Valladolid y Palencia
MIGUEL ÁNGEL PÉREZ MARTÍN GESTOR CULTURAL
Viernes, 4 de septiembre 2009, 03:40
P ara lío regional el de aquel curso que en los 60 del siglo pasado nos hacía incluir Valladolid y Palencia como coletilla de las provincias que componían Castilla la Vieja -que incluía a Santander y Logroño- y al año siguiente estas dos provincias eran el final de la región de León, como parte de las cinco que le integraban. Ahora ya sabemos a qué atenernos, está en los libros de texto y no depende del leonesismo o del castellanismo del maestro.
No se asuste el lector, no va de peleas regionales este artículo de opinión.
Cuando aún ni se han puesto en marcha las acciones que conviertan esta región en un territorio articulado -más allá de ser «la región más extensa de Europa» y pretender 'cobrar' por ello- como son: desarrollo territorial que permita pasar de 2.500 ayuntamientos 'txiki' a una cantidad razonable en base a la población -la Comunidad Autónoma País Vasco, algo menos de población, tiene 250- y se desarrollen las necesarias ideas sobre la comarcalización, áreas metropolitanas y áreas rurales que permitan la desaparición de las diputaciones -transformadas en entes meramente técnicos de apoyo a esos municipios- ya nos hablan desde Europa de las conurbaciones y los 'corredores' como ejes articuladores de las políticas. Todo esto para poder competir en terrenos económicos, de servicios e infraestructuras, de cultura e identidad, de comunicación, de sinergias y complementariedades en las políticas de empleo en unas sociedades globalizadas, o al menos en Europa, 'continentalizadas'. Duro ¿No? Es como si nos recordaran que nuestros 'compas' franceses, alemanes, holandeses, ingleses ya están en la universidad y nosotros aún repitiendo el COU, el Preu o lo que corresponda al plan educativo de esta legislatura. Segundo de Bachiller me soplan. Pues sí. Conurbaciones de ciudades que se articulan, coordinan, apoyan. Ni las infraestructuras viarias: autovías, ferrocarril, ni las instancias políticas -alcaldes, presidentes de diputaciones, Junta- ni las económicas -cámaras de comercio e industria, sindicatos- se dan en Castilla y León por enterados. Pero eso es otra 'guerra', la mía tiene más que ver con la cultura y a eso voy, a poner un ejemplo positivo de lo que se puede hacer con una idea de este tipo entre dos ciudades y sus correspondientes áreas de influencia. Un dato previo: salimos a la calle en Valladolid y vemos los carteles de las fiestas, los conciertos pop, los toros que tendrán lugar en Palencia... En esta ciudad veremos en unos días los de Valladolid. Jamás un cartel de actividad cultural de Valladolid en Palencia y viceversa. ¿A qué juegan los responsables políticos y técnicos de la cultura en estas dos ciudades que distan apenas cuarenta kilómetros por autovía? Media hora de tren actualmente, quince minutos dentro de no mucho tiempo. Ahí va el ejemplo: Mannheim-Karlsruhe: capitales culturales de Baden-Wutenberg. Ambas con campus universitario propio, más industrial la primera, más orientada a los servicios la segunda. Con un total de población entre las dos algo menor que Valladolid y su área metropolitana y Palencia y su área de influencia. A veinte minutos por tren de alta velocidad y algo más de media hora por autovías. Han encontrado la forma de complementarse: Karlsruhe orientada a las actividades museísticas (arte clásico y contemporáneo) artes visuales y digitales (ZKM) música contemporánea, industrias de desarrollo de productos digitales. Mannheim orientada a las actividades escénicas (Teatro Nacional -regional- ópera, ópera joven) y facultades industriales. Todo con el consenso de los responsables de las dos ciudades, del Gobierno regional -länder- de las respectivas universidades, con el patrocinio de las industrias de la zona. El Rhin las une, y las une también la cultura y la comunicación. Colaboran, se coordinan, no duplican innecesariamente las grandes inversiones en infraestructuras culturales.
Y es que, señores políticos, los fondos europeos se han acabado, empiezan a preguntarnos la lección y vamos muy retrasados. Nos hemos dormido en los laureles de ser Objetivo 1, de ser receptores de fondos. Algo habrá que hacer más que proclamar que «el tamaño regional es un criterio para recibir fondos». ¿Por qué no empezamos por la cultura y ponemos la zanahoria de la inversión cultural a quien se coordine con otras localidades? Hay, incluso, algunas cosas avanzadas en transportes, infraestructuras viarias, educación, caja de ahorros pero no rematamos. Los ciudadanos demandan una cierta audacia en estos temas, sin aventuras, pero con apuestas y asumiendo riesgos. Si seguimos haciendo lo mismo veremos pasar muchos trenes sin subirnos a ninguno. Al tiempo.
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