de este pequeño inmueble uno puede recordar el sonido del yunque y el martillo, ver el pilón de agua para dar el temple a los utensilios fabricados y por su puesto, la fragua puramente dicha, donde se quemaba el carbón y se depositaban las piezas de hierro para que alcanzaran la temperatura necesaria y trabajar con ellas.
En Riaguas de San Bartolomé también existe la conocida como casa del aceitero. En una de las esquinas de la vivienda se encuentra un reloj de sol vertical meridiano. Es un sillar rectangular, acabado en punta, que está incrustado dentro de la esquina de la casa para buscar la orientación del mediodía. Sus números horarios corren una escala desde las cinco de la mañana y hasta las siete de la tarde.
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