Espejo de agua mogol

Hay que ir a Mongolia para saber lo que pasa en los ecosistemas de la península ibérica. En sus llanuras desoladas sigue escrita la historia natural que en España borró hace décadas el desarrollismo y la sustitución de las lagunas mesetarias por cultivos extensivos de cereal. El Museo de la Ciencia de Valladolid inauguró ayer la exposición 'Islas de agua en tierras de sed. Lagos esteparios', una muestra que se suma a la oferta permanente de la institución (ubicada en la Sala 1.000 metros).

En el gran país asiático, prácticamente despoblado, se conocen más de tres mil lagos esteparios mayores de 10 hectáreas. En España, apenas queda ninguno. Tampoco en Castilla y León donde los responsables del proyecto han intentado rastrear qué fue de la extensión de agua que da nombre a Laguna de Duero, una 'película' de agua salada desecada en 1972 como sacrificio necesario para el nuevo ecosistema que impera en la zona: el ladrillo.

En la comunidad mesetaria por excelencia también hubo un océano interior. Con sus más de 4.000 hectáreas en las épocas de lluvia, el Mar de Campos (situado cerca de Paredes de Nava) era uno de los mayores humedales del país. Los intentos de desecación culminaron hace 40 años. Con los años y la firma de convenios de protección de hábitats (como el Ramsar) se han recuperado unas 300 hectáreas. La Laguna de la Nava es ahora uno de los mejores ejemplos de regreso a la vida.

Lluvias cambiadas

¿Qué tiene en común la geografía española y la mogol? Aparentemente, los parámetros hídricos cambiados pero con ciclos de vida que realizan la misma función. España se sitúa en una franja continental y seca de clima mediterráneo, con la lluvia concentrada en invierno. Mientras Mongolia ofrece un clima estepario con las precipitaciones acumuladas en el verano.

A los visitantes les recibirá la mascota de esta oferta científica, 'Triops', un crustáceo con tres ojos característico de las aguas de ambas áreas geográficas. La exposición está dividida en siete bloques con paneles que tratan de ser lo más sencillos para el visitante.

El recorrido comienza con la definición, explicación en origen y enumeración de las características que definen a estas acumulaciones de agua.

Y arranca por la explicación de cómo se forma un lago estepario, que necesita de una depresión del terreno -normalmente por una deformación de la corteza terrestre- y las consiguientes escorrentías de agua para ocuparla.

Cinco monitores completan con imágenes, diferentes ejemplos de este fenómeno natural. Todo ello acompañado de ejemplos de la flora y fauna que subyacen bajos las aguas. De hecho, un panel interactivo permite ver imágenes en progresión de sus procesos de vida.

Varios mapas ayudan a situar la geografía de estos tanques de agua. Llama la atención el que España sea el único ámbito europeo con estas características. Las similitudes hay que buscarlas, además de en Mongolia, en Australia, África Subsahariana o Australia. La visita se completa con un audiovisual con espectaculares imágenes de lagos esteparios de Mongolia y España (lo que queda de ellos).

El Museo de la Ciencia ha contado para este proyecto con el asesoramiento científico del biólogo vallisoletano y director del Departamento de Limnología y Calidad de las Aguas de la multinacional URS, Miguel Alonso García-Amilivia, que lleva cuatro años estudiando los lagos del país asiático.

Autor de más de setenta publicaciones y asesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), hizo de introductor de una inauguración que reunió en el museo al alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, la concejala de Comercio, Mercedes Cantalapiedra y el director de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Endesa, Jesús L. Abadía.

García-Amilivia destacó que el estudio de los lagos esteparios resultó «muy importante» para el mantenimiento de la riqueza biológica en España puesto que el conocimiento de los sistemas acuáticos mongoles permite desvelar algunos datos de los lagos españoles hace 200 años. «Esta muestra nos lanza el mensaje de que los lagos españoles han desaparecido porque eran enemigos de la agricultura», advirtió.

La exposición podrá visitarse de martes a domingo de 10.00 a 19.00 horas.