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Claustro del convento de Santa Catalina / RAMON GÓMEZ
CASTILLA Y LEÓN

Las monjas del convento de Santa Catalina, obligadas a trasladarse

Las humedades y las termitas fuerzan a las quince religiosas a mudarse al Monasterio del Corpus Christi

SONIA QUINTANA

Miércoles, 22 de julio 2009, 03:19

El tañido de la campana que avisa a la subpriora de que su visita le espera ya en el refectorio convive durante unos instantes con la melodía de un móvil que suena al ritmo de la canción religiosa 'Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor'. El silencio que convive con las 15 monjas de clausura que aún residen entre los muros del convento dominicano de Santa Catalina de Siena, en el número 6 de la calle Santo Domingo de Guzmán de Valladolid, es estos días menos sigilo con una mudanza a la vuelta de la esquina. Las humedades y las termitas en las celdas y las salas de trabajo del convento obligan a estas religiosas a mudarse al Monasterio del Corpus Christi, también de madres dominicas, en Prado de la Magdalena. «Es un traslado temporal», insiste sor Milagros, subpriora del convento vallisoletano.

El Cristo de Juan de Juni

Antiguos baúles de madera con las pertenencias de la comunidad se apilan en los pasillos del claustro interior junto a muchos de los cuadros ya embalados, a la espera de que llegue el camión de la mudanza. «Es inmediato», señala sor Milagros; pero la prudencia le impide dar una fecha. No se van solas. El Cristo crucificado que Juan de Juni esculpió para este monasterio (una de sus hijas había profesado en Santa Catalina) también abandonará próximamente la capilla, aunque no acompañará a las religiosas. ¿Su destino? Una de las capillas de uno de los templos más representativos de la ciudad: la iglesia conventual de San Pablo, también de la orden de los dominicos, quienes aseguran que aunque «todavía estamos concretando los lugares, lo que sí que tenemos claro es que será alguna capilla de culto», explica uno de los religiosos. Junto al Crucificado de Juan Juni se 'mudarán' también un yacente del taller de Gregorio Fernández y varios lienzos del pintor Diego Valentín Díaz, máximo exponente de la escuela vallisoletana del siglo XVII. Los dominicos de San Pablo barajan también realizar una exposición con las obras de arte de Santa Catalina, muchas de ellas pertenecientes a la clausura, como una copia de la Sábana Santa.

Adiós a la repostería

Declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento desde 1979, este recinto religioso ha tenido una vida ininterrumpida de más de 500 años. Fundado en 1488 por María Manrique, viuda de Manuel Benavides, conserva en su archivo la bula fundacional, otorgada por el Papa Inocencio VIII, autorizando a doña Elvira Benavides (hija de María Manrique) a ser la priora vitalicia del convento. Hasta hace un año la elaboración de dulces constituía el principal sustento de la comunidad pero las obras «de emergencia» que a finales del año pasado tuvieron que realizarse en las cubiertas de la iglesia de la sacristía, la escalera y la zona del obrador, debido a las lluvias, obligaron a las dominicas a cerrar el horno. Ahora ayudarán en su labor a las religiosas del Corpus Christi, que se dedican a la confección para una firma corsetera.

«El traslado es temporal», remarcan, aunque no hay fecha de vuelta para su repostería, su 'otra' obra de arte.

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