Miguel Ríos repasa su biografía

Sobre el escenario, un cartel de una carretera con desvío a Palencia y siete conos. Se encienden las luces y aparece Miguel Ríos, que saltó al escenario con una cazadora gris plateada y el cuello hacia arriba. El rockero no se hizo esperar, y eso lo agradecieron las miles de personas que abarrotaron anoche las Huertas del Obispo para ver por última vez sobre un escenario palentino a uno de los pioneros del rock español, en lo que ha sido la actuación estrella de las fiestas de San Antolín. El mítico rockero abandonará los escenarios en Granada en el 2011, pero antes pasó por Palencia.

'Memorias de la carretera' es el título de su última gira y la canción con la que el granadino abrió un espectacular concierto. No hacía falta que animara a los miles de asistentes. Ya desde la primera canción, el público se entregó por completo a una de las figuras de la música española.

Miguel Ríos no paraba quieto ni un solo segundo sobre el escenario. El concierto iba en ascenso, sobre todo cuando dio la bienvenida a su público al grito de «buenas noches, bienvenidos». Comienza el delirio. 'Bienvenidos' sueña en las Huertas del Obispo. Pero, tras el mítico tema, coreado por todos, tanto niños como mayores, Miguel Ríos se dirigió a los palentinos con un afectuoso saludo: «¿Qué tal lo lleváis?». El público asintió un bien a gritos. Y fue cuando el rockero granadino expresó sus intenciones. «He venido a cantar para que lo paséis bien. No tenemos otra obligación que daros el gusto, pero eso sí, dentro de un orden». Miguel Ríos incidió en que era un concierto para que todo el mundo lo disfrutara. «Aquí hay mucha gente que paga impuestos, y vosotros los pagáis. Por eso es para vosotros», agregó.

Y como es una gira de despedida, no faltaron canciones como 'Raquel es un burdel', 'A pleno pulmón' o 'El himno a la alegría', la canción que lo catapultó a la fama. La voz rockera de casi cincuenta años de vida profesional se despidió anoche de Palencia.