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VÍCTOR M. VELA
Lunes, 7 de septiembre 2009, 04:14
Venga, que te doy permiso. Si dejas ahora mismo el periódico (que sí, en serio, que no me enfado), si dejas ahora el periódico a un lado y bajas a la Plaza Mayor, seguro que te encuentras a varias chavalas buscando la voz que se dejaron allí anoche en el concierto de Nek. ¡Vaya manera de gritar! Le dijeron de todo y hasta bonito. Y varias veces. Las primeras filas convertidas en un andamio y el italiano ahí arriba, como sueca en película de Alfredo Landa. ¡Tooma piropo! Nek marcando el ritmo de la canción con el pie derecho. «¡Guapoooo!». Nek que se va al fondo del escenario para echar la mano al hombro del batería. «¡Tío buenooooo!». Nek que da tres saltos gigantes para ponerse al borde del templete. «¡Vaya culooooooo!». Nek que hace como que toca la guitarra. «¡Nek, pivón, saluda a la afición!». Y así una canción tras otra. Hasta 22. Aplausos, gritos y piropos. De una sola palabra y rotundos, para gritarlos mejor. «¡Guapoooooo!», dice la moza cuando saca la garganta a pasear. Y el novio al lado, con los brazos cruzados. Es lo que hay.
Nek -pantalón vaquero, camiseta negra y zapato marrón (sin cordones)- sale al escenario con ganas de marcha. Y de darle a la lengua. Ayer habló al público más que todos los cantantes que han venido a la Plaza Mayor los últimos cuatro años juntos (si quitamos a Bustamante, claro). Él se quiso poner la tirita: «Me perdonen por algunos pequeños errores en la pronuncia...», pero que no, que no, que lo habla bien. Hasta con discurso comprometido, como cuando dedica 'En el cuarto 26' a «las mujeres que han tenido violencia y han ganado denunciando la violencia» o dice que «hay que observar y aprender de los errores» antes de atacar 'El año cero'. Y sigue cantando. Eso sí, con ayudita. Tres pequeñas pantallas (a los extremos del escenario y justo en el centro, junto a las raíces del pie de micro) donde poder desviar la mirada si el verso se pierde. Tampoco hizo mucha falta porque, si se olvida alguna palabra... ahí está el respetable para recordársela. No sólo le lanzan piropos (y un sombrero negro que se puso en 'Si no amas'), sino que además le apuntan las canciones, de pe a pa, o de «yo no te pido nada» a «hasta el pasado se rinde al presente», que viene a ser lo mismo.
Caldeó el ambiente con 'Tan sólo tú', 'No preguntar por qué', 'Para no morir jamas', 'La inquietud', canciones que empiezan con la perezosa combinación de tres notas, las primeras frases casi sólo habladas hasta que con el estribillo a la vuelta de la esquina la batería empieza a despertar y la voz de Nek se dispara a los agudos, el cuello estirado, la boca abierta con unos dientes que compiten con los focos y un puño que se cierra para darle tensión al momento.
La recta final está reservada para las canciones que no fallan. 'Tu nombre, 'Laura no está', 'Para ti sería'... tan conocidas y escuchadas que hasta el novio descruza los brazos y, para no hacerle un feo a la chavala (y porque también lo está disfrutando) se pone a saltar, a dar palmas, a mover la boca mientras dice eso de que «Y si te como a besos». Eso sí, los gritos, que los dé ella. Tan fuertes, que si haces caso y bajas ahora a la plaza, te encuentras allí la garganta. Fijo.
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